Se le atraganta la bola parada

Nada nuevo en el horizonte del Alcodiam. Los de Sergi Punset volvieron a estrellarse contra su propia ineficacia ante el gol. A sus rivales les vale con poco, incluso con muy poco, para marcharse en el marcador, mientras que los azulgranas siguen estraviados a bola parada, una pesada losa con la que vienen cargando partido sí y partido también.

La visita a Lleida no fue una excepción. Cuando más se demandaba firmeza delante de la portería rival, al equipo se le aflojaron las piernas y le tembló el pulso. El Alcodiam hizo muchas cosas bien, pero también bastantes mal y la balanza terminó por decantarse en su contra.

Solo que los de Sergi Punset se hubieran mostrado más certeros en dos acciones claves, no sé si ahora estaríamos hablando de un empate o una victoria del Alcodiam, porque el Lleida es mucho Lleida, pero seguro que el partido no se hubiera decantado por esos cuatro goles de diferencia.

Después de un primer tiempo en el que los locales prácticamente salieron a gol por acercamiento a la portería rival, saldado con un 4-1 –el exazulgrana Maxi Oruste falló un directo con 2-1 en el marcador–, la segunda parte comenzó con otros ánimos para el Alcodiam.

A los dos minutos, Carlos Pérez puso el 4-2, un gol que precedió a dos acciones que pudieron cambiar el guión del encuentro, pero ni Renato Castanheira estuvo demasiado fino a la hora de lanzar el directo, ni tampoco Agustín Domínguez acertó a batir a Lluís Tomàs en el lanzamiento de un penalti.

De un posible 4-4 se pasó al 5-2 en la siguiente acción de ataque de los locales. Un gol que hizo mucho daño en las filas del Alcodiam, que pudo encajar un sexto tanto a renglón seguido, pero Roberto Di Benedetto falló el directo. Fue a siete del final cuando Maxi Oruste hizo subir el 6-2 definitivo, teniendo el Lleida la oportunidad de hacer el séptimo, pero Andreu Tomàs no logró marcar de penalti. El Alcodiam ya no vuelve a jugar hasta el martes 12, en casa contra el Reus.

Foto: Partido del Alcodiam-Lleida. Archivo