El desenzarzador que lo desenzarze…

Tras el espectacular balance del pasado año, la muy cuidada pandemia, desbordada inflación, los camuflados discontinuos fijos, y el éxito de las leyes del sí es sí, las de supresión de los delitos de secesión y malversación, sin olvidar el pertinaz impulso de la ley del mínimo esfuerzo imperante en la educación (pasemos de curso, abajo la ortografía), pues así las cosas, el guaperas del lugar, con andares a lo John Wayne y más bótox que cualesquiera tertuliana tocante del miocardio, habiendo dormido plácidamente, como cumplidor de los pactos con sus atracadores, después del asalto al Constitucional, ha tenido a bien darnos lecciones de democracia “popular”, y aprovechar para comparar una concentración de separatistas –anhelantes de la república-, con la multitudinaria manifestación de españoles por España y la Constitución, siendo destacable de esta última que no se rompieron papeleras, ni tiraron contenedores, ni ensuciaron las calles, aunque, eso sí, se cantó el Himno Nacional.

Y mientras tanto, los prototipos del fabianismo, a la gallega, siguen y siguen con sus conciertos de violón.

¿Habrá buen desenzarzador?

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