Campamento de verano con sabor a olimpiadas
La judoka Vanesa Arenas, participante en Sídney 2000, coordina un campus de verano en Alcoy
No todo el mundo tiene la oportunidad de ser instruido por una deportista que ha participado en los Juegos Olímpicos. Esa es la suerte con la que cuentan más de un centenar de jóvenes que participan en el campus que la ex judoka olímpica Vanesa Arenas dirige este verano en Alcoy. Afincada en Castalla desde que dejó la competición oficial en 2008, actualmente dirige el judo club de esta localidad, donde instruye a cerca de 300 jóvenes.
Gracias a la buena relación entre los clubs de judo de Castalla y Alcoy, este año ha tenido la oportunidad de emplazar su campus veraniego en plena sierra alcoyana, en el Baradello de Moya concretamente, cerca del Preventorio. Un lugar bucólico y con gran amplitud, que les permite cumplir más fácilmente con los requerimientos impuestos por la pandemia. Aun así, han tenido que dividir a los jóvenes participantes en dos turnos: el primero para adolescentes de entre 13 y 17 años que compiten en categorías de cadete e infantil; y el segundo para participantes de menor edad, en categorías de alevín y prebenjamín. Alrededor del 80 % son practicantes habituales de judo, especialmente en el turno de mayor edad, que tienen más carga de entrenamientos. Al turno de los más jovencitos se le intenta dar un valor más lúdico, incluyendo entre las actividades la práctica multideportiva.
Vanesa reconoce que su principal vocación no es que los alumnos ganen metales, sino poder inculcarles valores de esfuerzo y sacrificio. “La competición no es la prioridad. No me importan tanto los resultados como el hecho de que puedan tener una continuidad en este deporte”, asegura la ex olímpica en Sídney. Esa vocación no es óbice para que de su escuela hayan salido campeones de España en modalidad junior, infantil y cadete, así como medallistas en competiciones europeas.
Que estos jóvenes mantengan su vinculación al deporte dependerá mucho de su esfuerzo, sacrificio, y capacidad para soportar la presión, sobre todo en la alta competición. Eso se ha podido comprobar en el pobre rendimiento de algunos deportistas llamados a hacer cosas importantes en los Juegos Olímpicos de Tokio. La gimnasta Simon Biles ha sido un ejemplo, así como el judoka español (de procedencia georgiana) Nikoloz Sherazadishvili, doble campeón del mundo en -90 kg y que en esta cita olímpica no ha tenido opción de medalla. “La presión es muy grande, sobre todo cuando tu deporte se sustenta con subvenciones. Cuando sabes que dependes de los buenos resultados para que te concedan una beca, no puedes quitarte la presión de encima”, asegura Vanesa.
Las limitadas ayudas institucionales contrastan en España con el gran número de personas que practican el judo. Se calcula que es la tercera práctica deportiva del país (por detrás del atletismo y el futbol) en nombre de personas federadas. Vanesa lamenta que esa gran afición no se traduzca en mejores resultados deportivos. “Países como Francia y Japón nos sacan mucha ventaja a día de hoy. Allí el judo está tan arraigado que incluso lo han incluido como una asignatura más en el colegio. Si invirtiéramos más en España tendríamos mucho mejores resultados”.
La poca atención mediática que genera este deporte en nuestro país tampoco ayuda a su crecimiento. “Se celebran europeos y mundiales de judo que apenas tienen repercusión en los medios. Eso solo cambia cuando se celebran las olimpiadas”. Añade Vanesa que afortunadamente en la Comunidad Valenciana hay una gran afición por este deporte, motivada muy probablemente por los buenos resultados cosechados por judokas como la alicantina Isabel Fernández, oro olímpico en Sídney 2000.
TRAYECTORIA DE VANESA ARENAS
Diez medallas en campeonatos de España, un bronce europeo, un diploma mundial y olímpico constituyen la carta se servicios de una deportista que ha dedicado toda su vida al judo. Nacida en Madrid, se inició bien joven en este deporte, y con 15 años ya formaba parte del equipo nacional. En 2000 tuvo uno de los momentos culminantes de su carrera con la participación en los Juegos Olímpicos de Sídney. Reconoce que habiendo participado en numerosos campeonatos mundiales y europeos, el ambiente olímpico es algo especial. De cara a la preparación para la cita olímpica se fue a entrenar a Alicante con Miriam Blasco (una de las grandes referentes de la disciplina en nuestro país), algo que a la postre determinaría su actual vida en Castalla, de donde era una de sus preparadoras deportivas. Gracias a ese contacto empezó a dar clases en un colegio del municipio para posteriormente fundar el club que ahora preside.
A su participación en Sídney se suman los ocho campeonatos de España ganados, o la medalla de bronce en el europeo de Belgrado en 2007, sólo un año antes de dejar la competición oficial. A los 31 años se retiró en la que posiblemente es la edad de plenitud para las deportistas de su categoría (-48 kg o peso superligero). En su caso no fueron las lesiones las que la obligaron a colgar el kimono, sino la necesidad de volcarse en su familia. A día de hoy disfruta inculcando su conocimiento y pasión por el judo a más de 300 jóvenes de nuestra zona.