El curso que nos espera
Superado ya el paréntesis vacacional puede decirse que ha llegado la hora de la verdad. La hora de afrontar un curso político determinante, porque en unos meses –la próxima primavera– los ciudadanos estaremos llamados a las urnas para elegir a los políticos que durante cuatro años estarán al frente del Ayuntamiento.
Un curso que el alcalde, Toni Francés, tilda de “intenso” y al que temen los grupos en la oposición, quienes rechazan de lleno la posibilidad de que el gobierno haya dejado algunos proyectos en el tintero para que vean la luz en estos meses previos a la cita electoral. Algo que, de hacerlo, tampoco sería nuevo. Porque no, desde luego, no es bueno caer en estas prácticas y la ciudad necesita una gestión diaria a lo largo de los cuatro años que dura una legislatura pero… el que esté libre de pecado si ha gobernado… Aún recuerdo lo que algunos periodistas, en plena etapa de gobierno local del PP, llamábamos ‘excavadora electoral’, porque día sí y día también aparecía una excavadora en éstas o en aquellas obras en periodo preelectoral, para hacerse la foto y si te he visto no me acuerdo.
Personalmente, lo que me preocupa en mayor medida de este año que resta de legislatura es que todo aquello que requiera de mayoría para que salga adelante pueda quedar encallado. Un gobierno en minoría, con nueve concejales frente a 16 en la oposición, puede traer una parálisis total si no se alcanza el consenso necesario y, en año electoral y con algunos precedentes de la legislatura, este consenso podría no llegar. Cada uno de los partidos intentará sacar pecho de sus propuestas, desmarcarse del otro y fijar posiciones de cara a ganar votos en los próximos comicios.
Por eso, desde esta modesta columna, les pido sensatez a gobierno y oposición. Que quien tiene en sus manos la obligación de negociar y consensuar lo haga hasta el límite, y quien puede hacer que prospere un proyecto dé su apoyo si considera que es positivo, algo para lo que unos y otros tendrán que ceder seguro, porque no hay negociación ni resultado sin cesión. De lo contrario será un año perdido, algo que los alcoyanos y Alcoy ni nos merecemos ni podemos permitírnoslo.