Yo también soy paje y es un privilegio

Desde mediados de diciembre pasado he venido observando en las redes un aluvión de noticias, comentarios, y adhesiones, en relación a un personaje querido y que forma parte de nuestra identidad como es el entrañable PAJE que muchos hemos sido y que todas y todos hemos querido y hemos acogido como elemento indispensable para nuestra Navidad, para nuestro entrañable y único Nadal Alcoià.

Una vez pasado el tiempo navideño, y como alcoyano que se siente dolido porque haya quien –sin saber de qué habla– quiera tener algo que no viene a cuento, y con lo que justificar su salario, me permito exponer mi opinión.

Hace un tiempo, una diputada se permitió el lujo de parir la polémica en torno a ese paje que mencionamos, y tuvo cumplida y sobrada respuesta a lo que estoy seguro que fue su ópera prima, el asunto que puede que la sacara del anonimato. A buen seguro se me reprochará que si está en su puesto es por méritos propios, y no lo dudo, pues yo mismo voté a su partido. Lo que no me parece correcto, de ninguna de las maneras, es que se creen polémicas ni situaciones que no tienen sentido ni razón de ser.

Este país tiene muchas carencias, muchos frentes a los que acudir, y el que nos ocupa no es que no pudiera tener prioridad, es que carece de sentido, pues los pajes de nuestra Navidad –que son nuestros hijos e hijas, nietas y nietos, alumnos, amigos y amigas– no llevan carga ninguna de racismo, ni de farsa, ni de burla, ni de exclusión, ni de falta de respeto. Son, tan solo, una parte más de nuestra Navidad. Declarada, por cierto, Bien de Interés Cultural.

Si esa diputada hubiera vivido nuestra Cabalgata desde niña, si hubiera tenido la oportunidad y la fortuna de ser paje en nuestro Nadal, sabría de lo que hablo, pues hablo de la ilusión, de la inocencia, de la alegría de niños y grandes, pues NUNCA, ni por parte de NADIE, ha habido en Alcoi otra connotación en relación a los pajes, pues es ésta una ciudad que lleva demostrando su gran lucha por la igualdad, por la solidaridad, y por el compromiso, desde que los siglos empezaban por 18, y ha llovido mucho desde entonces.

Es el mismo respeto que se tiene cuando hablamos de los Moros y Cristianos. Es una representación tan querida y tan arraigada en la persona alcoyana que, el llevar yelmo o turbante, no implica distinción, ni diferencia alguna entre unos y otros. Hasta el extremo de que en una misma familia habitan personas que actúan en la Fiesta tanto en un bando como en el otro. Es tan solo LA REPRESENTACIÓN DE UNA ACCIÓN dicen que ocurrida allá por el siglo XIII, y que, sea cual sea el lado elegido, nos llena de orgullo y de alcoyanía a la gente de esta tierra.

Estoy más que convencido de que si la triste diferencia que se vive entre cristianismo e islamismo se viviera desde la igualdad, desde el cariño, y desde la confraternidad con que se vive en las Fiestas de Moros y Cristianos que se celebran en toda nuestra tierra valenciana, puede que el género humano dejaría de tener un grave, trágico, y sangriento problema de convivencia.

Pues ese mismo cariño, esa misma igualdad, y ese mismo compromiso con el que asumimos el rol en nuestras Fiestas de Moros y Cristianos, son el mismo cariño y la misma bondad con la que tenemos y amamos a nuestros pajes.

En otro orden de cosas, hemos acogido la costumbre de incidir en temas que acaban distorsionando la realidad y su sentido, pero seguimos volviendo la mirada a otros asuntos mucho más lacerantes, y que deberían ocupar la totalidad de los esfuerzos de sus señorías, de los que se postulan a gobernarnos.

Uno de ellos, tal y como mencionan personas con los suficientes años para que su opinión sea tremendamente válida, podría ser el de las decenas de miles de personas mayores e indefensas fallecidas en las residencias durante la pandemia pasada. Ese, por ejemplo, y muchos otros, sí que son perjudiciales para las personas, y no el de retorcer un asunto para que acabe pareciendo indecente, o para tener algo poco espinoso y escasamente importante en lo que seguir incidiendo.

Ya sé que a mucha gente le molesta que se opine libremente, pero no se puede callar cuando la estupidez pretende cargarse de un plumazo identidades, ilusiones, y tradiciones totalmente limpias, sanas, y respetuosas.

Por último, no entiendo la escasa, o al menos excesivamente tibia respuesta de nuestro Consistorio EN PLENO (los intereses electorales para otra ocasión). No se puede dejar la defensa de nuestra identidad –a todas luces cristalinas y fuera de toda sospecha– solo en manos de las personas que sentimos como se producen injerencias innecesarias e inadecuadas con la mayor de las impunidades.

Me permito sugerirle a esa diputada que revise la lista de prioridades de esta sociedad, y sobre todo, creo tener el derecho a exigir respeto a los medios, esos medios que obvian asuntos importantes por no ser de su “interés”, pero inciden sin rubor en asuntos que ni debieran ser abordados, por estériles, por inadecuados, porque acaban falseando la realidad.

Hace muchos, muchos años, fui paje, siempre he querido a los pajes (como todo Alcoi), y quiero proclamar (ellos ya lo saben de sobra) que en Alcoi, TODOS SOMOS PAJES… Por mucho que hayan sido puestos en el disparadero por personas a las que puede que les falte entidad para trabajar por la sociedad, que les elige y les paga, pero en aspectos importantes de verdad.

Uno es consciente de que existen tradiciones tan bárbaras como ancestrales, pero no todas llevan los mismos componentes, ni todas han de ser consideradas como quiere entender –y dar a entender– alguien que es ajeno a ellas.El refranero español, tan rico él, ya lo dice: … “zapatero, a tus zapatos”.

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