Alcoy le debe una a Josemari

José María Segura Martí siempre está ahí. Lo sabe casi todo y nunca falla. Hay gente que recurre a él buscando un dato histórico, una referencia arquitectónica, una relación familiar de algún personaje, una foto, una bibliografía, casi olvidando que en realidad Josemari es, por encima de todo, un arqueólogo, el tutor y padre de la arqueología alcoyana de los últimos 40 años. Pero es que Josemari es capaz de resolverte cualquier problema, aunque son mínimos los arquelógicos porque no abundan, si bien su magisterio, su ejemplo y su pasión han hecho que cada año surjan nuevos jóvenes arqueólogos alcoyanos.

El pasado miércoles se presentaba el penúltimo de sus libros: “Taulelleria devocional d’Alcoi”. Una de sus conocidas aficiones son los azulejos o “taulells” a los que dedica tiempo, de no se sabe dónde, desde hace más de 30 años, con la complicidad de colaboradores de todo tipo que lo tienen como referente. Josemari tiene una legión de “devotos” repartidos por la geografía nacional. Él mismo utiliza la tercera acepción que la RAE le da al adjetivo devoto: “Afecto, aficionado a alguien”. Y es que a José María Segura resulta muy fácil quererle, admirarle y respetarle.

En la presentación del libro que ha publicado junto a Beatriu Navarro y Josep Lluís Cebrián, se anunció oficialmente, por parte del alcalde, que José María Segura Martí ha aceptado prorrogar un año más su actividad profesional en el Museo. Cumple sus reglamentarios 65 años y le correspondería dar un paso atrás, pero con un cambio de Corporación por las elecciones y una larga lista de temas pendientes, relacionados con el patrimonio local, le han pedido que estire un año más su cita con el Imserso. Y claro, ha aceptado.

No sé si todavía se da la Medalla al Mérito en el Trabajo, pero si hay alguien que se la merece es sin duda nuestro Josemari, aunque él no tiene conciencia de trabajar salvo cuando le tocan las labores administrativas. Todo lo otro es disfrutar de sus pasiones y aficiones. Y Josemari es de los que disfruta, que llegó al Museo con apenas 17 años y hambriento de arqueología y casi 50 años después todavía no ha quedado saciado. Siguiendo la estela de su maestro, Vicente Pascual, Don Vicente, ha mimado y multiplicado la herencia de Camilo Visedo y ha convertido el Museu en un valor cultural y científico reconocido a nivel internacional.

Alcoy le debe una a José María Segura Martí.

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