El Covid, la libertad… y la vida
Seguimos con la dichosa pandemia, recuerdo que alguien dijo que deberíamos aprender a convivir con ella, y en eso estamos, no nos queda más remedio. Parece ser que sí, que los que ejecutaron la suelta del bichito se han ganado el sueldo a base de bien, pues continuamos con el problema a cuestas, pues hemos de fabricar millones y millones de dosis de las vacunas, con tremendos beneficios para quienes las fabrican. Nos hemos “ahorrado” en los países desarrollados millones y millones en pensiones… y la insuficiente respuesta (ya no pueden más) de la Sanidad Pública, junto con la fuerte ofensiva mediática, han dado alas a las pólizas de la sanidad privada. El negocio empieza a ser redondo, puede que de acuerdo con los objetivos deseados.
Esa es la opinión de quien suscribe, pero no quisiera que el preámbulo nos llevara a engaño, de ninguna manera, pues abomino del negacionismo, de la irresponsabilidad, y del nulo civismo de quienes lo abrazan.
He escuchado, y leído, opiniones de quienes se oponen a las vacunas anti Covid, incluso a los que han pasado de todo y se han mofado de las mascarillas. Opiniones tan versadas que provienen, incluso, de virólogos, profesores de Ética y Filosofía, antropólogos, periodistas, juristas…
Estimo que están en su derecho a ofrecer su opinión, aunque la mayoría de las veces se han arrogado la autoridad de poder criticarnos, insultarnos, y menospreciarnos a los que, de buena fe, y con la intención de ayudar a parar esta situación, hemos hecho nuestras las medidas que desde las autoridades sanitarias y gubernamentales, han ido en el sentido de luchar contra esta pandemia.
Imagino que no todas las medidas habrán sido acertadas del todo, es seguro que algunas cosas se hubieran podido hacer mejor, o con mayor presteza, pero soy de los que piensa que entre todos hemos logrado poder controlar este virus que nos atenaza.
No comparto las declaraciones de quienes confiesan ser “libres”, de quienes afirman que son “los dueños de su cuerpo”, y mucho menos, comparto la actitud de mucha gente que se ha pasado por el forro las mascarillas, el confinamiento, y ahora, la vacuna… Parece ser que ahora, con un tanto por ciento muy elevado de la población ya vacunada, la inmensa mayoría de los ingresados por COVID son personas no vacunadas.
Me pregunto sinceramente que es lo que puede llevar a estas personas que reman contra corriente a no llevar mascarilla (se lo pasan por el forro de sus bemoles), a no respetar las normativas, a no vacunarse (y eso que es gratis) poniendo en riesgo su salud y su vida, las de sus familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo…
¿Cuándo van a tomar conciencia de lo que pasa?, ¿cuándo van a empezar a comportarse como personas pertenecientes a una sociedad…? La mascarilla no es un artilugio doloroso, la vacuna no es dolorosa, y aparte de parecer conveniente, es gratis ¿A qué pues tanta estupidez?
Puedo afirmar, desde una terrible primera línea, que el Covid (que me llevó al hospital y a la UCI) mata, y no tenemos más que comprobar los datos que llevamos acumulados desde hace casi dos años. Cerca de 100.000 personas han fallecido en España por el dichoso virus.
Sí, llevo mascarilla desde el principio, sufrí el confinamiento como la inmensa mayoría, aplaudí desde el balcón a las personas de la Sanidad, y después de que me salvaran la vida con su profesionalidad y su esfuerzo, no solo les aplaudo, les profeso una gratitud eterna. He seguido las recomendaciones de las autoridades sanitarias, y como sigo vivo, siento una inmensa satisfacción por pensar que he obrado correctamente…
Realmente, y desde la sencillez, pienso si es más importante enarbolar una libertad engañosa (que no reclamamos para injusticias que se producen cotidianamente), o si es más importante poder tomar unas cervezas, o salir a bailar, o confesar una desconfianza respecto a lo que llevan las vacunas, cuando nunca nos hemos preocupado de saber que lleva el resto de medicamentos y vacunas, y que nos tomamos y ponemos como si nada, como algo normal.
Pienso que la sociedad española ha demostrado una madurez (en una gran mayoría) que ni yo mismo imaginaba, y más, teniendo que ir lidiando con una cantidad desmesurada de anormales que van por libre, con una peculiar justicia que no acaba de aclarar criterios en cuanto a esas susodichas libertades, y en especial, con un Parlamento de la nación empeñado –exclusivamente- en poner palos en las ruedas del carro del Gobierno, demostrando una indecente y criminal desidia hacia la ciudadanía, empeñados, como están, a la única e indeseable tarea de recuperar el poder…
Ese poder que están convencidos que les pertenece, ese poder que les otorga el privilegio de tener las manos libres cerca de la caja de todos los españoles (con otras palabras, jueces dixit).
Nada de lo que está pasando es agradable, nada de ello es justo para los españoles y españolas, ni para los autónomos, ni para las empresas más débiles. Ha sido extenuante e inmerecido para el castigado tejido sanitario. Nada de lo que está pasando es agradable para nadie, socialmente hablando, y parece ser que el único modo de ir controlando ese maldito bicho que no nos abandona, es vacunarse.
Por lo que a un servidor respecta, estoy convencido de que la única manera de contener la situación es la vacuna, es la responsabilidad, el civismo, y el compromiso. Pienso que solo de esa manera lograremos impedir, o minimizar al máximo, los objetivos de esos que señalamos al principio. Crear y lanzar el virus nos ha jodido en gran manera, entorpezcamos su acción con todos los medios a nuestro alcance. Servirles de ayuda para conseguir sus objetivos, es lo peor que puede pasarnos como sociedad. Estoy seguro de que ponernos a luchar contra ellos y su pandemia, es lo mejor que podemos hacer para conseguir nuestro bienestar, y su fracaso.
Mis sinceras disculpas si estas palabras han ofendido a alguien, en cualquier caso, me reafirmo en ellas, pues están escritas desde el mayor de los respetos, y la mayor de las esperanzas