El arte de lo inacabado
Si en algo se caracteriza la gestión de la administración pública es en el arte de lo inacabado. Les cuesta comenzar los proyectos, las cosas, pero donde tropiezan de bruces es en acabarlas. No sé si es por la prisa en hacerse la foto en la inauguración pero la realidad es que nunca acaban del todo lo que empiezan, como una marca de la casa de los políticos y gestores públicos.
• El caso más reciente, como ejemplo, lo tenemos en la rotonda del acceso norte, la que sirve ahora de frontera con Cocentaina. La inauguraron sin iluminación y actualmente aún sigue sin ningún elemento decorativo, tras anunciar un monumento textil. Y, además, tardaron varias semanas en resolver la conexión del acceso peatonal y para bicicletas. Pero la foto inaugural, eso sí, se hizo puntualmente el 9 de febrero, con delegada gubernativa incluida. El arte de lo inacabado.
• Ahora, a modo de chiste, van a licitar unas obras en el Teatro Calderón, por valor de 79.000 euros, para poder conseguir la licencia de apertura de la actividad. O sea que llevan 17 años con el teatro inacabado. A eso le llamo yo arte. Con un coste de 12 millones de euros y uno de sobrecostes, que anda paseándose por los juzgados, y se quedan 79.000 euros inacabados.
• Pero si hay un pódium será, sin ninguna duda, para la Llotja Sant Jordi que lleva 29 años sin licencia de apertura y sin posibilidad de obras que lo arreglen, porque todas las ilegalidades que encierra se concentran en las escaleras, modelo académico de cómo no hay que diseñar escaleras en una edificio público.
• Otro inacabado, del que poco se habla, quizá porque funciona bien, es el Cemacam de la Font Roja, inaugurado en 2004, hace ya 19 años. Pues el reacondicionado edificio todavía anda esperando la licencia de actividad y apertura. Otro más.
• Donde se han gastado dinero, sin un buen acabado, es en el barrio La Sang, cuyo artístico inacabado se mantiene casi intacto. El nuevo barrio ha sido, desde el primer día, un castigo por el supuesto acabado principalmente y aún así consiguió el Premio FAD de Arquitectura y ahora se le incluye en una ruta provincial de arquitectura relevante. Esperemos que cuando vengan los participantes de la ruta no se crucen con ningún vecino.
• El año pasado, el 12 de enero, se estrenó la ciudad, por fin, con una gala de la Cultura con la pomposa denominación de Premis de la Cultura Ciutat d’Alcoi que se quedaron en un quiero y no puedo. Lo mejor fue la emoción del bailarín Isaac Monllor, recibiendo merecidamente el premio honorífico. El resto consistió en entregar los premios de novela Isabel Clara Simó, los de Teatre Pep Cortés y los Llançadora, con un tufo de inacabado perdonable en una primera edición, esperando que en la segunda se recompusiera. Pero no, siguen inacabados y sin que se sepa nada de la segunda edición, quizá porque la concejala Elisa Guillem no dé abasto para tanta área de gestión que le ha tocado en el reparto: Transición Energética, Industria y Cultura, con un abultado capítulo de matices para no cruzarse con el Patrimonio Cultural que le tocó a Ignacio Trelis. A cada cual lo suyo. El cajón de la Cultura de Guillem abarca el arte contemporáneo, tejido cultural, industria cultural y artes escénicas. ¿Entrarán ahí los Premis de la Cultura Ciutat d’Alcoi? Igual nos sorprenden con que no se han celebrado este año porque no saben a quien le corresponden.
• Y de inacabado neuronal podría calificarse el problema que ha planteado el concejal de Educación con las fiestas fin de curso de los centros escolares públicos. No tienen dinero. Si los escolares quieren fiestas fin de curso, que se las paguen sus padres, que esas cosas cursis no son de colegios públicos, severos y estreñidos. Hasta ahora las fiestas salían de la partida presupuestaria del mantenimiento de los centros, fijada en 100.000 euros, pero las dichosas fiestas suponen 48.000 euros y han decidido cerrar el grifo. Necesitan toda la partida para el mantenimiento de unos centros cada curso más deteriorados.
¿De verdad no hay 48.000 euros para los festivales fin de curso en los presupuestos municipales? ¿Habrá que comenzar a votar en los presupuestos participativos para que nuestros escolares de la pública tengan su fiesta como los concertados? El problema, evidentemente, no está en los festivales fin de curso sino en destinar solamente 100.000 euros al mantenimiento de los colegios públicos. En una economía de crisis, ahogada, sería normal regatearles a nuestros escolares un presupuesto para los festivales fin de curso. Igual es que es esa la situación económica real del Ayuntamiento.
• Ilusionado ando con disfrutar del acabado del “Alcoy time machine”. Todo lo municipal, en inglés, me fascina la parte baja de la espina dorsal. Se trata de una recreación virtual, o sea un vídeo, para dar a conocer las industrias alcoyanas a principios del siglo XX. Para el vídeo han aprobado gastar 110.000 euros, o ea 10.000 euros más que para el mantenimiento anual de los colegios públicos de la ciudad. Es que el “Time machine” lo pagan con fondos europeos y el mantenimiento de los colegios con fondos de casa. Vale, como estamos en horario infantil me voy a callar.
• Inacabado sigue el lío de la frustrada urbanización de Serelles. Transcurridos quince años del fiasco económico de la promotora Luxender seguimos con sobresaltos y un juicio en el que la constructora pide 52 millones de euros a la promotora.
• Es el arte de lo inacabado, con material más que suficiente para una exposición en el CADA, otro proyecto inacabado.