Introspección necesaria
El domingo 9 de junio se celebraron las elecciones al Parlamento Europeo. Sin duda, se trata de unos comicios con bastante menos repercusión a nivel de voto –en Alcoy la participación ha bajado más de 8 puntos respecto a 2019, y por tanto ha aumentado la abstención–, pero que sin embargo, sus resultados reflejan un panorama, para unos esperable, para otros llevadero y para otros tantos inquietante.
El auge de la extrema derecha, y por ende, de muchas ideas que creíamos aparcadas, es una realidad, una realidad que aunque por el momento no prevalece ante otras ideologías, si sigue a este paso posiblemente lo haga.
Creo que parte de todo esto se debe a que hay discursos que son muy fáciles de vender, y también de comprar por aquellos que depositan una determinada papeleta en la urna y que no se plantean nada más.
Y también creo que otra parte es porque en la política se pasa de blanco al negro, los grises en este ámbito suelen acabar desvaneciéndose, o como se ha demostrado durante los últimos años, hay grises que se oscurecen, y otros que clarean, y por lo que se ve desde fuera, esto ocurre en base hacia donde se dirigen las nubes.
De todo mi entorno, nadie conocía, hasta las citadas elecciones un determinado partido que ha crecido exponencialmente y cuyo discurso es de esos fáciles de comprar, hablando de antipartidos políticos y de sortear su sueldo, sin embargo, ha hecho fácil lo que en otros parece difícil, ni siquiera tiene programa ni plantea medidas, y cuyo líder tiene detrás de sí acusaciones de verter informaciones falsas y bulos y parece que él mismo ha afirmado que su objetivo era lograr el aforamiento –algo absolutamente incomprensible a nivel general, al menos para mi–.
Ante esto sinceramente creo que poco se puede hacer, visto lo visto.
Es necesaria una introspección individual y grupal para averiguar hacia dónde queremos ir y aquellos que lo tienen en su mano, que hablan, y en ocasiones, se regodean al hablar de servicio público, piensen en el bien generalizado de todos y actúen para ello, escuchando y entendiendo a gran parte de la sociedad, porque esta está hablando.
No soy politóloga, soy una simple ciudadana que ve cómo el odio y el discurso del mismo, sigue ganando terreno, un odio con el miedo como trasfondo, dos sentimientos y emociones muy poderosas que están haciendo ver que tenemos una memoria muy corta.