El juicio de Jack Thompson
Luces apagadas, empieza el juicio. A la izquierda la abogada Amie Anders, a la derecha el fiscal Ross y, entre ellos, el juez Walker. La defensora de un crimen, el trabajador de las órdenes de la justicia de la sociedad y la mirada imparcial decidirán el final del caso 01203. Jack Thompson es acusado de asesinar a su hija. Más de 100 personas son testigos de la amarga espera en el corredor de la muerte.
Una oscura celda aísla al preso del mundo exterior y es ajeno a las interacciones que se producen dentro de su propio proceso judicial. Al mismo tiempo esa fina capa que le aísla le sirve de soporte para proyectar sus recuerdos y miedos frente a su futuro incierto en manos de la justicia. Juan Carlos Tárraga, escenógrafo y artífice del decorado, crea una celda no solo física si no también conceptual. Una capa translúcida que no deja ver al preso ni ser visto por la sociedad.
Manipulación, medios de comunicación, justicia… La compañía Cía Identitas hace reflexionar ante el constante bombardeo de noticias que aparecen en televisión sobre crímenes e injusticias y las decisiones que se toman.
Andrea Tárraga añade: “Queríamos hacer una obra que “doliese” para que el público se pudiera ir con un trocito de reflexión de la justicia en el ser humano.” Al final, no todo es lo que parece y no siempre la justicia es justa.
Foto: Una escena de la obra representada en el Centre Cultural. Cynthia Manchón