El Mago del balón se sienta en el banquillo
Una lesión obligó a Pablo Pérez a colgar las botas hace un año y el próximo curso será el entrenador del Serelles FS
La vida deportiva de Pablo Pérez ha dado un vuelco importante en el último año y medio. Se las prometía felices tras una primera campaña en la Segunda B del fútbol sala español con el Ye Faky. Sin embargo, aquel dolor que solucionaba con una “crema mágica” empezó a darle demasiados problemas, hasta el punto de que le molestaba incluso para conciliar el sueño.
Fue entonces cuando un especialista le dio el peor diagnóstico posible: su displasia de cadera estaba en una fase tan avanzada que era preciso pasar por el quirófano, ya casi sin cartílago, con lo que ello significaba no ya para seguir practicando deporte, sino para gestos tan cotidianos como caminar o poder dormir sin dolor. Fue así como de la noche a la mañana tuvo que tomar la dura decisión de colgar las botas en su plenitud deportiva y ponerse en manos de un especialista, que lo operó a finales del pasado año, iniciando así un proceso de recuperación que le llevó a estar cuatro meses de baja y en los que su mejor aliado fueron unas muletas para poderse levantar de la cama. Todo sin haber cumplido la treintena, con apenas 29 años y muchos sueños deportivos por cumplir.
Se apagaba así la magia de un jugador diferencial, de alguien que en cada partido dejaba su sello particular en una finta, en un regate o en un gol. En sus días de inspiración era un verdadero dolor de muelas para el zaguero de turno. Su hábitat natural estaba siendo la Tercera División del fútbol sala español, pero demostró que podía jugar sin problemas en Segunda B y muchos le veían haciendo diabluras incluso en una categoría superior.
Pero lo suyo no ha sido un adiós, sino un hasta pronto, puesto que en el momento que ha recuperado la normalidad en su vida cotidiana, Pablo Pérez ha decidido volver, no para pisar una pista de juego, sino para transmitir sus diez años de experiencia en la categoría de bronce del fútbol sala estatal.
Su club de toda la vida, en el que debutó con 18 años, el Serelles FS, le abrió las puertas de par en par, primero para formar parte de su directiva y ya en el pasado curso, para hacerse cargo del filial, que ante sí tenía un reto mayúsculo, tras estrenarse en la categoría Preferente, el escalón por detrás de la Tercera División, después de que su club aceptara la propuesta de la Federación de cubrir una vacante en la categoría, puesto que el Serelles B venía jugando en Primera Regional.
Su estreno en un banquillo no pudo ser más acertado. Logró el objetivo de la permanencia con un séptimo puesto, cuando en algún momento del curso llegó a soñar con acabar en puestos de privilegio, tras situarse segundo de la tabla. Su mayor orgullo en una plantilla con jugadores todos de nuestra ciudad fue ver que tres jugadores debutaron en el primer equipo. Ese buen feeling que le acompañó durante todo el pasado curso, ha llevado ahora a Pablo Pérez a aceptar la propuesta de ocupar la vacante dejada por Diego Arques, uno de los grandes entrenadores de la categoría, que ha preferido quedarse en Alicante, cerca de casa.
Debutar en el banquillo del Serelles FS de Tercera División son palabras mayores para quien hasta no hace mucho lucía el dorsal 10 de esa camiseta. Es consciente que lo va a tener más complicado que cualquier otro entrenador, puesto que no solo va a tener que ponerse serio delante de su hermano Nando, también de otros dos pesos pesados de esa plantilla, como son Dako e Iván Verdú, que además son dos de sus mejores amigos.
“Lo he hablado con ellos y no habrá problema”, confiesa Pablo Pérez, cuya primera decisión fue repescar a Iván Verdú, que deja el Ye Faky y volverá a vestirse de celeste. Será una de las novedades de una plantilla a la que también se incorporan Alejandro Puig (Contestano) y el portero Rafa y el cierre Andrés, ambos procedentes del Castalla FS. De momento, la ficha de Mauro Verdú, máximo goleador del equipo el pasado curso, se quedará sin cubrir, ya que por razones personales no podrá iniciar el nuevo ejercicio.
“El objetivo –explica Pablo Pérez al hablar de la próxima temporada– será la permanencia. No va ser fácil, habrá mucho nivel porque ha bajado el Elda, estarán dos equipos de Elche y ha subido el Hondón. Nuestra fuerza debe estar en el bloque. Hay calidad y muy buen grupo. Son bastantes años jugando juntos”.
Sabedor de lo que se mueve en la categoría, es consciente que competir contra verdaderos trasatlánticos económicos resulta complicado. “En nuestro club nadie cobra. No pasa igual en equipos como el Horadada donde se llegan a pagar hasta 600 euros, en Novelda cobran 300 y hay quien paga 100 o 200 euros. Ante estos clubes es difícil competir, quiero ser realista”, apunta Pablo Pérez, quien habla del balón, ese elemento del juego que tantas alegrías le ha dado como jugador, como uno de sus referentes a la hora de plasmar sus ideas como técnico. “Creo que hay equipo para tener el balón. Como entrenador todavía estoy por definir. Llevo poco tiempo. He tenido la suerte de poder estar al lado de técnicos con la experiencia de Pina y Diego Arques, de los que he aprendido bastante en poco tiempo. Para mí es un reto esta nueva etapa. No sé lo que me deparará. Cuando me lo propusieron, dije que sí enseguida. El tiempo lo dirá”, admite.
La pretemporada comenzará el 21 de agosto. Esa semana, el 26, el Serelles FS tiene ya su primer amistoso en Busot y el 3 de septiembre en Mutxamel, ambos equipos de Preferente. Después el 6 en casa ante el Moixent y dos días más tarde en Mislata, los dos de Tercera.