“El Ayuntamiento debe quitarse la careta y ser más proactivo con el Alcoyano”

Rafa Carbonell: entrenador, profesor y expolítico

“El Ayuntamiento debe quitarse la careta y ser más proactivo con el Alcoyano”
Rafa Carbonell, dirigiendo un partido esta temporada.

A Rafa Carbonell es difícil encasillar por la multitud de facetas que atesora. En el mundo del deporte ha sido desde árbitro hasta concejal, ha realizado informes del equipo rival del Alcoyano, fue coordinador de la Escuela, actualmente es el entrenador del Cadete A, la joya de la corona de la base de la Fundación, y ejerce de comentarista y analiza los partidos del Alcoyano en Radio Alcoy. Pero tuvo otro pasado, nunca mejor dicho, como político, facilitando con los votos que consiguió como cabeza de lista del Bloc-Compromís en las municipales de 2011 el aterrizaje de Toni Francés a la alcaldía, etapa en la que alcanzó la vicealcaldía. También lideró esta coalición a nivel autonómico y fue asesor del Conseller de Economía en la Generalitat. En definitiva, un multiusos apasionado de la enseñanza, su gran vocación, que desarrolla como profesor de valenciano en La Salle

– ¿Lo que pocos saben es que comenzaste muy joven a entrenar, con apenas 22 años ya estabas en un banquillo, de eso ya hace 29 años?

– Soy de Salesianos, pero donde me siento por primera vez en un banquillo fue en Paúlas, llevando un equipo de fútbol sala, creo recordar en 1996. A raíz de aquella experiencia, dos años después me saco el carnet de entrenador y se podría decir que fue en 2000 cuando empiezo de una manera más seria a entrenar, en el Juvenil A del Alcoyano con Juli y Jorge Molina en la plantilla. Curiosamente aquella temporada no llego a terminarla, ya que el entonces presidente, José Luis Laporta, me cesa por unas declaraciones que hago en Ciudad quejándome porque trabajábamos en la indigencia. Entrenábamos en el aparcamiento de Tribuna o en las pistas de fútbol sala del instituto Pare Vitoria. Solo pisábamos el Collao para jugar los partidos. Al menos aquella queja sirvió para que las condiciones del equipo mejoraran y fue mi consuelo.

– ¿Lejos de cortarte las alas, aquello fue un punto y seguido, puesto que en la temporada 2001/02 confían en ti para coger el Cadete A?

– Terminamos campeones y jugamos la fase de ascenso a Liga Autonómica, pero nos toca L’Alcúdia, por entonces en pleno apogeo por ser el club organizador del COTIF y sí o sí debía ascender.

– ¿Pero querías más, no te conformabas con entrenar y sumas las facetas de ojeador y comentarista radiofónico?

– En la temporada del ascenso de Tercera a Segunda B, con Pepe Aroca en el banquillo, paso a formar parte de su cuerpo técnico y empiezo a hacer informes del equipo rival. Incluso llego a viajar a Granollers, porque era uno de los rivales que nos podía tocar, pero finalmente nos enfrentamos al Mar Menor. Es cuando Pedro Seserino me llama para hablar del rival del Alcoyano en su programa de Ser Deportivos, llegándose a crear los viernes una sección semanal.

– Sin embargo, aquella primera etapa en el Alcoyano terminó en 2007. ¿Qué pasó?

– Estando Javi Gandía de presidente, empiezan a producirse ciertas presiones desde la directiva por unos problemas con algún padre. Aquella autonomía de los años anteriores, termina por perderse y tres o cuatro entrenadores de la Escuela, tuvimos que marcharnos. Mi decisión es seguir entrenando y me voy a Ontinyent, donde estoy dos temporadas. Aquella etapa coincide con mi llegada al Ayuntamiento. Fueron un par de años tremendamente intensos, puesto que llego a compaginar el fútbol con ser profesor y mi entrada al Ayuntamiento.

