Alcoy podría enfrentarse a pérdidas de hasta 25 millones de euros si cancela sus Fiestas
Los distintos sectores económicos implicados en la organización de las Fiestas de moros y cristianos de Alcoy y todo lo que conllevan, contemplan con inquietud el escenario que deja el actual estado de alarma provocado por el coronavirus, que de momento y hasta nuevo aviso mantiene aplazada la Trilogía en honor al patrón San Jorge, que debía tener lugar este mismo fin de semana. Al respecto, el vicepresidente segundo de la máxima institución festera en Alcoy, Vicente Bas, sigue manteniendo con firmeza que será la “autoridad sanitaria” la que tendrá la última palabra a la hora de decidir qué hacer con las Fiestas: si finalmente se pueden celebrar tras el verano o si, por el contrario, no queda más remedio que aplazarlas al año que viene. “Nosotros somos meros transmisores de una orden que nos tiene que llegar de arriba”, sentencia Bas, a la vez que aclara que “tenemos estudiado todo el abanico de posibilidades para actuar en consecuencia cuando sea posible”.
Con todo, el responsable del área económica de la ASJ, una institución que maneja unas cuentas anuales superiores a los 8 millones de euros, reconoce que las consecuencias de la suspensión de la Trilogía ya son palpables, puesto que “el 14 de marzo, cuando se decretó el estado de alarma, ya estaba todo cerrado”, es decir, que los preparativos por parte de la Associació ya llevaban tiempo en marcha y, en este sentido, Bas detalla cuestiones como la edición de la Revista de Fiestas, la contratación de sillas y tribunas para presenciar las Entradas, así como de las bandas de música; al tiempo que se había gestionado también todo lo relativo al Alardo, como los cursos de armas de avancarga, la petición de más de 5.000 kilos de pólvora, además de los seguros pertinentes y la autorización necesaria por parte de la Subdelegación de Gobierno. “Esto es una cadena y cuando falla un eslabón, se va todo detrás”, lamenta Bas.
Como un eslabón de la cadena son también los artesanos de la industria festera –diseñadores, modistos, artesanos del metal y zapateros, entre otros– que afrontan con mayor preocupación si cabe el parón actual. “Para nosotros es un año en blanco y va a ser muy duro”, asegura Diego Gómez, de Trajes El Molinar, que en la actualidad mantiene su taller sin actividad alguna y en el peor de los pronósticos vaticina el cierre del negocio. “Yo vivo del alquiler de trajes, para mí las Fiestas de Alcoy son una inversión, pero yo trabajo con casi 200 pueblos que se han quedado sin fiestas, si las aplazan a octubre a lo mejor puedo salvar el año, pero sino lo pasaré en blanco”, remarca.
Y pintan bastos también para el sector de la hostelería, ya de por sí muy perjudicado por el cese de la actividad durante el estado de alarma, pero que en el caso de la restauración ligada a Fiestas se complica especialmente en recintos como las filaes, con la gran repercusión económica que implica. “Las Fiestas representan un tercio de nuestra facturación anual”, afirma Ximo Bellver, gerente del restaurante de la filà Cordón, a quien no obstante le parece acertada la postura de la ASJ. “Tiene que primar la salud por encima de todo pero vivimos con la incertidumbre de no saber qué será de nosotros, los bares y restaurantes tendremos que incrementar las medidas de seguridad pero ¿cómo lo podremos hacer las filaes con un aforo de 300 comensales?”, se pregunta Bellver.
Una inquietud que comparte Indira Amaya, presidenta de la Asociación de Turismo Alicante Interior, quien recuerda que por estas fechas Alcoy y comarca contarían con todos sus alojamientos rozando el lleno de ocupación. Hay que tener en cuenta que Alcoy pasa durante los días de Fiestas de una población de 60.000 habitantes a rozar los 200.000. De hecho, un estudio realizado por el titulado en ADE Álvaro Latorre calcula que los turistas gastan en Alcoy durante la Trilogía en torno a 9’5 millones de los 25 que aproximadamente se generan, de ahí los temidos efectos de la cancelación definitiva de las Fiestas de 2020.