Mireia Doménech sigue rompiendo barreras
La colegiada alcoyana sigue progresando en un mundo complicado y se pone como meta llegar al fútbol profesional
El pasado 20 de agosto siempre será recordado como el día en que la Selección Española de fútbol femenino ganó la primera Copa del Mundo. Las 23 jugadoras que formaban el equipo pasarán a la historia por marcar un antes y un después en el mundo del balompié. Todas ellas han luchado por conseguir los valores de los que nos hemos de sentir orgullosos como sociedad, sabiendo que todavía queda mucho por hacer y por avanzar. Como ellas, miles de jóvenes siguen luchando contra el estigma social que ha perseguido a este país de que las mujeres no pueden ejercer ciertas profesiones. También ha pasado y pasa en el mundo del arbitraje. Bien es cierto que empezamos a ver algo de luz al final del túnel y ya hay mujeres arbitrando partidos de fútbol masculino, pero sigue siendo muy a cuentagotas. Mireia Doménech, fue una de las pioneras en entrar en el arbitraje alcoyano. Su hermano, quién también estaba en el mundo del arbitraje, fue quien le animó a entrar: “Me dijo que por qué no probaba a ver si me gustaba y, que fuera a hablar con Rubén Porras, que en aquel momento era asistente en Segunda División. Cuando lo conocí me cayó genial y decidí probar, ya que iba a ser mi profesor”. Así empezó Mireia su trayectoria en el arbitraje. En su primer año, vio que predominaban los chicos, pero no fue un problema para ella. “Yo ya iba con la idea de que me iba a encontrar más hombres que mujeres. De chicas éramos Patri, Olga y yo. A pesar de que ellas se han quedado por el camino, hice mucha piña con el resto y, la verdad que no me costó nada adaptarme”.
LOS PRINCIPIOS NUNCA SON FÁCILES
Mireia llegó a un mundo totalmente desconocido para ella, en el que tuvo que aprender absolutamente todo para ejercer una profesión que gustaba de verdad. “Los partidos más complicados de arbitrar los tuve al principio. No sabía cómo gestionar ciertas situaciones que al final las vas entendiendo y mejorando con el paso del tiempo y la experiencia”, afirma Mireia. Bien es cierto que a nivel federativo y de compañeros, Mireia no tuvo ningún problema por ser mujer, pero en la sociedad todavía hay mucho por cambiar en cuanto al machismo. En el fútbol, por desgracia, vemos cada fin de semana cómo se menosprecia e insulta al árbitro por alguna decisión, hecho reprochable y que debería estar totalmente sancionado. Pero lo más triste llega cuando se insulta por el género. “Uno de los partidos más complicados que recuerdo fue cuando empezaron a insultarme desde la grada por el hecho de ser mujer, daba igual lo que hiciera. Los jugadores tampoco ayudaron demasiado. Fue uno de los días que más quemada llegué a casa”, afirma Mireia. A pesar de los hechos, la joven colegiada, sigue poniéndose metas y sueños por cumplir. Este año estará en la categoría Preferente, un objetivo que se puso cuando empezó: “En mis inicios yo me fijaba en Maria Romero, que estaba en Preferente en ese momento y, por lo tanto, era la mujer que más lejos estaba en la Comunidad Valenciana. Este año acabo de ascender a esa categoría. Todavía me quedan mucho por delante, pero me gustaría mínimo ascender a Tercera RFEF e intentar llegar a Segunda RFEF masculina. En cuanto a la femenina, me gustaría llegar a corto plazo a la Primera RFEF, que es la segunda categoría nacional. Ya he estado como árbitro asistente, pero me gustaría estar como principal”, comenta Mireia.
APOSTAR POR LAS MUJERES EN ESTE OFICIO
Tras el hito conseguido por la Selección Española Femenina de fútbol, se espera un auge notable en cuanto a oportunidades y apuesta, tanto en el fútbol como en los oficios que le rodean. “Tenemos que apostar por ver a árbitras en Primera y Segunda División masculina. La máxima representante ahora es Marta Huertas, que está en Primera RFEF. Son dos pasos hasta Primera que no son fáciles, pero se debe confiar, porque tanto ella como las que están en Primera Iberdrola están demostrando que están capacitadas”.
NO TENER MIEDO
“Somos campeonas del mundo, las nuevas generaciones de niñas no deben tener miedo a dar el paso hacia este trabajo. Cada vez estamos más preparadas. Por desgracia, antes no había prácticamente referentes, pero ahora ya hay chicas en cualquier delegación”, concluye Mireia. Está claro que todavía falta mucho por conseguir, pero los pasos que se están dando en este oficio tan complicado van en dirección correcta, falta seguir apostando y, sobre todo, creyendo.