Un bocadito de 8’6 millones de euros

La concejala de Hacienda, Vanesa Moltó, ha mostrado su satisfacción y alegría porque un total de seis entidades bancarias se han interesado por prestarnos 8’6 millones de euros. Acostumbrada como está a que para realizar obras casi tenga que ir pidiendo por favor que se presenten las constructoras, debe sentirse como tocada por las hadas que aparezcan seis insaciables banqueros, con alfombras rojas, para hacernos el favor de prestarnos casi nueve millones de euros. No sabemos ni los intereses ni el plazo para devolverlos, que sería lo que motivaría alegría y satisfacción, pero sí que sabemos que un bocadito de 8’6 millones ha despertado el interés –nunca mejor utilizada la expresión– de los interesados banqueros. Ellos son así.

Y es que nuestros gobernantes municipales tienen la vocación de convertir en un éxito, y motivo de satisfacción, cualquier logro, incluido el que seis tiburones se lancen a comerse la sardina alcoyana de río.

En la presente legislatura municipal se da la circunstancia de que ninguna mujer ostenta el cargo de portavoz. Es cosa de hombres. Atrás ha quedado el carácter y sensibilidad de Sandra Obiol. Y seguro que es fruto de la casualidad y que no hay intencionalidad, pero no deja de ser curioso que las secretarías de los grupos municipales, todas, las cinco que tenemos ahora, hayan sido adjudicadas por los políticos exclusivamente a mujeres. Para ellos las portavocías y para ellas las secretarías. Deberían mirárselo, no por lo de las secretarias, sino por lo de las portavocías.

En el caso de los dos grandes partidos, nunca tuvo una candidata a la alcaldía el PP mientras que en el PSOE solo han tenido una: Patri Blanquer, con disgustos y rasgaduras de camisas incluidas.

En las secretarías de los grupos municipales tenemos a Andrea Valdés Pérez en el PSOE; Brenda Borrell Doménech en Compromís; Neús Úbeda Hidalgo en el PP; Gema I. García Moreno en VOX y Sofía Hernández Barrachina en Guanyar.

Escucho unas declaraciones del dirigente alcoyano del PP, Carlos Pastor, en las que con rotundidad asegura que “antes que diputado soy alcoyano y voy a trabajar para conseguir el máximo para Alcoy”. Parpadeo varias veces porque es lo último que, lamentablemente, se espera de un político correcto. Pastor es diputado por toda la comarca y en algún que otro pueblo puede haber sonado a patada en la espinilla esa confesión de alcoyanía.

Personalmente, lo cual no tiene ningún valor, como alcoyano empedernido, a mi me ha gustado la declaración de Pastor. Ahora solo falta que además de una declaración sea una realidad y que comience a notarse lo de “conseguir el máximo para Alcoy”.

Da la sensación de que no son dos los concejales de Cultura que tenemos, ¡son tres! Y el más activo de los tres es aquel que no tiene el cargo, o sea Raül Llopis, a quien se le ve en la práctica totalidad de los actos culturales locales. La división de poderes entre Elisa Guillem e Ignacio Trelis no acaba de quedar clara.

Estamos acostumbrados a que cuando un concejal de Cultura abandona el cargo deja de acudir a los actos culturales que tienen lugar. Desaparecen. Pero Raül Llopis es la excepción. Sigue ahí y disfruta. Debería oficializarse que tenga el cargo de concejal reserva de Cultura y, eso sí, concejal honorario del Museo y el panteón de Camilo Sesto.

En el listado de propuestas de proyectos para los presupuestos participativos se ha incluido la restauración del monumento de San Jorge, algo que Ignacio Trelis quería llevar a cabo aprovechando que se tendrá que retirar para las reforma de la Rosaleda. El monumento, por lo que sea, presenta un preocupante estado de deterioro. Si tiene suerte y lo pagan de los participativos, le saldrá gratis restaurarlo al presupuesto de la concejalía.

Y un detalle, se ha escrito muchas veces que el monumento a San Jorge se realizó mediante suscripción popular y es una verdad a medias. La suscripción popular se quedó corta, pese a las campañas que se realizaron y a las 21.000 cartas que enviaron el alcalde y el presidente de la Associació, animando a los vecinos de Alcoy. Al final el Ayuntamiento tuvo que pagar lo que no se consiguió por aportación popular. Que no fue poco. Ya en 1968 se intentó algo parecido en les filaes, pero no se logró llegar al final.

Y hablando de monumentos, a ver si tenemos suerte y alguno de los tres concejales de Cultura o incluso el de Obras y Servicios, es capaz, ya de una, de solucionar la vergonzante situación en que se encuentran los monumentos de Emilio Sala y Gonzalo Cantó, en sus respectivas plazoletas ajardinadas. El vandalismo se ha cebado en estos bustos artísticos y en algún momento una mente brillante, de las que abundan en todas partes, decidió que lo mejor era dejar decapitados los monumentos. Muerto el perro se acabó la rabia. Tenerlos ahí, a la vista, era una provocación para los gamberros y encontraron la solución, propia de quien jamás debería tomar decisiones.

Quizá entre Camilo Sesto y San Jorge encuentren un hueco para aprobar la asignatura pendiente de Emilio Sala y Gonzalo Cantó. Por falta de concejales no será.

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