Pep Picaeta: La voz del Collao
El carísmático seguidor blanquiazul cuenta desde hace unas semanas con una peña con su nombre
S i alguien en el Collao pronuncia el nombre de José Antonio Aura, solo los más allegados sabrán de quien se trata, pero la gran mayoría desconoce que se están refiriendo a uno de los seguidores blanquiazules más carismáticos y queridos, cuya voz forma parte del patrimonio indisoluble del alcoyanismo.
Pues bien, Pep Picaeta cuenta desde hace unas semanas con su propia peña, como homenaje a esa fidelidad inquebrantable y contagiosa. Fue con motivo de la reciente visita del Alcoyano al Rico Pérez, cuando un grupo de amigos se reunieron en un restaurante de la capital de la provincia para oficializar su constitución y de paso profesar su admiración a uno de los personajes más populares que desde tiempo habitan el Collao cada dos semanas.
De momento ha creado un grupo de washap. “Seremos una veintena en la peña. Para mí es un motivo de mucha alegría que grandes amigos a los que aprecio un montón hayan tenido esta iniciativa. Hay gente de Alcoy, aunque también alcoyanos que viven en poblaciones de la costa. Quien lo ha promovido todo es Jordi Davó, que si bien no es demasiado futbolero, pero es amigo y a su hijo le encanta. También está Jordi Sempere y mi primo Natxo Carbonell. Saben mi sentimiento por el Deportivo y es todo un orgulo que hayan decidido juntarse para poner mi nombre a una peña”, explica.
Cuatro décadas entrenando
Su pasión es el Alcoyano, aunque por encima de colores y escudos su gran amor es el fútbol. No creció con una balón bajo el brazo, pero casi. Con 52 años aún se mantenía en activo junto a su amigo Pepe Payá hasta que sus dos rodillas operadas dijeron basta. Colgar las botas no fue lo que más le dolió. Fue tener que dejar los banquillos. Ser entrenador, pero de niños, en edad de formación, le apasionaba y fue su gran vocación durante cuatro décadas. Empezó con 12 años, en los Salesianos del centro, su otro ojito derecho, el club de su vida.
Tuvo un paso, fugaz eso sí, por el Alcoyano, como segundo de Rafa Carbonell en el juvenil, con Jorge Molina y Juli en aquella plantilla. También cogió las riendas de algún equipo de la base en la etapa de Pepe Aroca y Juanmi Sancho como responsables de la Escuela del Alcoyano.
Pero vio que aquello no era lo suyo y se volvió al At. Salesiano. “Siempre me ha gustado colaborar. Me saqué los dos primeros niveles de entrenador pero nunca tuve vocación de progresar. Tampoco los turnos en mi trabajo me lo permitieron. Disfrutaba con los niños, me gustaba enseñar y que aprendieran a través de los juegos que me gustaba hacer con ellos. Ahora subo al polideportivo y veo a un entrenador gritando, y me entristece mucho. Nunca he tenido ningún problema con un padre. Sabía cómo manejarlos”, confiesa.
Uno de sus mayores orgullos fue tener como entrenador a Nasio, “el gran Nasio”, según sus palabras, cuando era infantil. Otro, ser campeón del fútbol local con el At. Salesiano siendo un chaval, y tiene un tercer privilegio, ser amigo y haber tenido de compañero de equipo a Toni Castillo, el eterno capitán blanquiazul. “Se me caía la baba cada vez que le veía jugar en el Collao”, subraya.
Fue su tío, Emilio Carbonell, que en los años 80 y 90 llegó a ser desde directivo hasta delegado y presidente del Alcoyano Juvenil, cuando existía este cargo, quien le aficionó al Alcoyano y a subir cada dos semanas al Collao.
Tuvo la feliz idea de llamar a un Pep Picaeta adolescente para que en los partidos se pusiera a vender, junto a otros compañeros del grupo scout Brownsea, el recordado marcador dardo y las almohadillas para sentarse en el Collao, otra tradición ochentera perdida con el paso de los años. “Mi voz ya sobresalía del resto y me ponía en la grada a gritar: “Hay marcadores”. Recuerdo que mi tío Emilio siempre tenía algo que hacer los días de partido y nos pasábamos los domingos por la mañana en el Collao, muchas veces peloteando en el césped, en el lado que nos decía Pedro Moya, el legendario cuidador del campo”, apunta.
Aquella etapa iniciática dio paso a los primeros años como aficionado del Deportivo, siempre en la misma ubicación, en la primera fila de Tribuna, en un asiento muy cercano al banquillo del equipo. “Nos gustaba porque por allí pasaban jugadores, técnicos y estaba el linier. Al principio hacíamos piña varios del At. Salesiano. Estaba Antonio Valor “El Chulo”, Miguel Vidal… Ahora ya no queda casi nadie de aquella época. Está Vicent Montava “El Rullo”, el Chato Julián, Toni Cremades y pocos más. Ley de vida”, confiesa.
Su “¡Deportivo, Deportivo!” o “¡Vamos Deportivo!” son patrimonio del alcoyanismo. “Muchas veces llego a casa con dolor de cabeza y me tengo que tomar algo de tanto gritar. Ahora me cuido más. En la edad está el misterio”, sonríe Pep Picaeta, quien dice sentirse a gusto con ese sobrenombre, “no es ofensivo”, que se lo debe a su grupo de amistades, “porque siempre estaba “anem a fer-se una picaeta” y se me quedó para siempre”.
En otra época le gustaba ir al encuentro del delegado del equipo rival para conseguir un pin del equipo que visitaba el Collao. Tiene una colección importante, hasta el punto de asegurar que llena una bandera entera del Alcoyano con escudos de los clubes que han jugado en contra del Deportivo. También posee una extensa colección de camisetas. Algunas donadas por los propios futbolistas del Alcoyano, otras se las compraba.
Estrella mediática
Aunque Pep Picaeta es conocido en los últimos tiempos por otra faceta además de la de hincha, la de elaborar vídeos impagables que cuelga en su perfil de Instagram, que ya forman parte del ideario popular reciente del alcoyanismo, en los que de una manera muy personal incita a hacerse socios cada inicio de temporada.
Todo empezó una noche, en la que cuenta que soñó estar haciendo un vídeo en el que se iba quitando camisetas de otros equipos hasta que quedaba una última, que era la del Alcoyano. “Son vídeos caseros que elaboro con la ayuda de mi mujer, Carolina. Me preparo un guión, que la mayoría de veces no se cumple, porque improviso sobre la marcha”, desvela.
Ha hecho vídeos imitando a Rosalía cuando el equipo descendió, se metió en una piscina con un hinchable gigante en forma de cisne, subió hasta el campanario de Santa María y su última ocurrencia fue imitar al Rey las pasadas Navidades con un discurso dirigido a las alcoyanas y alcoyanos.
En una puesta en escena de lo más delirante, con una bandera del Deportivo de fondo, a su izquierda un árbol de Navidad, a la derecha una foto suya en el Collao y él, en el centro de la imagen, luciendo sus mejores galas: camiseta, bufanda y gorra del Alcoyano. El discurso arranca con el clásico “me llena de orgullo y satisfacción dirigirme a vosotros en estas entrañables fiestas de Navidad”, para más adelante asegurar que “estamos atravesando momentos difíciles, pero la moral es nuestra fuerza y es un valor indestructible”, terminando su discurso con “bones festes a tots” y el tradicional “que vinguen carregats”.