Una victoria que puede valer un título
Si alguien vivirá de una manera especial el partido que se disputa esta mañana (11,30 horas) en San Vicente del Raspeig, con el título de la Primera División estatal de fútbol sala femenino en juego, entre el Universidad de Alicante y el Atlético Navalcarnero, será la capitana del conjunto universitario. La alcoyana Mónica Castillo es toda una institución en las filas alicantinas, donde las ha visto de todos los colores desde aquel ilusionante primer año culminado con el ascenso a la máxima categoría, abriendo una etapa de crecimiento constante aderezada con varios campeonatos de España universitarios y uno de Europa, que puede verse rubricada con el primer título en la liga española.
Y es que la hija de Toni Castillo, el eterno capitán del Alcoyano, heredó el gen competitivo y el carisma de su padre, el tercer jugador de la historia del club con más partidos oficiales, un total de 427 a lo largo de 13 temporadas como blanquiazul. Mónica Castillo lleva camino de seguir los pasos de su progenitor en el equipo femenino de fútbol sala femenino de la Universidad de Alicante. Aterrizó en San Vicente del Raspeig con 19 años –ahora tiene 29–, tras despuntar en el Santa Rosa y abriendo un camino que siguieron otras jugadoras de nuestra ciudad y de otras poblaciones de nuestro entorno.
En el actual equipo del Universidad de Alicante que marcha líder de la Primera División figura la banyerense Sara Navalón, la castallense Andrea Castelló, la ibense Elena García y anteriormente pasaron por sus filas las alcoyanas Jeza, Neus y Aida, todas se iniciaron en el Santa Rosa. “El año que yo fiché”, recuerda Mónica Castillo, “logramos el ascenso a Primera División desde Plata, que era como entonces se denominaba antes la Segunda División. En la temporada siguiente, quedamos octavas y nos clasificamos para la Copa, pero las novenas organizaban el torneo y nos quedamos fuera. Desde que estoy en el equipo, nuestro objetivo año a año era clasificarnos para la Copa e intentar llegar lo más lejos posible. Nunca conseguimos meternos en la final. Era la única competición en la que podíamos tener alguna posibilidad de hacer algo”.
El subcampeonato liguero del pasado curso fue un aviso de que algo estaba cambiado en una competición que hasta ahora dominaba con puño de hierro el Atlético Navalcarnero. Bajo el paraguas del At. Madrid, su equipo femenino de fútbol sala es una auténtica selección mundial, con medio plantel de la Selección española, además de contar en sus filas con internacionales brasileñas y portuguesas. Por si no fuera poco, el Roldán murciano, tercer clasificado, ataba a principios de marzo a la brasileña Vanessa Pereira, nombrada tres veces como mejor jugadora del mundo entre 2010 y 2012. Sin olvidarse del Burela gallego, cuarto en la tabla, anterior equipo de Pereira en España, que cuenta con un plantel donde todas las jugadoras cobran y viven del fútbol sala. “Está siendo toda una sorpresa vernos ahí arriba en la clasificación. Nadie lo hubiera firmado a principio de temporada. Somos como el Alcoyano, que no tenemos el mejor presupuesto, pero hemos conseguido codeándonos con las mejores de la competición. La transformación que ha vivido el equipo en los últimos años ha sido increíble, nada que ver con lo que había cuando llegué. Entonces el equipo se nutría con jugadoras de la provincia. En los últimos años ha pasado una jugadora japonesa, internacionales por España y Portugal que han contribuido a subir de forma increíble el nivel, pero así y todo estamos aún muy lejos de los presupuestos que manejan algunos equipos de la liga. En parte es gracias a la Universidad de Alicante y su apuesta por este proyecto, sin ese respaldo hubiera sido imposible estar ahora primeras”.
Derrotar esta mañana al Atlético Navalcarnero supondría asestar un importante golpe al título. “Quizás no tendríamos media liga en el bolsillo (quedarían entonces seis jornadas y actualmente entre la primera y la cuarta apenas hay tres puntos de diferencia), pero sí un cuarto”, resume la alcoyana. Las rojiblancas son la bestia negra de las universitarias, nunca han conseguido ganarles. “Lo máximo que logramos fue empatar a cuatro. En la primera vuelta ganaron 4-0 y hace dos años nos metieron un 10-0 en su casa, aún hoy no sabemos qué pasó en ese partido”. Encima las madrileñas vienen de ganar en Amsterdam un prestigioso torneo con importantes clubes europeos. Mónica Castillo verá el encuentro desde el banquillo y no sabe si tendrá la oportunidad de disputar algún minuto.