Calles vacías y solidaridad vecinal en los pueblos del Comtat y el Alcoià
El fotógrafo Paco Grau ha recorrido en los últimos días las calles de algunos de los municipios más pequeños de nuestro entorno. Buscaba, cámara en ristre, captar esa imagen que reflejase cómo se vive en tiempos de coronavirus y con la población confinada en sus viviendas.
Las pequeñas localidades del Comtat y el Alcoià son en estos momentos lugares en los que resulta extraño cruzarse a alguien por la calle. Donde los servicios habitualmente escasean y ahora se echan todavía más en falta. Desde que se decretase el Estado de Alarma, en Benillup, en Fageca, en Alcoleja, por citar algún ejemplo, la tranquilidad es mayor si cabe. Sus estrechas calles carecen de actividad.
Es casi imposible cruzar un saludo, encontrar a alguien dirigiéndose a comprar a la tienda, porque en muchos de ellos ni siquiera disponen de ese servicio. Entre ellos, se organizan y colaboran para, por ejemplo, hacer llegar a los mayores comida o medicinas.
La crisis del Coronavirus, en cualquier caso, también ha cambiado los hábitos a los vecinos de los municipios más pequeños, aunque con algunas notables diferencias con respecto a las grandes localidades de la comarca. Poblaciones de la zona como Benillup están acostumbradas a una cierta calma en sus calles durante todo el año que, debido a su reducido número de habitantes, tan solo se ve trastocada en verano cuando regresan al pueblo aquellos que residen por trabajo en Alcoy, Cocentaina o Muro.
En esta cuarentena el ambiente del pueblo ha cambiado poco y los vecinos han cumplido a rajatabla con todas las medidas establecidas por las autoridades sanitarias para frenar la expansión del virus. “Hemos estado muy tranquilos y la gente se ha quedado en casa evitando salir a la calle lo menos posible. El hecho de tener una población pequeña reduce considerablemente el riesgo de contagio, ya que aquí no suelen darse grandes concentraciones de personas”, afirma el alcalde, Javier Navarro.
AYUDA DEL WHATSAPP
Por su parte en Fageca los vecinos han pasado estos días de encierro ideando diferentes iniciativas para hacer más llevadero el confinamiento y por ejemplo han compartido por el grupo de whatsapp del pueblo numerosas imágenes antiguas que han despertado la curiosidad de las nuevas generaciones.
Asimismo los vecinos de menor edad se están ofreciendo continuamente para atender las necesidades de los más mayores “por este grupo del whatssap comunicamos si alguna persona va a Alcoy o a Cocentaina a comprar para que los interesados puedan hacerle la comanda y así nuestros veteranos se quedan en casa para seguir bien cuidados”, asevera el primer edil; Ismael Vidal. En Alcoleja, a los pies de la Serra de Aitana, se mantiene también cierta tranquilidad en las calles al mismo tiempo que se está aplicando un plan especial de limpieza desde hace más de un mes con el fin de desinfectar las calles.
Además hay una perfecta coordinación entre los vecinos para ayudar a los que más lo necesiten “es algo que forma parte de nuestro ADN como pueblo porque siempre que ha nevado o hace mal tiempo se va a las casas de los mayores para ver si necesitan algo. Ahora estamos actuando igual y entre todos hemos hecho más llevaderos estos días tan complicados”, concluye el primer edil, Quico Fenollar.
No quita, en cualquier caso, que los vecinos de estos y otros muchos municipios de nuestras comarcas estén deseando el final del confinamiento y volver a la normalidad. El coronavirus ha acentuado la tranquilidad en unos pueblos en los que ese es uno de sus mayores atractivos y ahora uno de sus grandes valores para cerrar las puertas a la pandemia, pero que camino de dos meses de Estado de Alarma se ha convertido en un fastidio. Como en todas partes.
Foto: Un perro observa desde un balcón en el que se ha colocado un mensaje de ánimo frente al coronavirus, en Benasau