El gobierno volatinero
Desde los albores de la legislatura, el gobierno empezó a caminar y voltear sobre un alambre. Al principio fueron acrobacias sin ningún tipo de peligro y realizadas desde concejalías prescindibles. Aun así, para garantizar la seguridad colocaron una red de protección contra las caídas. Con el paso del tiempo, al ver que no se caían, llamaron a más integrantes del gobierno e intensificaron la dificultad de las acrobacias. Cada pirueta y voltereta realizada sin perder el equilibrio los llevó a realizar la siguiente con un nivel superior de riesgo.
Todo ello, otorgó tal confianza que tomaron la decisión de retirar la red. Y así, surgieron diferentes números acrobáticos: presupuestos participativos como mera campaña de marketing, carriles bici sin sentido, convertir zonas verdes naturales en artificiales (quizás el busto de Emilio Sala no fue robado, sino que decidió marcharse para no convertirse en una artificialidad más), hasta alcanzar el gran número anunciado con redoble de tambor incluido: “La peatonalización del centro”. Para llevar a cabo la actuación realizaron obras en una plaza y calles del centro histórico.
Llegados a este punto el gobierno municipal se sentía ineluctable al no contar con una oposición a la altura de tan descabelladas trepas. La aversión de la oposición a voltear y andar sobre un alambre condujo a ésta a lanzar una piedra desde abajo, por las obras realizadas para el gran número, con tal acierto que han desequilibrado al gobierno. Las personas dedicadas al equilibrismo saben que un mínimo error puede llevarte a la red. Tal vez, el error del gobierno municipal ha sido subestimar a la oposición y ello puede hacerles caer sin tiempo para poner la red.
En el centro tendrían que llevarse a cabo obras de rehabilitación y adecuación de viviendas y calles y no acondicionamientos para funciones de circo. Los derrumbes y desprendimientos continúan produciéndose en ese Centro Histórico declarado Bien de Interés Cultural que cada borrasca que nos visita se lleva un trozo de su historia. Mientras tanto, en el consistorio siguen con su copia y pega de otros municipios por no saber qué necesita la ciudad y creando utopías con sus delirios de grandeza. Aunque, siempre, podrán parafrasear a Felipe II diciendo eso de: “No se puede luchar contra los elementos”.
No. El centro no entrará en parálisis por tanta exigencia. Lo hará por hacer caso omiso a las señales que anuncian que el corazón de la ciudad se encuentra al borde del infarto. Una parálisis cardíaca alimentada desde hace años por cada gobierno residente en el ayuntamiento y que el actual terminará colapsando con su dieta rica en grasas saturadas.