Carta a los vecinos del Estepar

El pasado sábado 3 de junio de 2023 se celebró en la Masía del Estepar una asamblea convocada por la actual Junta de Propietarios. El objetivo era votar unos puntos muy controvertidos, que en menor o mayor medida afectaban a la familia Cantó, cuyos antepasados fueron los impulsores de la Urbanización El Estepar: los hermanos Isidro y José Cantó Boronat.

El orden del día de la asamblea ya auguraba lo que se avecinaba: los puntos fueron sometidos a votación sin apenas argumentación ni debate. Acudí a la reunión asistida por un abogado, que advirtió de las ilegalidades en que estaba incurriendo la asamblea. Pero sus razonamientos no fueron tenidos en cuenta, en medio de un clima de crispación. Desde la actual Junta de la Comunidad de Propietarios se ha realizado una campaña de desinformación que ha predispuesto a muchos vecinos en contra del proyecto urbanizador promovido por la familia Cantó para ordenar una zona de El Estepar, poder adecuarla a la normativa actual y dotarla de los servicios adecuados.

En las votaciones, además de la familia Cantó, hubo otros propietarios que se atrevieron a votar en contra de los dislates propuestos. El punto 4 era el que atacaba más frontalmente a la familia Cantó como propietaria de terrenos aún no parcelados. La Junta propuso votar para provisionar de fondos la contratación de profesionales en Derecho, Urbanismo y otras materias, con el único fin de anular nuestros derechos sobre un proyecto ya aceptado por los vecinos y consensuado con ellos anteriormente. Un Plan de Ordenación que en su día se consensuó por la Junta Directiva y la familia Cantó, redactado por el arquitecto urbanista Santiago Vila y bajo la supervisión de los servicios técnicos del Ayuntamiento.

En la misma asamblea del pasado sábado, Abundio Seguí Miró y Santiago Pastor corroboraron el acuerdo en torno a este proyecto. Pero la actual Junta de la Comunidad de Propietarios niega la veracidad de aquel pacto. Uno de los argumentos peregrinos esgrimidos por la presidencia fue, sencillamente, “que no era de su gusto”.

La finalidad del proyecto que se cuestiona es dotar a toda la zona de infraestructuras adecuadas, como conducciones de agua, depuradoras, asfaltado o iluminación. Todo el mundo sabe que el fibrocemento es altamente tóxico y las depuradoras, imprescindibles.

Al inicio de la asamblea pedimos grabar las voces de los intervinientes, ya que la reunión iba a ser larga y las actas posteriores pueden trasladar palabras inciertas u omitir frases importantes.

Nadie es capaz de recordar con exactitud lo dicho durante más de dos horas, pero recibimos una rotunda negativa que acatamos sin más. Está claro que a alguien no le convenía tener un testimonio exacto de lo que allí se dijo.

Precisamente la asamblea se celebró en la antigua bodega de la Masía del Estepar, restaurada con tanta ilusión por mi tío y mi padre como club social de la Comunidad de Propietarios. Ahora pretenden que esta masía, junto con la piscina, las pistas deportivas y su entorno, pasen a ser propiedad de una asociación de parcelistas y no de la comunidad que comprende a todos los vecinos del Estepar. Evidentemente, quienes no estamos de acuerdo con esa asociación no vamos a consentir que se nos despoje de unos bienes que nos corresponden.

Al acudir a la asamblea sabía que me metía en la boca del lobo, pues la actual Junta ya había dado muestras de sus procederes e intenciones, faltando a las reglas más elementales de ética.

Pero incluso superaron todas las expectativas. Fue un momento desagradable pero no lamento haber asistido, aunque el auditorio estaba previamente aleccionado y ningún argumento racional, verdadero y honesto iba a servir para hacerles cambiar el voto que ya tenían predispuesto.

Para terminar, quiero incidir en la profesionalidad y honorabilidad del arquitecto Santiago Pastor Vila. Igualmente le agradezco a quien fuera el presidente de esa Junta, Abundio Seguí Miró, el testimonio de veracidad que aportó sobre las gestiones realizadas en torno al PRI.

Y, por último, agradezco el interés a quienes hayan leído estas líneas. Espero que sirvan para comprender que los intereses legales de los propietarios de terrenos no están reñidos con que El Estepar sea un lugar maravilloso. Una urbanización que gracias a sus promotores podemos disfrutar hoy. No debería prohibirse que otros, legalmente, puedan hacerlo.

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