Ciencia infusa

Es un recién aterrizado que apenas lleva unos días entre nosotros y lo cierto es que el choque del domingo contra el Valencia Mestalla pareció ser una continuidad del derbi jugado en El Clariano y que sirvió para despedir la pasada temporada, último partido en el que Mario Barrera se se sentó en el banquillo del Alcoyano. El técnico hispano-argentino ha necesitado unos pocos días para poner orden y que todo empiece a fluir con normalidad. Hace justo un año aterrizó por el Collao con cierto excepticismo. Su bagaje en banquillos de Segunda B era prácticamente nulo y tampoco sus incursiones como entrenador en otras categorías era para tirar cohetes. Había sido en los despachos donde había logrado generarse cierto prestigio. Hasta su sexto partido, y contra el colista Aragón, ya por entonces deshauciado y en Tercera, no sumó su primera victoria como técnico blanquiazul. Sin embargo, a diferencia de sus antecesores, nadie le cuestionó. El Alcoyano no ganaba pero tampoco perdía y el objetivo se veía cada vez más cerca. Logró ganarse el afecto porque consiguió hacer de la sencillez todo un arte. Mario Barrera está de vuelta en el Alcoyano. Su discurso optimista, cargado de sensatez, sin buscar en ningún momento el lucimiento personal y con constantes guiños a su plantilla, fue su primera gran victoria sin siquiera dirigir un entrenamiento. Sabe que le esperan dos meses de duro trabajo, él mismo reconoció el domingo que más del que se imaginaba una vez que ha tomado tierra y ha visto lo que hay dentro, pero es importante entrar a los sitios con buen pie y él lo ha conseguido. La alineación del domingo fue su tarjeta de presentación ante su plantilla. Nada de revoluciones, rienda suelta a los más veteranos, base de su guardia pretoriana. Jugadores intrascendentes hasta ahora como Nieto y Óscar Díaz fueron los primeros en alistarse. Ambos salieron reforzados el domingo. Igual pasó con Anaba, que hizo un buen segundo tiempo, incluso a Omgba se le vio con otra actitud. La única sutileza que se permitió fue colocar a Primi de lateral diestro y acertó. Barreda y Córcoles cumplieron como buenos soldados su papel de pareja de centrales improvisada y a Primi le dio para hacer el gol del empate y colocarse como pichichi del equipo. Después del partido, Mario Barrera anunció que quiere que el equipo vuelva a entrenar toda la semana en el Collao, que prefiere que su césped pague las consecuencias de ser utilizado a diario a que el futbolista se sienta un extraño en su propia casa. También tiene la intención de quedarse a vivir en la ciudad, algo que no pasaba en un entrenador del Alcoyano desde Seligrat y ya todos sabemos lo bien que le fue al técnico de Torrent. Cuestiones normales y cotidianas que hasta no hace mucho era lo habitual en el Deportivo y que no se sabe porqué ciencia infusa pasó a ser una anormalidad y ya se sabe cómo nos ha ido en los últimos tiempos. Ver para creer.

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