De la pasión por el mar al diseño de yates

Andrés Tárraga ha resultado ganador a la Convocatoria Internacional de Navegación Sostenible 2023

De la pasión por el mar al diseño
El alcoyano Andrés Tárraga con el diseño VZ23 premiado la semana pasada en Venecia.

El alcoyano Andrés Tárraga asegura que más que pasión por el diseño, es “pasión por el mar”, aunque una cosa lo ha llevado a la otra. Motivado por las embarcaciones que había visto, e incluso había podido disfrutar, durante su infancia y juventud, estudió ingeniería mecánica en la Universitat Politècnica de València del campus de Alcoy. En el último curso del grado, Tárraga decidió orientar su formación a un campo más concreto con lo que en aquella época se conocía como la “mención”. “Una de las asignaturas que hice era de materiales compuestos que hoy en día es muy útil porque la mayoría de las embarcaciones están hechas con estos”, comenta.

Una vez finalizado el grado en Alcoy, se trasladó hasta Italia para continuar estudiando, en esta ocasión un máster en diseño de yates y ahí fue donde empezó su trayectoria profesional. “Entre todos los másteres que me interesaban, finalmente elegí el de diseño de yates por el tipo de formación que ofrecía y sobre todo por las prácticas”.

Así, este amor por el mar y por el diseño le ha llevado a trabajar sin descanso desde entonces y a establecer contactos no solo en el continente europeo sino también en América. “Yo empecé a trabajar en Italia a partir de las prácticas del máster, incluso fui tutor de máster en la escuela donde yo lo había hecho, ayudando con la formación de los estudiantes y la modelización 3D”. Sin embargo, el siguiente paso fue entrar a formar parte de un astillero especializado en la construcción de tenders, “embarcaciones auxiliares de mega yates”, en los Estados Unidos. “Se trataba también de una empresa italiana y ahí estuve hasta que llegó la pandemia y volví a España”.

Un periodo de tiempo que Tárraga aprovechó para diseñar posibles proyectos futuros. Tres años después, de nuevo en Italia y habiendo trabajado en otras empresas, la de catamaranes Sunreef entre ellas, la semana pasada resultó ganador en Venecia de un diseño de yate híbrido, “de 34 metros, con un estilo deportivo y ‘explorer’ y poniendo en práctica los conocimientos de motorización mecánica que tenía”. Así, lo que empezó durante la pandemia, ha visto finalmente la luz y de la mejor y reconocida manera posible.

Reto medioambiental
En cuanto a la tipología hibrida del yate premiado, Tárraga señala que “aunque ese es el camino a seguir para conseguir menos impacto medioambiental, la gente tiene que ser consciente de a donde se puede llegar”. Así, expresa que para la fabricación y el funcionamiento de los vehículos eléctricos que cada vez se compran más, también se necesita muchísima energía. “Se pueden hacer barcos eléctricos, pero hay que ser cauto con los procesos necesarios para hacerlos que pueden ser también muy contaminantes. Pero sí, poco a poco, hay que ir por ese camino”.

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