Fondo de armario
No sabemos lo que pasará en el futuro, podemos intuir que una vez encontrado el camino al Deportivo le irá bien o muy bien como hasta ahora, pero lo que ha conseguido este equipo en las cinco primeras jornadas es para conservarlo durante mucho tiempo en la memoria, no solo por ser histórico, ya que nunca se había logrado en ninguna categoría ganar los cinco primeros partidos del campeonato, sino por la manera que se ha hecho, con un fútbol alegre y contagioso, muchos goles y gran protagonismo de la gente de casa. En el once inicial habían dos de Alcoy (Juli y Jorge Moltó, que debutó como titular), dos de la comarca (el ibense Devesa y el murero Raúl González) y con los cambios se estrenó con la camiseta del primer equipo, Migue Aracil.
De ahí que al final del partido se viera a la afición más entusiasmada que nunca, como hacía tiempo que no se veía, puesta en pie y despidiendo al equipo con ¡Deportivo, Deportivo!. Pero este Alcoyano tuvo un arquitecto este verano, que fue Josele González, descubridor de Ruba, y artífice de que muchos excanteranos hayan querido volver al club que un día les cerró las puertas, comenzando por Jorge Moltó, que el domingo saboreó su primera titularidad y dio la sensación que llevaba toda la vida en el equipo. Esa cadena tiene un eslabón fundamental, que es el del entrenador. De Vicente Parras sabíamos lo que le vimos hacer en el Ontinyent, donde con un equipo de soldados estuvo a punto de clasificarlo para el play-off.
El inicio de temporada corroboró lo que todos conocíamos, que era un entrenador trabajador, implicado y buen estratega. El gol de Atzeneta, en el descuento y tras un saque de banda, es la mejor definición de un técnico que cuida los detalles al máximo. Sin embargo, a más de uno le chirrió la suplencia de Ruba en Atzeneta y muchos lo vieron como una decisión desmesurada e innecesaria.
La sorpresa llegó el domingo. Intocables como Fran Machado, Pau Franch y Diakité, tres de sus peticiones, se fueron al banquillo y en su lugar entraron Ruba, Juli y Jorge Moltó, futbolistas de características completamente opuestas. Óscar Díaz que no terminaba de mezclar bien con Pau Franch, pareció otro futbolista, lo mismo que Jony Ñíguez formando pareja con Jorge Moltó se volvió a asomar a aquel jugador capital de hace tres temporadas cuando acabó como máximo goleador del Alcoyano, mientras que la entrada de Juli permitió que arriba nadie tuviera una demarcación fija y se estuvieran intercambiando las posiciones.
Vicente Parras demostró que, además de ser un técnico con un estilo reconocible, es también un director versátil, que sabe leer los partidos y a los rivales. Sublime fue el detalle final de dar entrada a Miguel Aracil para que debutara, sin presión, ya con 3-0 en el marcador, cuando pudo haber sacado a Pablo Carbonell, pero prefirió apostar por un canterano y de paso dar un mensaje al resto de la plantilla y también a la afición.