Alcoyano-Alcoy
Muchos aficionados cuando se preguntan por qué son de determinado equipo les viene a la memoria ese anuncio del At. Madrid en el que aparece un niño de corta edad sentado en el asiento de detrás y preguntando a su padre “¿Papá por qué somos del Atleti?”.
Si a algún aficionado del Alcoyano le preguntaran por qué son del Deportivo seguramente diría que por noches como las del pasado sábado, donde los de Vicente Parras sin la necesidad de hacer un ejercicio de excelencia, borraron del mapa al histórico Recreativo a base de insistir y de ahogar al rival.
Al final del partido, el Collao estalló de júbilo y el equipo celebró la victoria junto a medio centenar de aficionados del Gol A, en lo que empieza a ser todo un clásico en las grandes victorias blanquiazules.
Hace un mes y medio sucedió lo mismo, pero quienes allí estaban eran Josele González y Juli para pedir calma después que la grada hubiera pedido la cabeza de Parras tras aquel horrible 0-3 frente al At. Madrid B.
Pero eso es otro cantar. Voy otra vez al principio, a la esencia del fútbol, que es el aficionado, esa figura que llueva, haga frío o mucho sol, pero ahí está cada quince días. Da igual que el club haga este o aquel movimiento sin dar explicaciones: esto es fútbol y el fútbol va de sentimientos y muchas veces no admite muchas lógicas. Sin embargo, el Collao anda últimamente muy frío, demasiado frío, algo se rompió en esa cadena de transmisión entre equipo-institución y afición-ciudadanía.
Situaciones como un único propietario, la desaparición del empresariado alcoyano en el accionariado, una plantilla sin canteranos después de mucho tiempo, la Fundación, el fútbol base, las peñas en pie de guerra nada más comenzar la competición o una deficiente campaña de “merchandising” han “bunkerizado” aún más un club cada vez más de espaldas a su afición.
Tampoco ha ayudado mucho la postura del Ayuntamiento, primero permitiendo que el club pase a estar en unas únicas manos y después repitiendo hasta la saciedad que el Alcoyano es un club privado, cuando el Alcoyano forma parte de esa fibra sensible de la alcoyanía como otros tantos aspectos de nuestra sociedad que no son de titularidad municipal. Algo debe cambiar, no se puede seguir como el perro y el gato, por el bien del Alcoyano y de Alcoy.