De Banyeres a pescar especies de gran tamaño por toda España
Jorge Hernández se acaba de proclamar subcampeón de la liga de ‘carpfishing’
Jorge Hernández Martínez ha conseguido recientemente ser subcampeón de la última liga de ‘carpfishing’ en la cual participa con el València Bass Club, un club de pesca con 30 años de historia y más de 200 socios. El ‘carpfishing’ es una modalidad de pesca deportiva de ejemplares de gran tamaño que tiene como objetivo la captura de carpas y, a continuación, volverlas al agua.
El banyerí, que también está ligado al Club de Pesca de Bocairent con quien practica la modalidad ‘feeder’, otra variante de pesca que se centra en el uso de un alimentador para cebar el área de pesca y atraer pescados, disputará el campeonato autonómico con la ilusión, según sus declaraciones, de obtener un resultado que le de acceso a participar en el nacional y, por qué no, llegar hasta el próximo mundial, que se disputará en Croacia.
Se inició en este deporte cuando tenía 12 o 13 años. “Empecé a pescar con los amigos en las balsas ‘de los puros’ y en la de ‘Patiràs’ hasta que las cerraron y no tuvimos posibilidad de acceder. Pasados unos años, retomé la afición lanzando la caña en la playa, aunque aquí los peces eran más pequeños y resultaba más complicado devolverlos al agua. Siempre preferí el sistema de ‘captura, cura y suelta’ (capturamos el pescado, lo curamos si tiene alguna herida y se devuelve al agua), fórmula que solo resulta factible en ríos, pantanos, lagos y lugares de agua dulce, donde los ejemplares son más grandes”.
Por eso compite en la disciplina de captura de pescados de gran tamaño. De hecho, no pueden pescarse ejemplares de menos de 3 kg. La competición consiste a ver quién obtiene más kilos al final de cada prueba, que suele extenderse a lo largo de todo un fin de semana. La carpa es la especie más corriente, y, en menor medida, los siluros o incluso los barbos, puesto que, sobre todo estos últimos, solo se encuentran en aguas especialmente limpias. “Por desgracia, las aguas de la mayoría de nuestros ríos y pantanos no están tan limpias como se desearía, lo cual dificulta la reproducción y crecimiento de los pescados”.
Mantener esta afición hace que tenga que viajar mucho, puesto que para llegar a los puntos de pesca que tiene controlados –alrededor de 350–, tiene que recorrer un mínimo de una hora de camino. Explica que estos enclaves están en lugares como Antella, Cullera, Fortaleny, Riola, Tous, Cortes de Pallás o Cofrentes, en la provincia de València; a Escalona, en la provincia de Huesca; o en zonas del río Ebro, tanto en la parte de Aragón como en la catalana. Ha estado también en puntos de Extremadura, así como en el sur de Francia, el lugar más lejano al cual ha ido a pescar.
Un siluro de 60 kilogramos
La mayor captura la hizo en el río Aude, en Francia. Fue un siluro de 60 kilos, un pescado enorme que costó gran trabajo poder sacarlo del agua. Si hablamos de carpas, la mayor que ha pescado alcanzaba los 20 kilos, un tamaño muy respetable, si bien el récord de España está en 32 kilos.
Para poder obtener este tipo de capturas se necesita un equipo muy completo que integran varias cañas equipadas con alarmas y avisadores, una red, una ‘cuna’ especial donde depositar los pescados antes de devolverlos al agua, un barco teledirigido cebador, dotado con una sonda que indica las características del fondo y con el cual también se esparce el alimento necesario para atraer los pescados, así como gran cantidad de alimento consistente en carne prensada, maíz, chufas, azúcar, sal de Himalaya, u otros ingredientes que se utilizan para cebar, dependiendo de la época del año. A esto hay que añadir el equipo necesario para la estancia, como la típica tienda de campaña, o una furgoneta donde acogerse, cama plegable, saco de dormir y otro material para pernoctar.
Evasión y naturaleza
Esta afición supone para Jorge una forma de evasión y de comunión con la naturaleza. “Se trata de un deporte que tiene un componente de aislamiento que te permite desconectar y disfrutar de la naturaleza. A veces voy solo, otras me acompaña mi mujer y también, en alguna ocasión, algún amigo. La aparente soledad de este deporte tiene su contraposición en los puntos de pesca, donde es habitual conocer a otros forofos con quién compartir experiencias”.
Destaca, por otro lado, el gran compromiso de los practicantes de este deporte con el medio ambiente, puesto que para ellos resulta fundamental que el entorno esté bien cuidado, dado que un hábitat óptimo puede condicionar la subsistencia de los peces. “Hay que dejar el lugar en mejores condiciones que se encuentra”, decía, mientras afirmaba que muchas veces ha tenido que recoger los restos que habían dejado excursionistas o pandillas que van a los ríos o en los pantanos para comer, beber y pasar el tiempo.
Su trayectoria le ha llevado a que que marcas como Innobaits, especializada en alimento para peces, o como ‘What a Life’, dedicada a ropa, hayan mostrado interés por patrocinar su actividad. Y es que, según dice, toda ayuda es poca para cubrir los gastos que genera esta afición.