Hugo Aracil, el mago del pueblo
Su vida es pura adrenalina, tiene en marcha su último espectáculo 'pell de gallina', dirige 'Alcoi Màgic' y la pasada semana actuó en los Premis El Nostre Esport
Iba para futbolista, era defensa que apuntaba maneras de buen jugador, pero hubo un momento que su cabeza hizo ‘click’, bien porque no le terminaba de llenar aquello del denominado deporte rey o por la crisis personal en plena adolescencia. Lo cierto es que con 15 años su vida dio un giro absoluto y comenzó a forjarse uno de los mayores talentos de la escenografía de nuestra ciudad en estos momentos, capaz de hacer reír, de llorar, incluso de enamorar, todo a golpe de magia.
– Quien conozca al Mago Hugo se sorprende, viéndole actuar, que sus orígenes estuviera en el mundo del fútbol y, más concretamente, en el Esides y el Alcoyano.
– Es así, quien lo diría, no es que reniegue de ello, al contrario fue una etapa muy feliz de mi vida, pero todo lo que vino después hizo que me olvidara, que me la quedase para mí. Mi padre es muy aficionado del Alcoyano. Yo subía con él a los partidos del Collao, incluso todavía suelo ir alguna vez. Me encanta ese ambiente, es puro teatro. Resulta fascinante ver el comportamiento de los aficionados en un partido de fútbol, sus rutinas, los cánticos, la ‘menta’… Son tantas cosas a la vez. Mi fijación por el espectáculo, por actuar delante de la gente, creo que viene de esos años.
– ¿Y qué pasó?
– Llegué a jugar en el Infantil A de Autonómica del Alcoyano con Garrido de entrenador. Él, que había sido central, cuando venía un extremo rápido y potente, me ponía a marcarle. Me preparaba y me decía que iba a poder con él. Recuerdo que todo era fútbol en mi vida. Cuando ascendió el Alcoyano a Segunda fui con mi padre a la recepción en el Ayuntamiento. En casa jugaba al FIFA en la Play Station y elegía al Alcoyano para jugar. Después empezaba a narrar los partidos. Pero tuve una etapa oscura en mi adolescencia en la que pasé de ser futbolista, a empezar a cuestionarme que aquello no me gustaba tanto, que había mucha presión por ganar, a pensar que me quitaba mucho tiempo de estar con mis amigos por tener que jugar en Castellón.
– ¿Aparece entonces la magia?
– Jugando al fútbol ya empezó a llamarme la atención. Es a raíz de esa etapa oscura en mi vida cuando me encierro en mi habitación. Hacer magia ayudó a evadirme. Empecé a darme cuenta de que se me daba bien, a dedicarle muchas horas, a ponerme delante del espejo y perfeccionar mis trucos. Luego utilizaba a mis amigos como público. Tampoco pienso que aquello iba a ser mi profesión como luego ha terminado siendo. Voy descubriéndolo poco a poco, casi sin darme cuenta. Lo que engancha es empezar y ver que vas mejorando, que subes de nivel. Entonces empiezan a llamarte de comuniones, de bodas y un día en Cotes Baixes, donde estudiaba en su instituto, me dicen que si quiero presentar su Gala. Aquello me hizo una gran ilusión y fue un día en el que vino gente del Ayuntamiento y de las empresas. Empezaron a salirme actuaciones de todo tipo y acabo saliendo fuera, hasta el punto que me llaman para presentar la gala de las Artes Escénicas de la Generalitat, llevo tres años dirigiendo el festival ‘Alcoi Màgic’, tengo tres producciones en marcha con actuaciones en Barcelona, Valencia o Murcia.
– Y todo, con apenas 23 años. ¿Te ves siendo el Mago Pop?
– No es mi objetivo, no me veo en ese papel tan mediático. Es algo que no me quita el sueño, la verdad. Mi ambición es seguir creciendo como artista, hacer producciones cada vez más grandes, más intensas, pero no me veo en un teatro de Gran Vía haciendo un espectáculo de magia permanentemente. Tiene sus cosas buenas, pero sacrificas otras, para mí ahora hay otras más importantes, como ir a un pueblo, aunque suene raro. Para mí, actuar en un sitio donde todo un pueblo va a verte, es algo mágico. No lo cambio por ser el Mago Pop.
Puede leer la entrevista completa en la edición escrita de El Nostre Ciutat del sábado 3 de junio de 2023.