El sexismo

Quizás, a la altura de nuestros días, se pensará que un tema como éste, quede de verdad, un poco fuera de lugar. Estamos a mitad del mes de marzo, el mes reivindicativo de las mujeres, desde aquellos tristes tiempos en que cerraron las puertas y más de cien mujeres en huelga, murieron quemadas,en un país tan moderno como EE.UU. ¿Fue así?. Difícil sería enumerar los atropellos, asesinatos y abusos que sufren las mujeres.

Sin duda que las mujeres hemos avanzado mucho en nuestro proceso de igualdad con los hombres y tal vez resulte anacrónico hablar de ello. Pero queremos una igualdad de derechos y de responsabilidades, dentro de la diversidad que nos caracteriza.

No obstante, nuestro avance es muy limitado y muchas de las veces no son más que brochazos de una apariencia, ya que en el fondo, las cosas no han cambiado tanto como lo que sería de desear.

Si nuestras reflexiones sobrepasaran nuestras fronteras europeas y se nos ocurriera mirar el continente africano quedaríamos aterrados. Miles de niñas sufren la ablación cada año; es una forma de tenerlas atadas al dueño, marido o explotador de turno, niñas que ya sólo van a servir para los trabajos domésticos, parir hijos, y como bestias de carga, para el placer y la satisfacción de sus explotadores, que muchas veces, sólo son miseros braceros, y poco más, de forma que a la sumisión, estas mujeres tiene que añadir unas carencias compartidas aunque ellas sufran la peor parte.

Si no estamos mal informados, el Coran permite cuatro mujeres por varón, los hay, sin duda que poseen muchas más y nos preguntamos que si las mujeres son la mitad del universo, muchos varones quedarán sin posibilidad de tener una compañera. El marido tiene que poder mantener a las cuatro, pero cuando éste es pobre, son ellas las que terminan trabajando para mantener a su marido, y aquí no pasa nada. ¡Asombroso! Y no lo es menos cuando, en los llamados países occidentales, también se lleva a término una explotación ilimitada y en ella, la mujer tiene la plaza preferencial, así de simple.

La mujer que ha querido formar parte del mundo laboral y al mismo tiempo tener hijos y criarlos, podríamos calificarla de heroína. Que el hombre vaya a trabajar y la mujer quede en casa al cuidado de los hijos y del hogar es algo que tiene que ser superado totalmente, el padre puede ser tan indispensable para sus hijos como la madre. La legislación laboral tendría que tener en cuenta que un niño necesita de sus padres, de los dos. A ver qué hacen los sindicatos.

En los primeros tiempos de nuestra existencia, de la que va a depender nuestra formación emocional, temperamental e intelectual, necesitamos del cariño de los padres y también, si es posible, de los abuelos. Ya sabemos de la dedicación de esos abnegados jubilados, ocupándose de sus nietos porque sus hijos están trabajando

Por tal motivo, el cambio tiene que ser a todos los niveles. Países del norte de Europa ya lo llevan a la práctica desde hace mucho tiempo, en Finlandia, por ejemplo, las mujeres tienen tres años de permiso de su trabajo para atender a su hijo; quizás sólo dependa de la buena voluntad y la insistencia de todos para que el proyecto social avance.

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