Caras nuevas en la cultura local

No se trata de una operación premeditada de cirugía estética grupal o de aprovechar alguna rebaja en botox a granel, pero la casuística está propiciando que el nuevo curso cultural alcoyano venga cargado de novedades en lo que se refiere a los nombres propios oficiales y al organigrama institucional. Dos concejales nuevos de cultura, dos, que dejan atrás a un Raül Llopis quien no dejó a nadie indiferente; la búsqueda de un nuevo director del Centre Cultural; una nueva adjudicación de la gestión del Calderón que podría comportar –Santa Rita no lo quiera– un cambio en la dirección del teatro; nueva directora de actividades en la Fundación Mutua de Levante; la llegada de VOX al IVAM del CADA y cambios en el Consell Local de Cultura… Llega una renovación casi generalizada que desconocemos si implicará algún tipo de revolución cultural, aunque el gobierno municipal no parece ser amigo de demasiadas revoluciones y ahí está, para que quede claro, la continuidad de las empresas concesionarias de servicios.

Los cambios, las caras nuevas, no llegan voluntariamente sino que son accidentales. Por ejemplo, el caso del director de la Casa de Cultura, Miquel Santamaría, que en agosto cumplió 23 años en el cargo, cifra mágica para un festero navarro, y 39 en el departamento de la cultura municipal. A las puertas de entrar en el libro de los Récords Guinness. Aunque ya ha cumplido la edad jubilosa para poderse retirar, parece ser que la está retrasando porque se siente a gusto y quizá, también, porque se espera a que se celebre, a finales de octubre, la Mostra de Teatre, después de 23 intensos años siendo el director de la misma.

No siendo ningún secreto la edad del señor Santamaría, podrían haberle buscado un sustituto a tiempo para que no tuviera que sacrificarse estos meses, pero no. Ya saben cómo son. Y aquí está el señor Santamaría prorrogando su áspero trabajo de funcionario municipal.

El cargo de director de la Casa de Cultura implica también la dirección de la Mostra y la programación del Calderón, compatibles con la inexistente programación de la Casa de Cultura, cuyo vacío ruborizante han llenado el CADA y la Fundación Mutua (gracias Vicente Boronat por el invento), condenando al ostracismo el Centre de Cultura y el Teatro Principal.

¿Quién sustituirá a Miquel Santamaría? ¿Otro funcionario?
Este organismo tuvo a tres directores referentes en la cultura local: Mario Silvestre, Paco Bernácer y Jordi Botella, todos ellos gente de confianza para impregnar, con su impronta, la programación cultural. Fue Miguel Peralta quien eligió a un funcionario para el cargo y apostar entre lo gris perla y lo gris marengo, pero gris.

Lo normal sería que antes de que finalice el año tuviéramos una cara nueva en la dirección de la Casa de Cultura, aunque tendrán que aclarar si ahora la Casa de Cultura es el caserón/laberinto del Banco de España, el CADA o la sala de la Mutua.

Tampoco está claro si este nombramiento, dado el reparto de áreas del nuevo gobierno, correspondería a Compromís o al PSOE.

En el caso del CADA y la Fundación Mutua Levante también hay cambios, aunque de signo muy diferente, en las antípodas. En el IVAM ha llegado VOX por aquello de que la Generalitat les cedió la Conselleria de Cultura. Toquemos madera. En la Fundación Mutua, Nando Moncho se incorpora a la gestión municipal y le sustituye Edurne Vaello, una mujer preparada, con ideas muy claras y un compromiso rotundo con la cultura, el feminismo, el medio ambiente y las raíces culturales.

Respecto a posibles cambios en el Calderón, es cuestión de días que se conozca qué empresa se adjudica el contrato de gestión técnica y mantenimiento y si continúa el actual organigrama. Hay que recordar que la programación del teatro la tiene asumida la concejalía de Cultura.

Conocer cuál es el coste real del Teatro Calderón y del CADA para las arcas municipales sigue siendo una incógnita repartida entre diferentes partidas y apartados contables. Lo que sí tenemos claro es que hace años que en la programación del Teatro Calderón no tenemos grandes eventos por limitación presupuestaria. Solo gracias a los Amigos de la Música se consigue mantener un cierto nivel. Y eso que llevan años ahorrándose los gastos en el Principal. El estreno de la temporada, la reapertura del teatro, no se realiza con un gran espectáculo que sea polo de atracción comarcal, sino con una representación familiar que se desarrolla, en plan teatro de bolsillo, con el público instalado en gradas encima del escenario. Y seguro que será un buen trabajo artístico pero no el que cabría esperar como inicio de la temporada.

Nos queda la duda de si habrá cambios en el Consell Local de Cultura, del que se dice que hay gente cansada, un tanto decepcionada, y gente que no acude a las reuniones. Vaya usted a saber.

Son días de cambios y nuevos nombres, aunque de todas formas siempre habrá quien piense que cambiarán algunas caras para que todo siga igual y si no que se lo pregunten a los 300 que firmaron en la plataforma por la cultura, a finales de 2020, esperando algún cambio.

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