Dos décadas dedicadas a cuidar de las abejas
Salvador Andrés, cogiendo el relevo de su padre, está implicado en diversos proyectos de apicultura medioambiental
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En 2026 se cumplirán dos décadas de dedicación a la apicultura medioambiental por parte de Salvador Andrés, quien heredó de su padre el amor por las abejas.
Con un abanico muy amplio de proyectos, Salvador Andrés optó y sigue optando por una apicultura sostenible, que no está basada en lograr la máxima cantidad de miel posible, si no en su cuidado y en que estas sigan su proceso natural.
Desde su tienda ‘Abeja Silvestre’, ubicada en la Zona Nord –calle Planes de la Baronía–, a la realización de talleres, asesoramiento y orientación en la apicultura amateur –en alza, según apunta–, participación en mercados de producto local, proyectos de reforestación, colmenas didácticas o divulgación, e incluso la retirada de enjambres urbanos –que comenzó su padre y ahora continúa él, en colaboración con el Ayuntamiento de Alcoy y los bomberos–, que se trasladan al albergue apícola municipal, y que tuvo como origen el no saber qué hacer con los enjambres que se retiraban, y se optó por crear esa iniciativa.
La elección del citado tipo de apicultura tiene como origen una importante y desconocida plaga que llegó a España alrededor de 1985: la varroa, para la que Andrés señala que a día de hoy sigue sin haber «un medicamento efectivo» y que al margen de las acciones de quema que se iniciaron en dicho año para tratar de controlarla, su padre, viendo que «los enjambres silvestres seguían viniendo a la ciudad» y sobrevivían, decidió «estudiar el comportamiento de las abejas silvestres contra el comportamiento de lo que nosotros hacíamos en las colmenas de explotación», comprobando un comportamiento natural en el que «las abejas silvestres, cuando llega el verano o el invierno paran la actividad porque casi no hay flor, el nido de cría se reduce a la mínima expresión, y es cuando también se reduce el nido de varroa», logrando así una regulación: «intentar que tu colmena siempre esté fuerte implica que el nido de varroa sea igual de poderoso».
Fue en el año 2006 cuando Salvador Andrés vio en el oficio de su padre una posible «salida laboral», en la que se fue adentrando tras dejar su trabajo: «conforme vas conociendo a las abejas cada vez te van gustando más» hasta que llega un punto en el que reconoce que «no entiendo mi vida sin las abejas».
Salva hijo también ha continuado con el proyecto de las estaciones polinizadoras que inició su padre y con el albergue apícola en el que realiza visitas, y del que este año se cumplen 30 años: «aproximadamente cada mes hacemos una jornada de puertas abiertas al albergue, que está abajo de la buitrera. Es gente que viene a ver el proyecto Canyet, y después les enseño el proyecto medioambiental».
El apicultor señala que «queremos apoyarnos en tres patas: el tipo de colmena especial que hacemos nosotros, que son colmenas modulares» que se adaptan a los distintos momentos de las abejas, «al mismo tiempo hacer formación, y sacar un poco de miel».
Sin embargo, reconoce que «aspiramos a hacer proyectos medioambientales de envergadura», y está en ese camino, ya que su «epicentro de actividad» se encuentra en la Finca Buixcarró, ubicada entre Bocairent y Banyeres, en la que colabora con una empresa en materia de hacer restauraciones y reforestaciones: «llevamos a grupos, les ponemos el equipo, hacemos talleres de apicultura».
En el marco de ese papel de cuidador medioambiental mediante la apicultura, Salvador Andrés hace alusión a la posibilidad de crear la figura y el trabajo de apicultor medioambiental: «hay una carencia cada vez más evidente de polinizadores, y existe la necesidad de que alguien renuncie a una gran parte de su producción para dedicarse a que las abejas estén bien y se dediquen a lo que han hecho siempre, que es polinizar».
Andrés remarca la importancia de esa labor de las abejas: «es la germinación, el principio y el origen de la vida».
A la ilusión y vocación de todos los proyectos que tiene en marcha, se le suma que su hija Aitana «se ha apuntado al carro» y está adentrándose en el mundo de la apicultura, manteniendo la saga apícola en la familia.