Con su perro al Europeo

Andrés Blanquer no juega en ninguna gran liga, ni siquiera lo hace a nivel local, ni compite con licencia federativa en alguna modalidad individual. Cualidades tiene para ello, incluso para destacar y hacerse con un nombre, pero prefiere el anonimato y es uno de esos cientos de deportistas que son capaces de practicar distintas disciplinas de manera notable por puro placer y que únicamente tienen el reconocimiento de su entorno, en este caso de su arriesgada y vocacional profesión.

Este bombero alcoyano, de 31 años, que desempeña su labor en el parque de Ibi, se encuentra desde el viernes en tierras andaluzas donde durante una semana se celebran los Juegos Europeos de Bomberos y Policías con Algeciras y Gibraltar como ciudades sedes.

SUBIR UN EDIFICIO DE 40 PLANTAS

Será su segunda participación después que hace un par de años regresara del Europeo celebrado en Huelva con un botín de dos platas y un oro. Acabó segundo tras subir un edificio de 40 plantas en 6 minutos con el traje de intervención y equipaje de respiración a cuestas. Repitió medalla en la misma disciplina aunque ya con ropa deportiva y compitiendo junto a militares y policías, mientras que se llevó el oro en la disciplina de trepar en cuerda, su gran especialidad.

Su excelente cosecha le hizo plantearse acudir al Mundial de Los Ángeles, al que finalmente tuvo que renunciar por un problema de salud que le obligó a pasar recientemente por el quirófano.

Han sido dos años de larga espera que por fin van a quedar atrás con ese reencuentro en la competición que le sirvió para abrir una nueva etapa en su vida. “No sé cómo me encontraré, llevó unas semanas donde he intensificado la preparación, aunque desconozco hasta donde puedo llegar después de tanto tiempo sin competir. Sería muy bonito poder venirme con alguna medalla”, ha explicado Andrés Blanquer sobre sus opciones en estos Juegos Europeos de Bomberos y Policías, que en esta edición reunirá a más de 3.000 participantes procedentes de 33 países diferentes.

Foto: El alcoyano junto a su perro Riu, un lobo checoslovaco.

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