Transformar la fuerza del agresor en defensa
Prevenir y protegerse de la violencia machista. Cada vez más mujeres se interesan por la autodefensa basada en el aikido
Buscar herramientas para anticiparse y defenderse de posibles agresiones. Es lo que buscan las mujeres que acuden a clases de defensa personal como las que imparte Bruno Balaguer, que cada año colabora con Acovifa organizando un taller, de la mano del Club Aikido Alcoy. Se trata de enseñar a las participantes a enfrentarse y repeler ataques. “La fuerza es lo menos importante, el objetivo del aikido es evitar la pelea a toda costa, pero si nos van a atacar nos permite anticiparnos y detener al agresor. En otras palabras, usar la fuerza del adversario contra él mismo”, remarca el maestro de este arte marcial, que incide en que el propósito es “dar a la mujer una mayor seguridad”.
Hace más de diez años que Balaguer empezó con este curso que se enmarca en la programación del 25N y está enfocado en darles herramientas, tanto físicas como psicológicas, encaminadas a salvaguardar su integridad ante una situación hostil, pero sobre todo “enseñarles a reaccionar y no bloquearse para autoprotegerse frente a una agresión”. Combatir el miedo que surge ante un posible ataque es clave, para el maestro.
Las técnicas se pueden empezar a practicar a partir de la adolescencia. Hay mujeres que acuden a los talleres de autodefensa en compañía de sus hijas, como es el caso de Míriam Martínez, alumna de Balaguer “Nunca he tenido una mala experiencia, pero quiero estar preparada y que mis hijas también lo estén, de darles seguridad. Ellas vuelven de fiesta por las noches y si no van acompañadas, les da miedo, creo que el aikido les prepara para situaciones de este tipo”, explica.
Según el maestro, la protección no solo atañe a la violencia física, sino que las mujeres que participan en el curso también se forman en adquirir conocimientos y técnicas para subir su autoestima y establecer límites a los agresores. Y es que la autodefensa basada en el aikido también significa amarse a una misma por encima de todo y ganar en fortaleza mental. Cuando hablamos a nivel psicológico, significa que “ellas van a tener más confianza y a medida que vayan teniendo más confianza, minimizan los riesgos y, en vez de doblegarse, tienen más opciones de salir airosas ante cualquier tipo de agresión”, asegura.
La ventaja del aikido es que no tiene en cuenta la capacidad física de la persona que lo practica, no es una cuestión de fuerza, sino de técnica. Los hombres agresores suelen creerse superiores a las mujeres, por eso el aikido se aprovecha del factor sorpresa. “Lo habitual es que el atacante no se espere que una chica, que normalmente tiene una envergadura menor que él, sea capaz de defenderse. En cambio, el aikido capacita saber reaccionar y reducir al oponente sin necesidad de usar la fuerza física”, remarca.
Lo primero que entrena Bruno Balaguer con estas mujeres es a reducir la ansiedad ante una situación potencialmente peligrosa, mediante ejercicios que fomenten la concentración y la auto-disciplina. “Si una mujer tiene mayor confianza en sí misma, esto ayuda a desarrollar una actitud más empoderada y segura, capaz de defenderse y a prueba de maltratadores”, concluye el introductor de esta disciplina en nuestra ciudad.