Una vida de pasión y entrega por la fotografía
Lucio Abad pone punto final en su etapa profesional después de 43 años de dedicación absoluta
El fotógrafo alcoyano Lucio Abad ha dedicado toda su vida a la fotografía, un mundo que le apasiona y que nunca abandonará. Ahora, cuarenta y tres años después de iniciarse en este arte con una galería fotográfica y con pocos conocimientos previos, ha decidido finalizar su etapa profesional. Aun así, no dejará de capturar instantáneas para dejar un valioso legado documental, artístico y cultural.
LOS INICIOS
La trayectoria de Lucio en el mundo de la fotografía empieza a principios de los años 80 cuando decide junto con Pepe Soto, quien fue director de periódicos como Las Provincias y El Mundo, abrir una tienda especializada en galería de fotografía. Este negocio fue pionero, puesto que en aquel momento solo existían en España unas cinco galerías especializadas en fotografía.
Más adelante, Lucio se inicia en el fotoperiodismo como corresponsal para La Verdad de Murcia, compaginado con su estudio de fotografía donde recoge instantáneas de diferentes acontecimientos, temas sociales, moda y deportes.
El estudio ha sido un elemento fundamental para Lucio, tanto en su vida profesional como personal y con la llegada de la Covid-19 bajó la persiana por siempre jamás.
DEL ANALÓGICO AL DIGITAL
Desde sus inicios en la larga trayectoria profesional, Lucio ha estado siempre vinculado al fotoperiodismo, unos inicios que recuerda con especial añoranza por el complejo proceso artesanal que tenía que seguir para que las fotografías estuvieran listas para la publicación en prensa. Era un proceso que requería mucho tiempo: empezaba por asistir a los lugares donde se encontraba la noticia, hacer las fotografías con cuidado para no gastar todo el carrete, llegar a casa y, en su pequeño laboratorio, revelar los negativos con suma delicadeza para evitar cualquier error, secar las imágenes y finalmente enviarlas por autobús a la redacción. En esta tarea tan meticulosa del revelado, Lucio recuerda anécdotas de momentos en que, yendo justo de tiempo, se dirigía a la estación de autobuses en motocicleta con las fotografías recientemente reveladas, que se secaban con el aire generado por el mismo trayecto.
Para Lucio, este proceso de revelado era “pura magia,” puesto que ver como la imagen capturada empezaba a aparecer prácticamente de la nada era un momento en que sentía un auténtico “subidón” de emoción. Para él, la fotografía analógica tiene alma, porque cada paso del proceso aporta una conexión única con la imagen, convirtiendo cada fotografía en una experiencia especial e irrepetible.
Con el paso de los años, la tecnología ha avanzado a gran velocidad, hasta el punto que, con un solo dispositivo móvil, se pueden hacer una gran cantidad de fotos, una cosa que antes era prácticamente impensable. En el cambio del analógico al digital, Lucio recuerda el momento en que, por primera vez, pudo enviar las imágenes por ordenador, una revolución para él. También evoca con nostalgia las palabras de su hijo, que lo acompañaba a llevar las fotografías a la estación de autobuses, y que, en aquel momento, le dijo: “¿Papá, ahora cómo va la foto?” Lucio admite que, después de tanto de tiempo, todavía no ha encontrado una respuesta en aquella pregunta.
FOTOPERIODISMO
Lucio ha construido una carrera larga y destacada en el fotoperiodismo, marcada por su capacidad de capturar momentos decisivos con autenticidad. Empezó sus pasos profesionales en el diario La Verdad de Murcia, pasando después a la delegación de Alicante de este mismo medio. Más tarde, formó parte de la delegación de Alcoy del Información, además de colaborar en medios como Cambio 16 y El País. Su trayectoria continuó como corresponsal en diarios como Las Provincias, El Mundo, El Periódico Ciudad, y culminó en este mismo periódico, El Nostre. A lo largo de su carrera, Lucio no se queda en una etapa concreta, sino que guarda diferentes recuerdos dependiente de los acontecimientos que cubrió, algunos de los cuales lo han marcado profundamente.
Entre los casos que más recuerda destaca el desastre de Ardystil, un trágico incidente que acabó con la vida de seis personas y que afectó gravemente otras 75. Otro momento impactante fue el triple crimen de Benifallim, donde Lucio, el único fotógrafo de la prensa presente, consiguió captar una imagen del presunto asesino. Define aquella experiencia como su “yin y yang”, donde sintió una gran satisfacción por haber capturado un documento gráfico excepcional, pero también vivió el dilema de poner una persona en la luz pública en un momento tan delicado.
Puede leer el reportaje completo en El Nostre del 8 de noviembre de 2024.