“Hay que darle mayor visibilidad al deporte adaptado”

Pablo Cascant es jugador del Hércules paralímpico, vigente campeón de la liga nacional de fútbol 7 para personas con parálisis cerebral

En el mundo del deporte, las historias extradeportivas, las que van más allá de los resultados y las competiciones, son las más valiosas.
Pablo Cascant, actual portero del Hércules Paralímpico, es un ejemplo de que las segundas oportunidades existen y que el fútbol, más allá de la competencia, es una herramienta de integración y resiliencia.

Desde su infancia, Cascant estuvo vinculado al fútbol. Creció en los Salesianos del centro, donde jugó desde la categoría prebenjamín hasta juveniles, primero en el Salesianos y luego en el Atlético Salesianos.

Sus inicios fueron como delantero, pero con el tiempo descubrió su pasión por la portería. “Jugando pachangas con los porteros, me puse de portero y me gustó”, recuerda.

Sin embargo, su vida daría un giro inesperado en 2012, cuando sufrió un ictus isquémico. “Pensaba que para mí el fútbol había acabado”, confiesa.
La lesión le obligó a alejarse del deporte, sin saber que existía una alternativa para personas con daño cerebral adquirido o parálisis cerebral.

Durante un año estuvo sin practicar ninguna actividad física, hasta que, gracias a las redes sociales, descubrió una asociación de daño cerebral adquirido. Fue entonces cuando encontró al Hércules Paralímpico.

“Me puse en contacto con ellos y en 2021 ingresé en el equipo. Desde entonces, hasta ahora, juego. Este es mi cuarto año”, explica con orgullo.
En su primera temporada no pudieron participar en la liga debido a la falta de jugadores ocasionada por la pandemia.

Sin embargo, en los años siguientes lograron hitos importantes: en 2022 fueron subcampeones, en 2023 quedaron terceros y, en 2024, se proclamaron campeones de España en la Liga Nacional de Fútbol 7 para personas con parálisis cerebral o daño cerebral adquirido. El fútbol 7 adaptado tiene sus propias normas y categorizaciones. “Para jugar en la liga hay diferentes clasificaciones”, explica Cascant.

Los jugadores deben pasar reconocimientos médicos que los ubican en tres clases: clase 1 (los más afectados), clase 2 (con secuelas visibles pero menos severas) y clase 3 (con menos limitaciones). “En la liga debe haber un máximo de un jugador clase 3 y mínimo uno de clase 1, que suele ser el portero”, añade. “El resto del equipo debe ser clase 2 o clase 1”.

Pero más allá de las clasificaciones, lo que distingue al Hércules Paralímpico es el grupo humano. “Somos un grupo de amigos dentro y fuera del campo. Eso es lo más importante en el fútbol. Si ganamos un partido, seguimos siendo amigos, y si perdemos también. No echamos la culpa a nadie, sino que reconocemos errores y reaccionamos como grupo”, afirma Pablo.

Club con más títulos

El Hércules es el club con más títulos en la competición, con cinco campeonatos en su haber. “Para nosotros significa mucho. Estamos haciendo bien las cosas, pese a las dificultades que tenemos para entrenar y juntarnos”, dice.

Y es que el equipo enfrenta desafíos logísticos importantes, ya que sus jugadores viven en diferentes puntos de España: “Algunos están en Extremadura, Murcia, Tenerife, Barcelona y Valencia. Quieras o no, es difícil compaginarlo”.

A pesar de ello, están teniendo una gran temporada. “De momento estamos en play-off, que era nuestro principal objetivo”, señala.
El 12 y 13 de abril disputarán encuentros cruciales en Eibar: “El sábado 12 jugamos contra el Málaga y el 13 contra el Disport de Cataluña”.
Su meta es seguir sumando triunfos y consolidar el proyecto del Hércules Paralímpico.

Para Cascant, el deporte es sinónimo de felicidad. “Me hace sentir otra vez futbolista, que es lo que me gusta. Disfruto cualquier deporte, pero lo mejor es compartirlo con gente apasionada”, dice.

Trabaja en Dénia

Su rutina es exigente: trabaja en Dénia como auxiliar de enfermería y, además, entrena con un preparador de porteros de la escuela de tecnificación ‘La Parada’. “Cuando puedo, voy a entrenar los viernes con el Hércules, y ahí estamos, dándole duro”, comenta.

Sin embargo, a pesar de los logros, Pablo Cascant lamenta la falta de visibilidad del fútbol paralímpico. “No tiene mucha repercusión porque nadie sabe que existe. Ni siquiera yo lo sabía hasta que me vi en esta situación”, admite.

Mayor apoyo

Considera que es un problema común en los deportes minoritarios y pide más apoyo: “No digo que se televise, pero sí que a nivel institucional se le dé más visibilidad. No solo cuando quedamos campeones o subcampeones, que es cuando todo el mundo lo realza. Es un tema al que hay que darle visibilidad durante todo el año”.

El fútbol paralímpico, como otros deportes adaptados, representa mucho más que la competencia. “No por ser discapacitado lo veo diferente, lo veo como cualquier otro deporte minoritario. Igual que está el fútbol paralímpico, está la natación, que tampoco tiene tanta visibilidad”, reflexiona.

Por eso, lanza un llamado a las instituciones: “Que sigan apoyando el deporte adaptado, porque es muy bonito. Ves el espíritu de superación de todas las personas que estamos dentro del terreno de juego, porque todos tenemos nuestras dificultades”.

Pablo Cascant es la prueba de que el fútbol y el deporte puede ser un motor de vida. De pensar que nunca volvería a jugar, a convertirse en campeón con el Hércules Paralímpico.

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