Al doctor Guillermo Grau

El doctor Grau se jubila. Posiblemente es uno de los mejores médicos especialistas que hemos tenido en Alcoy y además es alcoyano, de la terreta como dice él. Este pequeño homenaje por mi parte, no va solamente por lo gran cardiólogo que es, si no por su gran humanidad y su modestia, porque cuando él te manda a hacer una prueba, ya sea un TAC de coronarias, una resonancia magnética, un cateterismo, él ya sabe el diagnóstico, pero con su gran humildad deja que una prueba tangible corrobore lo que él ya sabe.

El día 12 fue la última visita de mi marido a su consulta. Berto es paciente suyo desde septiembre del 2014. Grau le salvó la vida al igual que a todos los pacientes que estaban en la sala de espera, no se habló de otra cosa, el tema era ese: el Dr Grau se jubila.

Contaba una mujer, que tendría no más de 50 años, que Grau la trata desde los 14, que la ha visto crecer y hacerse una mujer. Y ella le ha visto a él hacerse mayor. Ha formado parte de su vida durante muchos años. Su tía, también esperando allí, está viva gracias a él y ahora nos han dado a todos nuevas citas con otros cardiólogos de su equipo, que son todos de lo mejor, pero la congoja y pena que se respiraba en esa sala de espera, no se lo pueden ni imaginar.

Cuando nos tocó entrar, el trato cordial, inmejorable y con buen humor de por medio es lo que le caracteriza, el apretón de manos a los dos con esa sonrisa afable que se da con el buen hacer, pero el mazazo fue cuando nos dio la cita para el año que viene con otro doctor. Lo sabíamos, lo esperábamos, pero nunca quieres que llegue. Llegó la hora de la despedida, nos da la mano a los dos y mi marido le dice: “muchas gracias Dr Grau, usted me ha salvado la vida y yo nunca le olvidaré”.

Él se emocionó y yo no pude articular palabra porque se me hizo un nudo en la garganta y me salieron las lágrimas al igual que ahora escribiendo estas líneas. Salimos de allí emocionados los dos, despidiéndonos de los pacientes con un seco adiós y con una emoción difícil de ocultar.

Nos dejas huérfanos Guillermo. Médicos como tú hay pocos, pero ya te toca la merecida jubilación. Nunca te olvidaremos, tu buen humor, tu empatía y tu humanidad. Gracias.

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