El año más intenso de Néstor Abad

En marzo pensaba que todo se acababa por una miocarditis y en noviembre firmaba un memorable 16º en el Mundial de Liverpool

N éstor Abad ha firmado un 2022 de película, que afortunadamente para él, al borde de la treintena y en plena madurez deportiva, tuvo un final apoteósico, digno del más puro estilo hollywoodense, en el que todos, protagonista y espectador terminan llorando de felicidad. No es para menos, porque el gimnasta alcoyano vivió su año más intenso, con las emociones a flor de piel.

En la memoria de muchos quedará su memorable clasificación en el Top 20 del Mundial de Liverpool de noviembre pasado, en el que firmó un extraordinario 16º puesto y la sensación que perfectamente pudo meter la cabeza en el Top 10 de la principal competición del año, pero él y las personas más allegadas no olvidarán el tortuoso camino de espinas hasta llegar a ese apoteósico final.

Apenas medio año antes, incluso menos, pocos meses antes, su carrera deportiva se acercaba al precipicio. Una miocarditis diagnosticada a comienzos de año hizo saltar todas las alarmas y comprometer seriamente su futuro. Néstor Abad entró entonces en un boucle del que le costó cuatro meses salir.

Según cuenta, las redes sociales, esas en las que tanto se prodiga, no solo en su faceta como gimnasta de élite, también para mostrar su vida y sus gustos, entre los que sobresale sus dotes como rapero, fueron su salvación a través de la medicina integrativa, que descubrió que no solo tenía su corazón inflamado, también otros órganos vitales como el hígado. Comenzó entonces una carrera de fondo que no empezó a ver la luz hasta mayo pasado, cuando después de cuatro meses de reposo y sin entrenar por prescripción médica, pudo comenzar a ejercitarse de manera muy suave y progresiva.

Apenas un mes después estaba en su primera competición importante del año, los Juegos del Mediterráneo en Orán (Argelia), donde contribuyó a que el equipo masculino alcanzara una medalla de bronce. Néstor Abad, por fin, volvió a sentirse gimnasta. “Solo hice tres aparatos. Era mi primera competición después de mucho tiempo. El seleccionador vino a hablar conmigo, me dijo que me iba a llevar y fui encantado, pero fue duro”, recuerda.

En el Nacional de pocas semanas después ya hizo los seis aparatos. “Mi preparación fue cero para un campeonato en el que defendía título y era el gran candidato a volver a ganarlo. Habían dos alternativas, quedarme en casa y renunciar, o seguir adelante y aprovechar los entrenamientos del Nacional para seguir poniéndome en forma. Conseguí un par de medallas pero no sé si acabé cuarto o quinto, no recuerdo. Fue complicado todo”, reconoce.

La rueda no dejaba de dar giros y llegó el turno del Europeo. Néstor Abad volvió a hacer los seis aparatos en una competición que se disputó por equipos. Fue el primer campeonato en el que empezó a sentirse bien, pero su inseguridad en caballo con arcos, su aparato maldito, con varias caídas, penalizaron su actuación. En la calificación terminaron terceros y en la final se clasificaron octavos. El alcoyano terminó la competición fundido. Cuando creía que la vida le volvía a sonreir otra vez tras meses de mucho sufrimiento, otro zarpazo le obligó a regresar a la casilla de salida tras sufrir una lesión de gemelo que puso en peligro su participación en el Mundial de Liverpool.

Fue una recuperación a contrarreloj. Toda la parte de tratamiento la realizó en nuestra ciudad y solo viajó a Madrid las tres últimas semanas para completar la preparación con la parte física y técnica. Entonces apareció otra figura importante en este 2022 de película, la de un psicólogo deportivo. “Trabajamos la visualización al extremo. No era algo que yo buscara, él fue quien vino a mi, pero me pareció interesante conocer otro punto de vista de la preparación no solo deportiva, también la personal. Me dio una serie de herramientas para enfocar mejor una gran competición”, explica.

Así llegó su competición fetiche, el Mundial, donde el alcoyano suele dar su mejor versión. Fue 11º en Doha 2018, 22º en Stuttgart 2019 y 10º en Japón 2021. Néstor Abad no pudo aplicar toda la dificultad que esperaba en la calificación. Se le desvanecía el sueño de clasificarse para su cuarta final consecutiva en el All Around individual (seis aparatos) tras acabar como primer suplente, pero la renuncia de un gimnasta turco le llevó a meterse finalmente entre los veinticuatro mejores del mundo.

Con una ilusión renovada y nada que perder, echó el resto. Volvió a brillar en paralelas, barra fija y anillas, pero bajó su rendimiento en salto, suelo y, de manera especial, en caballo con arcos. Acabó perdiendo cinco puestos, de ir 11º a terminar 16º. “Viendo como ha transcurrido 2022, ha sido un año lleno de experiencias. Desde las más duras a las más satisfactorias. Ha sido muy extraño todo. Solo mi familia sabe lo mal que lo pasé. No es lo mismo que tú decidas tu futuro que te fuercen a tomar una decisión que no quieres. Fue un proceso muy angustioso”, confiesa.

Su principal conclusión es que “la salud” es lo más importante y que la fuerza mental puede ser incluso más importante que la física. Se muestra agradecido con la concejalía de deportes que respondió a su petición cuando fue a pedir ayuda. En pandemia su familia se trasladó a vivir a Alcoy y desde entonces “sentía que Madrid no era mi sitio, que no valía la pena tanto sacrificio. Fui a hablar con ellos y dieron el primer paso, aún quedan aparatos por llegar pero estoy muy agradecido a ellos porque me permite entrenar durante gran parte del año en casa”, esgrime.

2023 se presenta un año clave para participar en su tercera Olimpiada. En abril hay Europeo en Turquía y en octubre Mundial en Amberes. “Me hace especial ilusión hacerlo bien en el Europeo. Siempre me ha llegado muy pronto pero quiero prepararlo bien este año. Estoy preparando un salto de bastante dificultad que me puede aportar una nota más alta”, indica para terminar.

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