Daniela Picó: campeona de cuna

Con 13 años recién cumplidos no se baja de un podio en el Campeonato de España desde hace cinco ediciones

La misma expresividad, la misma belleza y pasión que desprende cada movimiento sobre el tapiz, la traslada luego fuera de la pista, donde su contagiosa sonrisa, su dulzura a la hora de expresarse, hacen de Daniela Picó, Dani como le llaman sus entrenadoras y compañeras, una gimnasta especial, capaz de comerse el mundo con gracia y estilo, una campeona de cuna que no se cansa de ganar y acumular medallas y elogios.
Su última conquista ha sido proclamarse campeona de España en la categoría infantil. Un podio que le es muy familiar desde bien pequeña, cuando ya empezó a dar muestras de tener una habilidad especial para practicar gimnasia rítmica.
Con apenas 6 años, dos y medio después de haber dado sus primeras clases en el Club Gimnàstica Rítmica Alcoi, hacía su debut en un Campeonato de España obteniendo un sexto puesto, nada mal para alguien que se estrenaba en un gran campeonato.
Un año después, como benjamín, se proclamaba subcampeona de España. Empezaba así un idilio que cinco años más tarde aún continúa.. En 2018, en su primer año como alevín, terminaba séptima de la general y lograba colgarse su primera medalla por aparatos. Fue bronce en pelota. En aquel campeonato encandiló a todos por ser la más pequeña entre las participantes.
En 2019, como alevín de segundo año, acabó segunda de la general, se colgó el bronce en aro y sexta en manos libres. Resultados que le sirvieron para pasar a la final, donde arrasó, finalizando primera en aro y pelota. El año pasado terminó segunda en todo: fue medalla de plata en la clasificación general, segunda en aro, cuerda y cinta.
Sus excelentes resultados en el Campeonato de España empiezan a no pasar desapercibidos y los últimos están siendo meses de vértigo para Dani Picó. La Federación Valenciana, una de las más potentes de la rítmica nacional, ya le ha echado el anzuelo y forma parte de un plan de seguimiento que supervisa la propia seleccionadora nacional, la alicantina Alejandra Quereda.
Desde hace un par de meses se desplaza semanalmente hasta Valencia y junto con otras siete gimnastas de la Comunidad participa en sesiones de tecnificación en las que son sometidas a un exhausto seguimiento por su entrenadora Blanca López.
También ha debutado, como cedida, en la Liga Iberdrola, la competición de clubes más importante a nivel estatal. Formó parte del equipo del Torrevieja que consiguió el ascenso a Segunda División. Siendo aún infantil, tuvo que vérselas con rivales que muchas de ellas eran júniors o séniors, todo un aprendizaje para la gimnasta alcoyana que logró subir a lo más alto del podio en cuerda.

Mejor deportista promesa
Esa progresión que aún no conoce techo, hizo que el Centre d’Esports en la pasada anualidad le designara como mejor deportista promesa, sucediendo en el palmarés a Maia Llácer, que se quedó a muy poco de formar parte del equipo olímpico de artística que a partir de la próxima semana competirá en los Juegos de Tokio.
La guinda a toda esta excelente trayectoria fue el título de campeona de España en la categoría infantil con un primer puesto en cinta, siendo segunda en cuerda y quinta en pelota. Sus puntos, además, junto a la de otras dos gimnastas, sirvieron para que la Comunidad Valenciana se proclamara campeona de España de la categoría por selecciones territoriales.
Un magnífico broche a su paso por la categoría infantil. Dani Picó, que a comienzos de mes cumplió 13 años, debe cambiar de categoría por edad y se estrenará como júnior. No será la única novedad que deberá afrontar en el nuevo curso, también estrenará aparatos. Desaparece de su programa de ejercicios la cuerda y se incorporan las mazas y el aro. A la alcoyana le preocupa sobre toda familiarizarse con las mazas, “al ser dos objetos se hace más complicado el lanzamiento y la recepción, habrá que tener mucha paciencia”, explica con incerteza.

Excelente estudiante
Esa seguridad que transmite dentro del tapiz, consigue luego trasladarla a su día a día. No solo está consolidando una prometedora carrera como gimnasta, es también ejemplar como estudiante. “No está siendo nada fácil compaginar estudios con gimnasia, cada vez las exigencias crecen y muchas veces me faltan horas. Hay días que después de acabar de entrenar a las ocho, ceno y me pongo a estudiar hasta las doce y al día siguiente me levantó a las seis y media de la mañana para repasar”, confiesa esta estudiante de primer curso de la ESO en Esclavas que quiere estudiar medicina.
Quienes siguen su carrera destacan su carisma, la expresividad que acompañan todos sus ejercicios, con una gran rapidez de movimientos que le permite ejecutar más dificultades y obtener mejores puntuaciones de los jueces.
En la gimnasia rítmica no solo cuenta la técnica y la creatividad, es un deporte en el que también debe sincronizarse cada movimiento con el montaje musical escogido y hasta el malliot debe estar en armonía con el programa elegido.
Son 90 segundos, un minuto y medio, que acaban convirtiéndose en la suma de muchos detalles de la que sale la nota final. “La gimnasia me acompaña en todo lo que hago, incluso llego a soñar con ella, ser algún día gimnasta de élite y alcanzar la selección. Ahora que voy a Valencia una vez por semana, tengo la oportunidad de estar mucho tiempo con ellas. Compartimos el mismo tapiz que las componentes del equipo nacional. Intento fijarme en lo que hacen. Quienes más están en contacto con nosotras son las componentes del equipo júnior”, destaca.
El gran salto que ha dado su carrera en el último año le sitúan en una posición inmejorable para en el futuro entrar en los planes del equipo nacional. “Es mi sueño, por lo que trabajo a diario, pero no depende solo de mi, está en manos de la seleccionadora. Sería la caña”, agrega con toda la ilusión del mundo desde su menudo cuerpo de 1,49 de altura y 34 kilos de peso.

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