A tiempo de cambiar

Durante este mes de agosto he intentado pasear por la orilla de la playa cada día, nos encanta poder oír el murmullo del agua, esa brisa fantástica y divisar el horizonte. Aunque no puedo evitar el ir mirando a la gente, por curiosidad y como estoy en Villajoyosa, que hay muchos alcoyanos, pues para poder saludar, así como a gentes de otras poblaciones que conocemos de años anteriores y como bien podéis imaginar, si me conocéis, “fer una barselleta”.

Lamentablemente me ha llamado la atención que una gran parte de personas que estaban en sus hamacas o tumbadas al sol, estaban mirando el móvil. Personas de todas las edades, incluso paseando por el paseo podíamos ver que iban móvil en mano, claro está que ya empecé a fijarme, casi todos con el teléfono, en los restaurantes, heladerías. Incluso en el mercadillo que montan los jueves podía observar que los vendedores típicos de relojes, gafas, trajes de gitanas, sombreros, juguetes, toallas, ropa interior, fruta… en vez de ofrecer sus productos a grito pelado, como se hacía siempre, allí estaban, sentados y mirando el móvil, incluso si preguntabas cualquier cosa, te contestaban sin levantar la mirada. Pero para mí, el colmo es ver como bebés de unos seis meses y de ahí hacia arriba, están sentados en sus carros con el móvil entre las manos, escuchar un intento de llanto y ver como los papás casi sin mirar le conectan el dichoso teléfono y automáticamente se callan como unos autómatas.

Nunca jamás nadie había presumido de no haber leído nunca un libro, de no importarle nada que huela a cultura, o que exija algo inteligente, la peor ignorancia es la de aquellos que habiendo tenido acceso a una educación, que saben leer y escribir pero no ejercen. Cada día se encargan de que eso continue así. La televisión se hace cada día más a su medida, las parrillas televisivas piensan qué programas hacer para la gente que no lee, que no entiende, que pasa de la cultura, que quiere que la diviertan que la distraigan aunque sea con los cotilleos de personas que ni conocen o con los crímenes más brutales. Todo es superficial, frívolo, básico, para que puedan entenderlo, sin tener que pensar. Estos son la nueva clase dominante, aunque siempre será la clase dominada, precisamente por su analfabetismo y su incultura. Y así nos va en esta vida por conformarnos con tan poco. Todavía estamos a tiempo de cambiar; empezando por ir soltando el móvil y cogiendo un libro, con tan sólo este detalle ya iríamos avanzando y cambiando este mal que nos come. Disfruta de lo aprendido, piensa por ti mismo, habla, ríe, y hazlo sin el móvil. Entra en un libro y disfrútalo, él te está diciendo, pasen y lean.

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