El despertar del león dormido
Le ha costado demostrar que era una de las puntas del iceberg del ambicioso proyecto que emprendió el verano pasado el CF Campus Ciudad de Alcoy. Sin embargo, cuando ha llegado la hora de la verdad y había que tirar del carro, no ha decepcionado y su estrella ha aflorado con todo su esplendor, anotando tres de los cinco goles –con doblete incluido en el partido decisivo– que han llevado a los rojinegros a consumar el ascenso a Primera Regional y cumplir con el objetivo que se marcó cuando el club echó a andar a principio de esta temporada.
Su irrupción en el partido más importante del año ha sido como el despertar del león dormido, la reafirmación de un delantero con unas cualidades enormes que hace tiempo que dejó de creer y explotar sus límites. El Diego Vicedo actual poco tiene que ver con aquel canterano del Alcoyano que con 19 años debutó de la mano de David Porras, nada menos que en Segunda División y en Riazor frente al Deportivo, en partido de Copa del Rey.
Después vino el cese de quien fue su mentor, la historia posterior es bien conocida con aquella vuelta a Segunda B el año después de subir tras más de cuatro décadas sin pisar la categoría de plata del fútbol español y como las desgracias no vinieron solas para aquel prometedor 9, las lesiones cortaron de raíz su progresión, primero una operación de menisco, luego una apendicitis y más tarde una lesión de espalda que aún hoy le golpea cuando menos lo espera.
PASÓ POR TERCERA DIVISIÓN
Diego Vicedo pasó por el purgatorio de las cesiones, se marchó al Muro en Tercera de la mano de Pepe Aroca donde no acabó de cuajar, decidió tomarse un año sabático para centrarse en sus estudios y las dos últimas temporadas jugó en el Contestano en Preferente antes de fichar el verano pasado por el CFC Ciudad de Alcoy y reencontrarse con muchos de los compañeros con los que creció en la cantera blanquiazul.
“El objetivo era subir sí o sí, no haber ascendido hubiera sido un fracaso enorme”, comienza hablando Diego Vicedo, de 26 años, quien reconoce que la derrota contra el At. Muro que le costó dejar escapar el título y el ascenso directo vino hasta bien para que el equipo sacara el orgullo y su mejor versión: “Ese día salimos relajados pensando que con el empate nos bastaba, pero después del mazazo que supuso quedarnos con la miel en los labios, hablamos en el vestuarios y supimos reaccionar. Aunque no fue fácil, llegamos a estar perdiendo 3-1 en San Vicente y pensamos que nos iban a caer uno o dos más, pero de repente empezó a caer la de Dios, una tormenta increíble, nosotros supimos reaccionar y cambiar el chip y si llega a durar unos minutos más el partido, ganamos seguro”.
La vuelta se venció 2-0 al Jove Español B con doblete tras el descanso de Diego Vicedo, que sacó a relucir todo el repertorio que este año había demostrado en cuentagotas: “Este ascenso es de todo el equipo, no solo mío. El vestuario ha estado de 10 toda la temporada. Posiblemente hicimos nuestro partido más serio del año. Ha sido una liga extraña, con dos equipos retirados antes de que empezara la competición, luego había un mes que jugabas solo una vez, contra equipos como Olímpic B o Esides hacíamos un partidazo y después lo pasábamos muy mal contra los rivales más flojos. Éramos el equipo a batir, todos nos decían que teníamos un equipazo y esa presión nos ha terminado pasando factura. Se ha visto que con el nombre no se ganan puntos”.
EXHIBICIÓN EN EL ÚLTIMO PARTIDO
Viendo su exhibición del sábado, muchos se preguntan que hace un talento así por los campos de Regional, que como mínimo debería estar jugando en Tercera División: “Me sentí muy cómodo, quizás porque he llegado a este final de temporada en mi mejor momento, porque al principio me costó entrar. No es algo que me preocupe ahora, en su momento me hizo mucho daño, era un chaval con ganas de hacer algo en el mundo del fútbol. Sin embargo, me desengañé, llegué a tomarme un año sabático y pensar en dejarlo. Quizás habré tenido algo de culpa, pero la realidad es que no tuve ni la continuidad ni esa pizca de suerte que se necesita en un momento dado. Después de debutar en el Alcoyano, llegó el cese de David Porras que era quien había apostado por mí, luego vinieron las lesiones, después en Tercera tuve altibajos. Con un entrenador que hubiera confiado en mí, igual ahora estaría en otro sitio viviendo del fútbol. También soy un jugador que necesito sentirme importante. Lo pienso y no me arrepiento de nada, he disfrutado mucho este año jugando con los amigos de toda la vida. Es un proyecto que tiene muy buena pinta y quiero ser parte de él. No sé lo que pasará el año que viene, seguramente se marcharán unos y vendrán otros, es la ley del fútbol, yo por mi parte quiero seguir”, concluye el goleador del equipo junto con Cristian Molina, que han finalizado la temporada con 16 goles.