Casi un parque temático
Este fin de semana tocaba morir de indigestión escénica. La brillante coordinación de actividades culturales de Alcoy se ha tomado un respiro, entre terapia y coaching del CADA, y ha aprovechado para saciarnos de representaciones teatrales en esta despedida de octubre. Cuatro representaciones, cuatro. ¿Se puede pedir más? Sainete festero, magnífico y esperanzador, con un nuevo autor; un Bolos Teatre que se sale, recuperando a tres genios mal aprovechados, como son Los Peidro, Miguel y Jordi, y Ximo Llorens; toda la fuerza de la juventud musicando a Moisés, con el taller D*3, y, en el Calderón, la pianista Clara Peya y el polifacético Guillem Albà nos regalaron una Pluja experimental, con la que recorren los teatros desde 2016, subiendo al público a los escenarios en un espectáculo intimista.
Tres diferentes grupos alcoyanos de aficionados al teatro han actuado este fin de semana. Pero hace apenas tres semanas lo hacía otro, el del Trabajo, desempolvando a un Mihura de 1958 en homenaje al inolvidable Ignacio Miró. Y, atentos, porque en quince días, el laberíntico Centre Cultural acogerá al grupo Teatre Circ, representando a “L’amant”, de Harold Pinter. Y llevamos ya cinco, con todo listo en el Teatro Principal (me temo que Raül Llopis, concejal de Cultura, ha encargado a profesores de la Universidad Juan Carlos la elaboración de los pliegos de condiciones que les resuelvan los problemas de los 15.000 euros) para recibir a Tirisiti, lo que pondrá en marcha a los de La Dependent, mientras en los Salesianos ultiman ensayos para su tradicional belén de “La Cuna del Mesías”. Y el grupo del GARA, con la super Neus Agulló al frente, terminando de cocer, a fuego lento, un nuevo espectáculo.
Somos casi un parque temático del teatro. Siete grupos diferentes, vivos y coleando, a sabiendas de que alguno más me habré dejado fuera.
Presiento que va siendo hora de que algún sociólogo nos explique qué demonios no está pasando con tanto teatro, a lo que, seguro, no es ajeno el éxito de la Semana Modernista, que nos permite disfrazarnos.
Y sí, ya sé que la vida es puro teatro. Pero presiento que tiene que haber algo más. Seguro.