Un caramelo de partido
Partidos como los del domingo frente al Alzira hacen que uno siga creyendo en el fútbol como deporte global y de entretenimiento. El equipo venía de sufrir el peso de ser el líder invicto en Silla, donde los locales plantearon un duelo en el que aquello fue una batalla barriobajera, con el único propósito de desquiciar al Alcoyano y sacarle del partido. Lo consiguieron a medias porque los jugadores tiraron de profesionalidad en una noche de perros. Nada más faltó que alguien pusiese el cartel de “Bienvenidos a la Tercera”. Si lo vivido en Silla fue un esperpeto, parece que el fútbol quiso aliarse de nuevo con el Deportivo y le reservó un caramelo de partido que los blanquiazules supieron aprovechar.
Habrá que dar las gracias al Alzira por contribuir a que este juego llamado fútbol siga generando tantas pasiones y despierte tanto interés. Y ojo, no lo digo porque el Alcoyano ganó 4-0. Lo digo por su actitud y la caballerosidad que demostraron pese a la dolorosa derrota encajada. No hubo ni una mala patada, ni un mal gesto, ni una mala declaración. Es más, su entrenador, que a sus 27 años es el técnico más joven de la categoría, reconoció que el Alcoyano había sido mejor y le elogió por el partido realizado.
Comportamientos de este estilo, hicieron que el domingo nos fuéramos del Collao un poquito más felices, no porque el Alcoyano terminara pasando por encima del Alzira, sino por el magnifico partido visto con dos rivales que trataron de aprovechar sus armas, siempre con deportividad y buenas maneras. El gran beneficiado fue el público, la afición del Collao, que se encontró con uno de esos duelos que sientan bien por muchas razones. Una bonita manera de poner colofón en casa a este calamitoso 2019 por el descenso y todo lo que rodeó a este regreso a Tercera, pero que gracias a bajar de categoría la afición ha vuelto a reencontrarse con el equipo y está disfrutando como hace tiempo que no lo hacía. Todos queremos que suba, pero si vamos a ver más partidos como los del domingo, igual vale la pena seguir como estamos.