Salvemos nuestra sanidad, es imprescindible

He podido leer en las redes que la Sanidad Pública, o que la Educación Pública, etcétera, no son gratis, que lo pagamos nosotros con nuestros impuestos.

Efectivamente, pero ya que lo pago, exijo el derecho a ser atendido, y de manera correcta. También pago con mis impuestos otras partidas que no acaban por servirme de nada, como la Iglesia, la monarquía, las prebendas (que no, sueldos) de los políticos, la financiación a los medios (que, al cabo, lo único que hacen la mayoría es manipularme), pago también al ministerio de Defensa y sus enormes gastos, y pago también toda la gama de mordidas y comisiones a mucha gente, demasiada… Por ello, en cuanto hablamos de una de las cosas que pago –que revierte en mi salud y mi vida– y que es la Sanidad Pública, exijo que sea excelente, suficiente, y que sus profesionales sean cuidados y remunerados convenientemente, acorde a la importancia de su trabajo.

Por medio de la actividad de la Coordinadora de Pensionistes Alcoià-Comtat, estoy al tanto de la barrabasada que la Conselleria de Sanitat de la Generalitat Valenciana está perpetrando con la Zona Sanitaria de Alcoi, por una cuestión de intereses espurios, algo a lo que la derecha de esta tierra valenciana nos tiene acostumbrados más que de sobra.

He podido saber, por medio de profesionales de esa Sanidad Pública, la extensa lista de motivos por los que cada vez es más precaria, por qué es incapaz de ofrecer al ciudadano los servicios de manera adecuada, y es escalofriante.

La verdad es que un servidor, como tanta y tanta gente, acaba por tenerlo claro, se busca precarizar el servicio, reducir paulatinamente (y ya llevan muchos años) los recursos destinados, ofrecer (y eso sí es sumamente indecente y criminal) la alternativa de la sanidad privada. Y mientras pagamos impuestos para la Sanidad Pública, financiamos con nuestro dinero a las empresas de la privada si acaban atendiéndonos… Todo atado y bien atado.

Especialistas que dejan su puesto en los hospitales públicos por ser tardía y roñosamente remunerados, y que acaban marchándose a la privada, financiada con recursos restados de la Pública. Un gran número de puestos por cubrir (cómo van a cubrirlos si al cabo acaban marchándose)… numerosos recursos destinados a la sanidad privada mientras recortamos a la Pública. Y la ministra de la cosa haciéndoles guiños a esas empresas de la sanidad privada.

Un Gobierno que –por supuesto saben lo que hacen– acude a otros menesteres desatendiendo a nuestra Sanidad Pública, y les importa un carajo, pues las normas, los objetivos, y los intereses, son la precarización, el deterioro, y al cabo, dejar la Sanidad Pública bajo mínimos.

Todo por la Pasta.

Mucho mitin, mucha parafernalia, mucho teatro, pero ya sabemos cómo se gobierna en este país, ya sabemos quiénes manejan los hilos, ya sabemos quiénes mandan de verdad…

Confieso que le debo mucho a nuestra Sanidad Pública, de la que solo puedo hablar maravillas y darles las gracias, pero si no me hubiera tocado a mí y a los míos, sería lo mismo, sentiría lo mismo, y la defendería con la misma fuerza. La dignidad y el sentido común nacen con uno, no se adquieren para la ocasión.

Tristemente, parece que todo nos da igual, que lo que pasa no va con nosotros y nosotras, pero no es así, se burlan, nos saquean, ponen en peligro nuestras vidas, y no les importa en absoluto… Y nosotros, quejándonos, criticando, maldiciendo, pero nada más. Echo en falta más voces de protesta. Más gente, mucha más, cuando la mencionada Coordinadora de Pensionistes Alcoià-Comtat se posiciona frente al Verge des Lliris en defensa de nuestra Sanidad Pública y de sus profesionales… de nuestra salud y nuestra vida, en suma.