– ¿Tu auge político te lleva a tomar la decisión de apartarte de los banquillos y poner un paréntesis en tu vida laboral como profesor de La Salle, pidiendo una excedencia?

– Mi llegada al Ayuntamiento fue como concejal en la oposición en un Ayuntamiento gobernado por el PP. Soy nombrado cabeza de lista del Bloc-Compromís para las elecciones de 2011 y en aquellas municipales conseguimos cinco concejales. Una subida en votos que fue la clave para el cambio de gobierno y la llegada de Toni Francés a la alcaldía. Formo parte de aquel gobierno como vicealcalde, pero en 2015 Rafa Climent es nombrado Conseller de Economía y me voy con él a Valencia como jefe de su gabinete, cargo en el que estoy dos años, hasta que en 2017, después de seis años con una excedencia, decido regresar a mi puesto de trabajo.

– Terminas así, sin más, dando un portazo a la política y a tu propio partido, del que dejas de ser militante. ¿Sin embargo, no pasa igual con el fútbol y decides volver a los banquillos?

– Ese primer año me lo tomo con calma y me dedico a entrenar a un equipo de la base del cole. Es a la temporada siguiente, cuando me llaman Josele González y Julián Lerma para que vuelva a la Fundación. Era 2018, han pasado siete años desde que dejé la Escuela y hasta hoy, donde sigo disfratando de algo que me apasiona. Posiblemente seré el entrenador de la base del Alcoyano con más partidos dirigidos.

– ¿No has sentido en algún momento la necesidad de dejar la base y dar el salto al fútbol amateur o incluso probar en categorías nacionales?

– No ha sido nunca mi ambición, siempre me ha atraido más el fútbol formativo, el enseñar más que estar pendiente de ese día a día en el que solo importa ganar y volver a ganar. Nunca me ha seducido esa parte del fútbol. En todo caso, integrando un cuerpo técnico como analista. Esa faceta analítica sí que me gusta, la élite en cambio nunca ha sido mi vocación. Soy un entrenador al que le gusta hablar mucho con el jugador y conectar con la persona. Considero que los equipos son un reflejo de cómo entrenan. Me gustan los equipos intensos, bien trabajados y que se note la mano del entrenador. No me importa consensuar con el jugador determinadas decisiones y que tenga su propio protagonismo. Entre los entrenadores que para mí han sido una referencia, me quedo con Luis Aragonés, porque una cosa que no se enseña en el curso de entrenador es saber interpretar los partidos. Eso solo lo tienen los sabios, los que tienen el fútbol muy dentro. Al final el fútbol se aprende mirando mucho fútbol, no apuntándote a cursos o charlas. Me considero un autodidacta porque entonces no había ni una mínima parte de los recursos que tienen las nuevas generaciones. Ahora no hace falta ni ir a ver los partidos porque hay programas que te detallan todo. No me considero con ello de la vieja guardia, pero quizás sí me siento un puente entre la vieja escuela y el fútbol moderno.

– Ser entrenador de la base es una doble responsabilidad, por una parte formar y por la otra tener la visión de elegir bien.

– Afortunadamente en la base en la que me ha tocado trabajar, la prioridad no son los resultados, todo lo contrario que sucede en un equipo de élite, donde ahí tienes menos miedo a equivocarte porque tienes que elegir y está la exigencia de conseguir resultados inmediatos. En el Alcoyano se trabaja más con el jugador, ello te obliga a sacar rendimiento con lo que tienes. Son edades muy sensibles y complicadas, pero en las condiciones en las que podemos trabajar aquí, se ha sacado un enorme rendimiento.

– ¿Tampoco históricamente se ha confiado desde arriba en un proyecto de cantera?

