Circe Amorrortu: “Queremos ser la voz de todo el Centro”
“Hay un miedo latente a que el barrio se convierta en un espacio cerrado”, declara Elena Villar
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Circe Amorrortu, presidenta de la Asociación de Vecinos del Centro de Alcoy, lleva tres años liderando una entidad que ha experimentado un notable crecimiento y una profunda transformación. “Cuando asumí el cargo, éramos apenas quince socios. Hoy superamos los 150, y eso es un logro colectivo que refleja el compromiso de los vecinos”, afirma orgullosa. Este incremento en la afiliación no es solo un dato numérico, sino un símbolo del impacto que la asociación ha tenido en el barrio, promoviendo iniciativas que van desde la integración social hasta la mejora de las condiciones de vida en el centro histórico.
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En estos tres años, la asociación ha conseguido establecer colaboraciones con otras entidades locales, ampliando su radio de acción. Una de las más destacadas ha sido con la Asociación de Evangelistas del barrio, con quienes trabajan en la integración entre la comunidad gitana y el resto de vecinos. “Es fundamental tender puentes entre culturas y construir un barrio inclusivo”, explica Circe.
Otra alianza importante ha sido con la Escuela de Música Crescendo. La asociación ha cedido sus espacios para que los alumnos puedan ensayar, convirtiéndose en un pequeño epicentro musical.
Sin embargo, uno de los desafíos más recientes y demandantes ha sido el apoyo a los afectados por la DANA desde el 30 de octubre. “Hemos estado volcados al 100% en esta causa porque la solidaridad es uno de nuestros pilares”, subraya la presidenta. Según Mari Carmen Pascual, vicepresidenta de la entidad, “cada vez que surge una emergencia, nuestro barrio demuestra una enorme capacidad de respuesta y unidad”.
PEATONALIZACIÓN, LUCHA CONSTANTE
Uno de los temas que más debates ha generado en el Centro es la peatonalización de sus calles. La asociación ha jugado un papel activo, realizando un estudio y consultando a más de 200 vecinos sobre cómo debería implementarse este proceso. “El mayor cambio es que ahora se nos consulta, algo que antes no ocurría”, destaca Circe. A pesar de este avance, el borrador presentado en septiembre por parte del Ayuntamiento no reflejaba el sentir de la mayoría de los socios, lo que llevó a la presentación de 190 alegaciones, muchas de ellas en nombre de personas mayores que tuvieron dificultades con los trámites telemáticos.
Para Circe, “la gran lucha del Centro es conseguir que San Nicolás y San Lorenzo continúen abiertas al tráfico. Son arterias esenciales para conectar el barrio con el resto de la ciudad”. Aunque hay consenso en que algunas zonas deben ser peatonales, insiste en que “la peatonalización debe hacerse bajo el paraguas del consenso, sin aislar a nadie ni dificultar la vida en el barrio”.
Curiosamente, desde que se eliminó la peatonalización, se ha observado un incremento en la actividad peatonal, un fenómeno que la presidenta califica como “paradójico”. “Es una muestra de que la vitalidad de un barrio no solo depende de cerrar calles, sino de equilibrar las necesidades de todos los vecinos”, añade Mari Carmen Pascual.
El proceso de peatonalización no solo afecta la movilidad, sino también la percepción que los residentes tienen de su propio entorno. “Hay un miedo latente a que el Centro se convierta en un espacio cerrado, solo accesible para unos pocos. Eso no es lo que queremos”, explica Elena Villar, tesorera de la entidad, quien recalca que la opinión de los vecinos debería ser el eje central de cualquier decisión urbanística.
UN RETO CON EL OCIO
El ocio nocturno es otro de los frentes en los que la asociación trabaja de manera constante. “Los vecinos no deberían tener que soportar ruido y música hasta las cuatro de la mañana, ni lidiar con vomiteras y orines en las calles”, lamenta la vicepresidenta, Mari Carmen Pascual. Aunque han logrado que el ayuntamiento aumente el control sobre los locales de ocio, aún queda mucho por hacer, especialmente con las “filaes” que organizan eventos ajenos a la actividad festera.
“El problema es que estos eventos generan un impacto que no siempre se mide con la suficiente rigurosidad”, apunta Elena Villar. Según explica, “los vecinos sienten que el respeto hacia su descanso no es prioritario, y eso debe cambiar”.
Puede leer el reportaje completo en El Nostre del lunes 23 de diciembre.