Baños y sol condicionados por la distancia y el aforo

Desde la semana pasada, las piscinas se encuentran abiertas en la ciudad de Alcoy. Las principales instalaciones municipales de Batoy, Caramanchel (Juan Agudo Garat) y Municipal (José Trenzano) abrieron sus puertas y en pocos días ya han sido muchos los usuarios que se han dejado ver para inaugurar la época estival con su primer baño. Los usuarios van a poder disfrutar largo y tendido de las instalaciones, ya que el cierre de las mismas está previsto para el día 30 de agosto.

Las mañanas suelen estar frecuentadas por personas jubiladas, pero sobre todo, por gran cantidad de grupos de niños pequeños. En cambio, las tardes dan paso a grupos de adolescentes y familias que disfrutan de las instalaciones bajo un sofocante sol de principios de verano. Como dato destacado hay que decir que el día 30 de junio, en la piscina de Caramanchel, no se permitió el acceso a más personas de las que habían porque llegaron al aforo máximo permitido (117 personas). “En caso de que se complete el aforo, conforme vayan saliendo personas que se encuentren en el interior, irán entrando aquellos que se encuentran haciendo cola”, comentaba el socorrista de la piscina.

Ante una situación muy enrarecida por el Covid-19, las medidas de seguridad que se han adoptado son muy diversas y minuciosas. Para poder acceder a las instalaciones se toma la temperatura a los usuarios y en caso de sobrepasar los 37,5 grados, no se les deja acceder. También se limpian todas aquellas sillas que hayan sido utilizadas y se desinfectan para que otro usuario las pueda utilizar sin que exista ningún tipo de riesgo de contagio. También se limpian y desinfectan las duchas y la piedra de la piscina después de cada jornada.
En la mayor parte de los casos, los bañistas respetan las distancias de seguridad a la hora de tomar el sol, y en caso de que no se haga, los socorristas tienen potestad para advertirles de que la distancia mínima requerida se está incumpliendo.

A la hora de controlar el aforo de las instalaciones se contabiliza mediante un ordenador y el número de tickets que se entregan a los bañistas. De igual forma que el control de aforo dentro de la piscina recae en el socorrista que se encuentre de turno. Más complicado tienen el control de las distancias de seguridad dentro de la piscina, ya que las personas en el agua se dispersan y no se tiene un control de quién se junta con quién.

MENOS GENTE

El número de usuarios de las piscinas, en comparación con años anteriores, esperan que sea mucho menor. Esta situación la atribuyen al miedo que existe ante un posible contagio, causando por tanto, una reducción notable de los ingresos.

Aunque las opiniones de los bañistas son diversas, todas se centran en el mismo tema, el Covid-19. “No me parece mal que las personas vengan a bañarse, aunque hay que respetar las distancias de seguridad tanto por nuestra seguridad, como por la del resto” comentaba un joven. “La verdad es que pensaba que la gente no iba a hacer caso de las recomendaciones cuando viniese a la piscina a bañarse, pero me he sorprendido porque lo están respetando más de lo que pensaba.” añadía una de las usuarias en estas primeras jornadas de apertura de las piscinas municipales.

Foto: Bañistas disfrutando de la mañana de piscina en Caramanchel | Xavi Terol

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