– He conocido a unos cuantos presidentes del Alcoyano y para algunos la Escuela era un beneficio, para otros una carga y para muchos la aceptaban porque estaba ahí y tocaba, pero no recuerdo a ninguno que apostara seriamente por una estructura de cantera y es una de las razones por las que no vemos a jugadores de casa en la primera plantilla. No es fácil para un jugador formado en la cantera del Alcoyano llegar al primer equipo. Ahora el club tiene a su Juvenil A en Preferente, que nunca en la vida puede ser el trampolín para poder jugar en Primera Federación.

– Seguimos en el asunto Alcoyano. ¿Mucho se ha especulado en los últimos meses sobre su futuro y la vinculación que pueda acabar teniendo con la ciudad?

– El Alcoyano que todos tenemos en la cabeza, todavía es del siglo pasado y si como se pretende es estar en una cierta élite, necesita comenzar a gestionarse como un club del siglo XXI. Existe mucho romanticismo alrededor, de hablar de cuándo yo era joven, pero con esa mentalidad no pasará de ser una entidad del siglo XX. Un club moderno se gestiona con recursos, instalaciones, inversión en la base, márketing, ingresos y su masa social no puede ser como la que hay ahora. Por desgracia si seguimos así, con esta manera de actuar, el Alcoyano tiene fecha de caducidad. El romanticismo está muy bien, tiene una cosa positiva, que sitúa al Alcoyano como un club diferente. Cuando hace unos meses hubo una manifestación, se demostró que la gente del mundo del fútbol empatizó con lo que allí se estaba defendiendo, pero el club necesita empezar a ser gestionado como una entidad del siglo XXI.

– ¿Hablas de un modelo diferente al actual?

– Este modelo no es viable. No quiero con ello criticar la gestión actual, porque gracias al actual propietario el Alcoyano sigue vivo y se le debe agradecer que no haya dejado caer al club. También la Fundación se está gestionando sin demasiados recursos y tampoco es una crítica a sus responsables. No se puede hacer más con lo que hay, pero todos deberíamos reflexionar y pensar que este modelo no es el mejor ejemplo de cómo se tiene que gestionar un club moderno. Igual suena muy duro, pero es necesario que se implique el Ayuntamiento, la ciudadanía y en definitiva, toda la ciudad. O todos creen en ello o más vale la pena que se diga que Alcoy no quiere que su club de fútbol juegue en cierta élite. No pasará nada, habrá que mirar otros modelos de clubes como el Ontinyent, que han tenido que empezar de cero y con gente de la casa, con la particularidad de que si hay una buena hornada estarás arriba con el peligro que esos mismos futbolistas que has formado, acaban marchándose a clubes con modelos de gestión del siglo XXI. Ese sentimiento de pertenencia actual no nos da para gestionar un club moderno. Una entidad del siglo XXI necesita algo más que un propietario que pague las deudas.

– ¿Qué papel debe tener el Ayuntamiento en el futuro del Alcoyano?

– Debe mostrarse mucho más activo de lo que ha demostrado hasta ahora. A mi no me vale que se diga que el Alcoyano es una entidad privada. Pienso que para Alcoy es mucho más. La prueba estuvo en la eliminatora de Copa frente al Real Madrid. Todos nos sentimos orgullosos, gustara o no el fútbol, de eliminar a todo un Real Madrid. He sido concejal de deportes y apostar por el Alcoyano no va en detrimento del resto de entidades deportivas de la ciudad. No quiere decir que ello suponga quitarle dinero al resto de clubes. Entiendo que lo puedan pensar, pero recuerdo que una de las primeras decisiones que tomamos como gobierno fue pedir a la Cámara de Comercio en el verano de 2011 que hiciera un estudio y la conclusión fue que el impacto económico del Alcoyano en la ciudad era de 3 millones de euros en Segunda División. El Alcoyano es una seña de identidad de la ciudad y el Ayuntamiento, como máximo referente institucional, debería ponerse al frente de esta reflexión, no solo cuando las cosas se ponen mal como sucedió el pasado verano, y ser más proactivo a la hora de definir unas líneas de trabajo. Si verdaderamente queremos un Alcoyano del siglo XXI, todos tenemos que hacer muchas más cosas, empezando por el Ayuntamiento, que tiene que quitarse la careta. Si realmente la ciudad quiere otra apuesta, pues el club debe ser quien tiene que replantearse el futuro y crear un proyecto acorde con sus posibilidades económicas. Por desgracia esta reflexión solo es válida para el Alcoyano, puesto que tenemos al Patín Alcodiam que está haciendo unos temporadones increíbles, clasificándose para Europa, pero no tiene ese mismo impacto, ni el tirón que pueda conseguir el fútbol, que queramos o no, alcanza una dimensión que marca colectividad e identidad. Como estamos, todos vemos que más pronto que tarde, el actual proyecto tiene fecha de caducidad.

