Esto no es un brindis al sol
Con una ciudad en la que día a día crecen las necesidades de mantenimiento, crecen las necesidades de los vecinos y los problemas para atraer empresas y evitar la pérdida de las que existen, hablar de planes directores, centros de la memoria y ocurrencias de este tipo, resulta hasta molesto para quienes olfatean otro derroche de dinero público detrás de ellas. El sentido de la eficiencia, que hoy en día a través de los aspectos más básicos de la economía empresarial y doméstica, es la norma principal de la gestión de cualquier proyecto para que sea sostenible, parece ausentarse en algunas iniciativas públicas. Pongamos por ejemplo, el Parque Tecnológico Urbano de Rodes.
Sin embargo, la propuesta que se ha planteado desde el Grupo Municipal del Partido Popular de redactar un Plan Director de nuestro patrimonio industrial y crear un Centro de la Memoria de la Sociedad Industrial de Alcoy, que con las aportaciones del Gobierno de la ciudad, ha sido aprobada por unanimidad en el Pleno del presente mes, tiene por objetivo lograr que nuestro patrimonio histórico, a través de una gestión más eficiente, sea un activo social y un medio de aportar conocimiento y prestigio, y con ello valor singular, a la actual producción industrial de nuestro municipio.
En este punto, desde el presente, reflexionamos que Alcoy ha sido pionera en la conservación y rehabilitación con nuevas funciones de grandes edificios industriales en el ámbito urbano, siendo ejemplo sobresaliente el de los edificios de los fabricantes de géneros de punto, José Ferrándiz Belda y Enrique Carbonell Antolí, a los que cabe sumar el de la fábrica de Adolfo Bernabéu, la fundición de Vilaplana y tantos otros. Pero, ¿Qué información hallamos en estos antiguos espacios fabriles sobre sus fundadores, sobre sus trabajadores, sobre su historia? Ninguna. ¿Qué testimonio ofrecen, al visitante y al nuevo alcoyano, de esas páginas de la Historia que nos explican como comunidad? Ninguno. Perdida su actividad industrial, perdido su peso económico en el territorio valenciano, Alcoy, olvidando deliberadamente su esplendor pasado, destruyendo y eliminando los testimonios materiales que configuraron un paisaje único de España, se condena a la irrelevancia.
Por ello, aunque hablar de un Plan Director, de un Centro de la Memoria, desprenda aroma de brindis al sol o de fatuidad política de costosa e improductiva realización, tenemos que estar convencidos de que el futuro de Alcoy pasa por seguir ahondando en el conocimiento de su historia de industria, de trabajo, de innovación, para, dándola a conocer, transmitirla como fuerza que impulsará nuestra sociedad y nuestra economía.
GABRIEL GUILLEM. Concejal del PP en el Ayuntamiento de Alcoy