Mercado invernal
La visita a Cuenca había despertado cierto interés por ver si el parón navideño había servido para insuflar nuevo bríos a un equipo que sigue siendo uno de los grandes misterios de las últimas temporadas en el Alcoyano. Jugador por jugador no es una plantilla de tuerces botas precisamente, más de uno ha logrado debutar en la Primera División del fútbol español, otros lo han hecho en clubes de su país de origen, pero esos futbolistas que más de un equipo de la categoría pagaría con los ojos cerrados por su fichaje, cuando se juntan no le hacen un gol ni al arco iris, como se suele decir en las pachangas entre amigos. De quien es culpa, ¿de Vicente Mir?. El de Meliana no es alguien que acaba de caer sentado en un banquillo precisamente. Tiene sus años de experiencia, podría haber engañado a un equipo en un momento de flojera, pero no creo que Valencia, Hércules, Murcia y Elche, donde ha forjado su carrera, sean clubes que no entiendan de esto y cuando se anunció su fichaje no hubo ninguna voz contraria. ¿Es de la Comisión Deportiva? ¿O la culpa es del demonio? Lo cierto es que llevamos temporada y media de despropósitos. Desde que acabó el partido de vuelta de play-off de ascenso de hace dos campañas frente al Cartagena, que el club no levanta cabeza, no solo a nivel deportivo. Todo empezó con la renuncia de Seligrat al año de contrato que tenía. Será cosa de meigas o de algún mal de ojo, lo cierto es que por lo visto el sábado en La Fuensanta de Cuenca este arranque de año tampoco ha sido generoso con una afición cada vez más indiferente con su equipo.Ganar solo cinco partidos de dieciocho disputados en el Collao en 2018 es para desesperar al más fiel de los seguidores blanquiazules. Está bien lo de que se sumen puntos y se logren victorias fuera de casa, pero lo que una afición quiere, y más una como la del Collao que ha visto como los contrarios venían asustados a jugar, es ver que su querido Deportivo se deja la piel y consigue que los tres puntos se queden en casa. Es la forma que tienen de presumir luego tomando un café o en el trabajo delante de esos que sacan pecho de un gol de Messi o de la última filigrana de Benzemá. Preocupan los malos resultados del Collao, pero sobre todo la alarmante despoblación de su grada. Una cosa va unida a la otra. Con goles y victorias, el Collao es una olla a presión y la afición termina respondiendo, sin goles y sin victorias, solo con empates, el público se desentiende y se marcha del campo. Ojo, y alguien que se acostumbra a no subir, luego es difícil por no decir que imposible que vuelva otra vez. Se acaba de abrir el mercado invernal, un mercado tradicionalmente complicado porque los clubes van con muchas expectativas para cambiar dinámicas y son pocos los mirlos blancos para elegir. En 2011, el Alcoyano acertó con los fichajes en enero de César Remón, Fran Miranda y Fabiani. Al final de aquella temporada se terminó subiendo. Esa no es la cuestión en estos momentos, ahora lo que se pide es volver a ilusionar. Y los primeros que deben creer en ello son los propios protagonistas de esta película, que son los futbolistas y el cuerpo técnico. Algo que ahora mismo no sucede.