La eclosión de Andrea Silva
La patinadora alcoyano deslumbra en el Mundial de Paraguay colgándose la medalla de plata un mes después de conseguir el bronce en el Europeo
Pasarán los años pero será difícil que Andrea Silva olvide lo sucedido en las últimas semanas, las de su consagración a nivel internacional. Para el recuerdo la alegría que acompañó ver que la italiana Letizia Girholdi se quedaba en los 155.17 puntos, muy alejada de sus 160.86 que los jueces habían otorgado a la alcoyana en su defensa del programa largo.
En ese momento supo que era medalla de plata mundialista, superando el bronce obtenido un mes antes en el Europeo de Italia. Quedaba por saltar a la majestuosa pista del Pabellón de Deportes de la Asunción, la capitán de Paraguay, que desde principios de la pasada semana acogió el Campeonato del Mundo de patinaje, toda una leyenda de este deporte, la también italiana Rebecca Tarlazzi, varias veces campeona mundial.
Tarlazzi no solo no falló sino que consiguió unos estratosféricos 187,43, que la llevaron directamente a colgarse la medalla de oro. Por un momento, Andrea Silva soñó con ser campeona del mundo, pero esta vez la realidad superó a la ficción, siendo finalmente medalla de plata, como si ser segunda en un Mundial fuera un plato menos apetecible.
Aunque lo que siempre recordará fue el instante que supo que Girholdi se quedaba lejos de su puntuación en el programa largo. “Fue mi momentazo, en ese instante supe que la plata no se me escapaba, nunca se me olvidará”, aseguraba la alcoyana, ya en España desde principios de semana, al recordar las emociones vividas en su primera participación en un Mundial.
Una medalla que comenzó a cimentarse dos días antes en el programa corto. No se lo pusieron nada fácil a Andrea Silva, que fue una de las primeras en saltar a la pista y abrir el fuego mundialista, muy alejada del bloque en el que estaban las patinadoras aspirantes a medalla, entre las que estaba Carla Escrich, vigente campeona de España tras acabar por delante de la alcoyana, pero que en el Europeo de hace un mes en Italia ni siquiera logró subir al podio, quedando cuarta.
La alcoyana fue la segunda en comenzar a competir con los lógicos nervios de pensar que por detrás aún quedaban veinticuatro patinadoras por saltar. Hizo una excelente defensa de su programa corto terminando con la tercera mejor puntuación. Un resultado que le permitió salir dos días después en el orden inverso a la posición obtenida en el programa corto. En el reparto posterior de las medallas se contabilizan las notas de los dos programas, considerándose que el valor del programa corto es de un 40 por ciento, al tener menos elementos y estar todo más regulado. “Mi idea era conservar el tercer puesto con el que salí a competir en el programa largo. No era nada fácil, estaban las italianas y también Carla Escrich, encima tuve un pequeño fallo y me caí una vez, pero el resto del programa me salió genial. Mi entrenador me dijo que estuviera tranquila, que hiciera lo que sabía, que lo podía conseguir”, recuerda.
Y vaya si lo consiguió. Sus 160.86 puntos supieron a gloria, a gloria bendita. No solo acababa de hacer historia para el deporte de nuestra ciudad, también para el patinaje artístico español en la modalidad de libre. Andrea Silva se convierte así en la tercera patinadora de nuestro país en colgarse una plata mundialista. En el global del palmarés del patinaje artístico femenino estatal solo figura una medalla de oro. Italia ha sido en todo este tiempo una máquina de fabricar campeonas. Suma 28 títulos en 41 ediciones.
Un dominio que ha dejado de ser tan apabullante como se pudo comprobar en el palmarés final del Mundial de Paraguay. El oro en la categoría masculina fue para España. Se lo colgó el catalán Pau García, con exhibición incluida (279,64 puntos, puntuación récord), también pupilo como Andrea Silva de Manel Vilarroya.
Un nuevo escenario creado con el cambio de sistema de puntuación. España ha sido el país que mejor ha sabido adaptarse al denominado Rollart, con el que este deporte ha querido resaltar su parte más artística en busca de mayor espectáculo y que en un futuro sea incluido en el programa olímpico.
Precisamente uno de los entrenadores que mejor ha sabido interpretar las nuevas reglas del patinaje artístico ha sido Manel Villaroya, con el que la alcoyana lleva más de media vida. La primera vez que Andrea Silva viajó hasta L’Aldea, la pequeña localidad tarraconense en la que nació este expatinador de 38 años retirado hace dos tras 18 de exitosa carrera, apenas tenía 9 años. Ahora cuenta con veintiuno recién cumplidos y L’Aldea es ya su primera casa. El frenético ritmo de vida de la alcoyana no ha cambiado desde aquella primera vez. Solo abandona dos días a la semana esta pequeña localidad de menos de 5.000 habitantes situada en el Baix Ebre para trasladarse lunes y miércoles hasta Valencia, donde cursa segundo de Medicina. Cuando termina las clases a primera hora de la tarde, se sube al tren que ha cogido a primera hora de la mañana. para regresar y llegar con el tiempo justo para volver a entrenar. Así a diario durante cinco o seis horas.
estudiante de medicina
La eclosión en el último mes de Andrea Silva hay que buscarla precisamente en el tiempo que dedica al patinaje. Estudia por bloques cuando en el primer curso de Medicina lo hacía a tiempo completo. El próximo año quiere hacer lo mismo. Reconoce que le gustaría volver a colgarse otra medalla en el Europeo o en el Mundial pero sus miras están puestas en los World Roller Games de julio, los considerados Juegos Mundiales de Patinaje que tienen lugar cada cuatro años y que se celebrarán en San Juan (Argentina). España solo tiene previsto mandar un representante en la categoría masculina y otro en la femenina. El criterio es que acuda el mejor clasificado de cada categoría del último Mundial, en este caso Andrea Silva y Pau García, con lo que la alcoyana sería la representante española.