Son personas mayores, con sus propios problemas, pero no les importa sacar tiempo de entre sus ocupaciones, hacen concentraciones, manifestaciones, reuniones, haciendo acto de presencia donde ha de hacerse… Ya lo hicieron reivindicando algo tan importante como las pensiones, y lo hicieron bien…

Ahora están en primera fila a la hora de trabajar para arreglar lo más posible ese desbarajuste enorme que vive nuestra Sanidad Pública. Si los organismos pertinentes tuvieran el mismo empeño, otro gallo nos cantara.

Lo hacen a tiempo completo por todos, para reivindicar y exigir la mejora de esa Sanidad Pública que nos es tan necesaria. Y todas y todos deberíamos estar junto a ellos, porque todos y todas somos los y las perjudicados.

Puedo escribir estas líneas gracias a la impagable labor de los profesionales de nuestra Sanidad Pública, además, personas muy cercanas a mí siguen estando aquí gracias al cuidado y los servicios prestados por nuestro tejido sanitario… Puede que mañana les toque a otras y a otros, seguro que sí, y no debemos –No tenemos derecho– consentir lo que está pasando.

Las mejoras, la excelencia de nuestra Sanidad Pública, los recursos que necesita, y la atención que se le debe, no van a venir solas, el adversario es grande, duro, económicamente imbatible, y no está dispuesto a aflojar el bocado. Tiene, encima, el favor y la complicidad de quienes dicen gobernarnos. Que no nos engañen, sabemos lo que pasa y hemos de empezar a exigir…

No es cuestión de colores, ni de siglas, ni de nombres, ni de partidos. La situación es cristalina, y no es otra que el sistema –o como lo quieran ustedes llamar– hace tiempo que tomó la decisión de que nuestra Sanidad Pública acabe siendo algo residual, teniendo que pasar todos y cada uno de nosotros por caja si enfermamos, si nos accidentamos, si tenemos la mala suerte de tener que operarnos o de coger una mala, grave, o larga enfermedad.

Parece un chiste eso de que tendremos que mostrar la tarjeta del banco en vez de la del SIP, pero no lo es, en absoluto, sino una circunstancia terrible y cercana a la que –incluso nuestros gobernantes– nos llevan irremisiblemente.

Curarnos, salvar nuestra vida es indispensable e innegociable. Me da igual tener un rey (y lo que lleva consigo), no creo decente que mantengamos un Concordato con la Iglesia innecesario y sumamente gravoso, no es de recibo que los bancos tengan unos beneficios escandalosos (siendo así que nos cobran hasta por pedir un extracto en una cartilla) …

Recursos, hay. Que los destinan de manera poco conveniente para la sociedad, ya lo sabemos, que su manera de gobernar nunca va en el sentido del bienestar de las personas, es de primero de guardería… Somos pasivos, pero no tontos.

Las alcoyanas y alcoyanos, y al frente su Consistorio en pleno, no podemos consentir lo que los trileros de la Conselleria de Sanitat le están haciendo a Alcoi y a todas las localidades de dicha Zona Sanitaria… Tenemos el problema del tren, de los transportes a nuestro entorno, pero el más importante –Porque todos enfermamos, y todos necesitamos que nos curen nuestros desperfectos y necesidades– es el de nuestra Sanidad Pública.

Si hace cincuenta y sesenta años todos éramos atendidos correctamente, no entiendo que ahora, en pleno siglo XXI, nos tengan, mantengan, y atiendan de manera tan deficiente.

¿De verdad vamos a seguir callados? No me lo puedo creer, sinceramente, no.

¿No se va a plantar nuestro Ayuntamiento en pleno en el Cap y Cassal a exigir para Alcoi y su entorno lo que es de justicia? No me lo puedo creer, por supuesto que no.
Mis estimados conciudadanos, ustedes tienen la palabra, y es muy valiosa, casi diría que decisiva.

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