Antártida, la última frontera

Vicente Juan García quiere volver a reinar en la península helada donde ya ganó en 2012 y ahora busca consolidar su liderato en el circuito de los 4 Deserts

Vicente Juan García se apresta a volver a reinar en la última frontera. El ultrafondista de Villena residente en nuestra ciudad se encuentra en pleno viaje que le debe llevar hasta la Antárdida, donde el viernes de la próxima semana se dará la salida a la tercera de las cuatro pruebas del circuito de los 4 Deserts, la competición en autosuficiencia que corona al ultramaratoniano más completo del mundo a través de varios de los desiertos más emblemáticos del planeta.

Una competición que ya sabe lo que es ganar, puesto que lo consiguió en 2012, además convirtiéndose en el primer ultrafondista del mundo en llevarse la victoria en esta icónica prueba de resistencia, ganando a su vez las cuatro carreras puntuables, además sin ceder una sola vez el liderato.

Doce años después, ya con 48 y sin la plenitud física de los 36, ha querido embarcarse en lo que la revista estadounidense Time considera como “la prueba definitiva de la resistencia humana”, añadiendo así un nuevo reto: convertirse en el primer participante que repite victoria en el Gran Slam de los 4 Deserts, algo que nadie ha conseguido hasta la fecha.

Con esa idea inició el pasado miércoles lo que será una aventura dentro de otra aventura, que es la llegada hasta la remota península helada de la Antártida, que acoge del 29 de noviembre al 3 de diciembre la ultra The Last Desert, en el considerado “Desierto Blanco” más grande del mundo.
El miércoles se subía al primer avión para completar el primero de los tres puentes aéreos que le debían llevar hasta Buenos Aires, la capital argentina. Después le espera por carretera el trayecto hasta la ciudad turística de Ushuaia, en el extremo austral de Sudámerica, apodado como el “Fin del Mundo”, que es la vía de acceso a la Antártida.

Por último, dos días de navegación en un barco rompehielos, que es el encargado de acercar al selecto grupo de participantes de más de veinte nacionalidades hasta el punto de salida de la prueba, que mantiene el mismo formato desde su creación en 2008: 250 kilómetros (155 millas) en autosuficiencia a realizar en siete días y a lo largo de seis etapas.

Cada noche se levanta un campamento para que los competidores puedan descansar y dormir, pero debido a lo inhóspito del lugar, el campamento base se ubica en el barco rompehielos que los ha trasladado hasta la Antártida, a excepción de un día, en el que los participantes sí acampan en tierra firme y sobre una superficie helada.

“En la Antártida no puedes hacer previsiones, aquí manda el tiempo. Es una prueba muy compleja de gestionar, por lo que es importantísimo cometer los menos errores posibles”, explicaba Vicente Juan García a comienzos de semana.

Las previsiones hablan de temperaturas que oscilarán entre los -20 y los -35 grados. “Hay que llevar mucho cuidado y tratar de adaptarte”, razona.
En su anterior participación, en 2012, utilizó métodos innovadores para la época como testar la ropa que iba a utilizar en carrera en la cámara frigorífica de AITEX. “Esta vez vamos guiados por la experiencia de aquella primera vez. El problema no es la nieve, ni el hielo, ni tampoco las bajas temperaturas. Son las ventiscas o las tormentas de viento que son muy habituales en aquella zona”, admite.

Cada participante está obligado por reglamento a llevar tres capas de ropa por todo el cuerpo. Además deben utilizar crema solar y gafas de sol porque la gran radiación UV (ultravioleta) puede provocar quemaduras. “El calor, al que me adapto muy bien, te agota, pero el frío, sobre todo con temperaturas tan extremas, es muy difícil de manejar. Debes ser muy preciso a la hora de abrigarte y no dejar ni la más mínima rendija para que entre el frío en tu cuerpo. Es un constante ejercicio de adaptación”, desveló.

Cada carrera guarda para el cuarto día su etapa reina, que suele distinguirse por ser la que más kilómetros acumula, aunque en el caso de The Last Desert se cuenta la distancia que es capaz de realizar cada participante en un determinado número de horas. En 2012, Vicente Juan García se fue hasta los 105 kilómetros en 8 horas.

Su mayor preocupación no está en las condiciones de carrera que puede encontrar, sino en su estado físico, muy condicionado por una rotura en el soleo en agosto pasado que ha condicionado mucho su puesta a punto. Se perdió disputar la Desert Run en Jordania y hasta hace un par de semanas no pudo empezar a correr. “He hecho mucha bici y trabajo de fuerza, pero no sé si el soleo aguantará y me da mucha rabia tener esa incertidumbre”, precisa.

Vicente Juan García se presentará en la Antártida como líder del circuito tras ganar en Namibia en mayo pasado y ser tercero en la Gobi March, celebrada en las estepas de Mongolia en julio pasado, donde acabó por detrás de dos japoneses, el segundo clasificado es su principal rival en estos momentos para llevarse ese segundo título en el circuito de los 4 Deserts.

“Me veo bien, quizás a diferencia de 2012 me cuesta más recuperarme, sobre todo cuando llevas tres o cuatro días de competición ves que no estás igual que hace doce años, que la gente joven se levanta y sale disparada, mientras que a ti te cuesta mucho otra vez coger el ritmo”, reconoce.

La última prueba puntuable del circuito será ya en 2025, en concreto a finales de marzo en el desierto de Atacama (Chile), otra prueba de una dureza extrema, en uno de los lugares más secos de la tierra, con un paisaje que recuerda a Marte, de hecho allí se han rodado muchas escenas de películas para recrear este planeta.

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