El hogar de ancianos San José inaugura un pabellón para actividades culturales
Al mismo tiempo que aparecía este solsticio de invierno, se inauguraba un nuevo espacio en el Asilo de Ancianos San José. Un salón adjunto al edificio central, dedicado a actividades culturales, lúdicas y gerontológicas para los internos de esa casa. Este centro asistencial está regido por la Congregación de Hermanitas de Ancianos Desamparados, presente en Alcoy desde 1878; el mismo año que se inauguraba el Cuartel de Infantería junto a la ermita San Roque. Las religiosas trabajan con asistentes especializados en estimulación cognitiva, terapias recreativas y psicomotricidad, cuidando a diario de la salud integral y espiritual de aproximadamente cincuenta hombres y un centenar de mujeres.
Huérfanos de representantes municipales, los protagonistas de dicho acto fueron las asociaciones benéficas que se sumaron al evento donde además de aportar sus dotes interpretativas, manifestaron la solidaridad grupal que esta ciudad regala en los momentos más importantes. Hubo flamenco, y un mago que instaló la fantasía en el ambiente. También una tuna que apareció por el pasillo central hasta el escenario para ofrecer su concierto con grandes dosis de nostalgia navideña cerrando el acto a golpes de pandereta y bandurria. Poco a poco aparecerán nuevos repertorios. Tal vez no haya flamenco ni tuna, porque muchos internos actuales, fueron en su juventud fans de los Beatles y Mocedades.
Aquella tarde fue simpática, espontánea y cargada de humanidad que es lo que rebosa ese centro. Para muchos de nosotros, cada día, hasta darnos de bruces con la primavera, la luz irá creciendo dos minutos entre amanecer y atardecer. En cambio, algunos internos de este u otro centro, no saldrán de este solsticio de invierno. Volverán a la eternidad cósmica de la que nadie sabe nada, con pasos cortos, con taca taca, o con silla de ruedas. Mientras tanto, la única luz que apreciarán con claridad será el apoyo y la simpatía de su gente; que somos nosotros, que algún día también seremos internos. Que sigan pues, los conciertos de solidaridad y alegría, envueltos con música y con cariñosas limosnas de compañía.
Foto: La tuna, durante su actuación en el acto inaugural