– Con perspectiva, ¿cómo ve el deporte alcoyano alguien que estuvo al frente de este colectivo local?

– No es por falsa modestia, pero creo que en aquella etapa se sentaron unas bases que han perdurado con el paso del tiempo. Me empeñé mucho que estuvieran a mi lado Miguel Juan Reig (PSOE) y Cristian Santiago (EU) y que diferentes trabajarán conjuntamente. Conseguimos que en el deporte no hubieran los problemas de convivenca que sí existían en otros ámbitos de la política local. Así logramos que muchas cosas de las que se están organizando actualmente en la concejalía de deportes nacieran en aquella época. Están las EPI (Escola Poliesportiva d’Iniciació), el cambio de las 24 Horas al 3D, se empezó a salir a la calle y así comenzaron a organizarse muchas carreras populares. El Trail Solidari empieza en esos años. Hay muchas cosas que se han mejorado en estos 14 años, pero la filosofía que se comenzó a generar en esa etapa sigue muy viva en la actualidad y ahora tocaría dar otro impulso diferente e iniciar otro ciclo. Creo que esa etapa que se inició con nosotros está llegando a su final y los próximos dirigentes deportivos de la ciudad están obligados a reinventarse.

– ¿Volverás a la política como sí hiciste en el fútbol?

– No creo. A mí lo que no me gusta de la política es la lucha de poder, pero sin lucha de poder no hay política.

– ¿Quizás ese ego personal quedó saciado con esos años en primera línea de fuego?

– Si mi ego hubiera sido más importante que otras cosas, yo hubiera sido alcalde de Alcoy, porque Toni Francés alcanzó la alcaldía con los peores resultados de la historia del PSOE y yo hubiera podido haber dicho, si hay gobierno es gracias a mi subida de votos, cuando tu has obtenido los peores resultados. En ese caso, si hubiera primado mi ego, el cambio de gobierno habría sido conmigo como alcalde, al menos durante dos años, y no lo hice. Todo lo que implique lucha de poder alrededor de mi vida, es algo que no me interesa.

– ¿Tiene Rafa Carbonell fecha de caducidad como entrenador?

– Mi aspiración como entrenador la estoy cumpliendo este año porque no hay más orgullo personal que entrenar a jugadores de la base que están en una máxima categoría de su edad. Más pagado que eso, no estaré. De cara a un futuro, no espero mejorar eso. Sí que aspiraría a una mejora en las condiciones de trabajo. En la Escuela, la única inversión es la que aportan los padres y con ello hacemos lo que podemos. Mi otra ambición, es seguir formando jugadores y personas, porque entiendo que el fútbol es el mejor camino para hacer personas. Me encantaría que eso se transformara en jugadores que llegan a la primera plantilla y pensar que el Alcoyano es mejor equipo gracias al trabajo que se realiza en la base, pero para llegar a ese punto necesitamos que haya una gestión del siglo XXI y a lo mejor eso no es posible si la ciudad de Alcoy piensa que no es factible. Pienso que es una cuestión colectiva, como una decisión de Estado, no de un propietario o de 1.500 socios.