Altea invita a ver ‘suite habana’ de Antoni Miró

El Palau de les Arts de Altea nos convoca por una nueva exposición del pintor alcoyano Antoni Miró

Altea invita a ver ‘suite habana’ de Antoni Miró
La exposición de Antoni Miró se puede ver hasta el 10 de enero en el Palacio de Altea

El Palau de les Arts de Altea nos convoca para ver una nueva exposición del pintor alcoyano Antoni Miró. En esta ocasión se nos invita para que podamos contemplar la belleza desnuda que reside a los cuadros del artista polifacético. Una danza, un ritual, una magnífica oportunidad para disfrutar de esta «Suite Habana», donde la liturgia de la sensibilidad, de la sensualidad y del erotismo, conviven alegremente en la geografía mediata de los lienzos que las inscriben.

Y es Altea quién nos ofrece este hechizo, esta formulación de la libertad, en la historia que, despacio, se desmigaja, mediante la observación de cada uno de los cuadros pertenecientes en esta serie. Altea es un mar excelente, encalmada al pairo de su bahía, sinuosa, atenta, poderosa de grabas cantoras en la alquimia irresistible de las olas acariciando el borde de la playa. Altea es, cuando menos, la garantía del inefable no nada circunstancial, más bien al contrario, preludio, siempre, de encuentros fecundos para construir los tejidos del amor.

Y Altea, de sensibilidad muy acordada, ha convenido al devolvernos la voz poderosa de Antoni Miró con el sonido de sus pinceles. Altea y el artista se profesan lealtad desde hace mucho y mucho de tiempo, y han hermanado un montón a veces sus pasos, todo para construir lazos de amistad y de franca violencia. Antoni Miró se estima Altea, y Altea responde ‘amorosida’ la voluntad del pintor. Magnífico encuentro, y espléndida reciprocidad nos congregan, como ya hemos anunciado ahora hace unas líneas arriba en este texto.

Nos dice Cicerón: «no es suficiente con el logro de la sabiduría, además hay que saber usarla”, y esto mismo es el que hace Antoni Miró a su pintura. Es posible de adivinar, al través del ejercicio pictórico del artista, como informa de su labor compositiva, o como alcanza los territorios de aquello no conocido, todo para transformarlos en proyectos de fácil e intimada complicidad. Y quizás sabemos por qué. Pues porque el pintor labora desde el adentro de la pasión y todo lo precipita hacia el mundo que lo observa y, también, mira atentamente. Antoni Miró sabe usar la sabiduría para ofrecer una cata a nosotros, que lo acompañamos en la aventura de vivir, intensamente, cada día. Antoni Miró es un sabio de la pintura, y de las raíces que la nutren.

La ‘Suite Habana’ es una maravilla. Es un canto a la desacomplejada manera de mirar. Es un momento mágico donde se resuelve la teúrgia de la memoria de todos los tiempos. Es un mundo de miradas, de posiciones, de erótica comprensión del que resulta ser la Humanidad. Es el frio, en la piel, del trasfondo imperceptible de la libido. Es la gracia en el cuerpo desnudo de las mujeres que se exhiben como modelos nutridas de esperanza en la vida, tal y como debe ser esta: abierta, franca y sin barroquismos innecesarios. Es, al fin, uno calidoscopio de deseos, de placer y de sustancial manera de entender la sensualidad de las personas. Así, solo así. Y que la gente nunca se asuste. Y ahora pensamos en el artista Antoni Miró, pues como diría el grandísimo y estimado poeta Horacio: “Al hombre justo y perseverando a sus propósitos, ni el furor de los ciudadanos poderosos ni el feroz rostro del tirano amenazante conseguirán que altero su firme pensamiento”. Y Antoni Miró, claro está, es sinónimo de libre albedrío, tan determinado cómo es.

Hace falta, pero, llevar a cabo un ejercicio de franqueza, quizás de hedonismo incluso, pues aquello que se nos presenta no es nada más y nada menos que la vida, con los matices que los bostezos de la existencia nos aportan. La ‘Suite Habana’ emerge, con todo su esplendor, en las salas del Palacio Altea, y hasta las postrimerías del próximo mes de enero de 2021, para confirmarnos el regalo de la mirada limpia y penetrante, o para invitarnos a bailar la noble danza de la vitalidad: “Pulchra sunt quae visa placent”, o el que es el mismo (son bellas las cosas que vistas causan placer).

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