El judo, ese querido desconocido

Hay deportes –caso del judo–que parecen habitar en nuestras mentes solo cuando hay un gran acontecimiento del tamaño de una Olimpiada. Luego desaparecen de nuestras vidas y regresamos a la rutina más absoluta, que en la mayoría de ocasiones nos lleva al denominado deporte rey patrio, que en nuestro es el fútbol. Sin embargo, a nivel local dejó hace mucho tiempo de ser un deporte estacional, quizás no para mirar de tú a tú a aquellos deportes que se llevan gran parte del pastel en cuento a más practicados entre los niños, pero con el suficiente crédito para no sentirse como una práctica minoritaria y solo de unos cuantos.

El Judo Club Alcoi, en sus más de cinco décadas de existencia, es uno de los pocos clubes a nivel local –con la excepción de Alcoyano, Alcodiam… y poco más– que ha logrado sobrevivir al paso del tiempo, en parte porque ha sabido entender su rol y no embarcarse en decisiones grandilocuentes que pusieran en peligro su existencia, forjando su prestigio a base de crear una marca propia y una filosofía de club que ha ido pasado de padres a hijos y ahora, hasta los nietos.

Dentro de esa política de no priorizar la competición por la formación y crear hábitos deportivos, el Judo Club Alcoi no tiene ese nombre de prestigio a nivel competitivo que haya servido de referente –también de espejo– para las siguientes generaciones del club. Está el caso singular de Carol Prats, varias veces campeona de España, incluso medallista europea, pero fueron logros conquistados cuando dejó el club para marcharse a Valencia a estudiar y siguió su propio camino que le llevó a forjar una carrera como judoka que le llevó a convertirse en una de las mejores de su generación.

En ese camino se encuentra Gaizka Porras, el último diamante en bruto que ha producido la factoría del Judo Club Alcoi. El chaval apunta a judoka de altos vuelos, hecho que no ha pasado desapercibido para la Federación Española, que ya le ha tirado el anzuelo y esta temporada le ha incluido en su equipo cadete para disputar dos competiciones del prestigio de la European Cup, celebradas en Fuengirola (Málaga) y Coimbra (Portugal).

La guinda a su extraordinaria temporada fue el subcampeonato de España que obtuvo a comienzos de mayo en Talavera de la Reina, confirmando su excelente y constante progresión, después de ser séptimo el primer año como cadete y quinto el segundo.

Una trayectoria que también ha llamado la atención de los clubes de Valencia, que ya le han captado y su futuro más inmediato pasa por ingresar en el Centro de Alto Rendimiento con una beca para entrenar el próximo curso. “Entendemos que haya querido marcharse. Allí tendrá la posibilidad de seguir creciendo y mejorando deportivamente. Eso nos hace pensar que algo estaremos haciendo bien y creer en el trabajo que venimos desarrollando. Nuestro hándicap siempre ha sido la marcha fuera de muchos judokas del club para seguir estudiando”, explica Pau Botella, director deportivo.

Esa ruptura también ha forjado la personalidad del Judo Club a lo largo de estas cinco décadas. Una entidad deportiva que es una de las pocas a nivel local con instalación propia y que prioriza la formación y educación de sus alumnos por encima de la competición. “Eso no quiere decir que no nos preocupar que nuestros alumnos no salgan a competición, de hecho tenemos una larga lista de campeones provincial, autonómicos y nacionales, pero nos mueven otros intereses porque es complicado equipararse con clubes de Valencia o Alicante, de donde han salido campeones y medallistas olímpicos y la población no tiene nada que ver con la que tenemos en Alcoy. Seguramente si nos moviéramos exclusivamente por la competición, el club ya no existiría. En el momento que llegasen las vacas flacas, todo se iría al traste. Eso nos hace preocuparnos de otras ramas del judo, como la vertiente más lúdica o la de crear hábitos deportivos. La ventaja de ser un club con tantos años es que son muchos los que han pasado por aquí, nos conocen, saben cómo trabajamos y confían en nuestro deporte. Muchos que empezaron con nosotros nos han traído luego sus hijos y hasta sus nietos”.

Aunque también el Judo Club Alcoi tiene sus razones para sacar pecho y lucir orgullo patrio, como el hecho de que sus 180 licencias federativas le sitúen dentro del Top 10 de la Comunidad, en concreto en el puesto octavo. Además, la próxima temporada puede convertirse en el único club de la Comunidad con un equipo júnior en la Liga Nacional. “Encima todos alcoyanos”, recalca Pau Botella. Supondría el regreso de Adrián Sanchis tras un año apartado de la competición por motivos de estudio tras proclamarse en 2017 campeón de España cadete. En esa formación también estarían, Gaizka Porras e Iker Gómez, vigente campeón autonómico, completando el equipo Joan Ribera e Iván Mullor.

Este último curso también ha supuesto para el Judo Club Alcoi la consolidación del proyecto de fomentar el judo en la Zona Nord. Esta iniciativa surgió hace un año como alternativa para todos aquellos niños de Primaria de la barriada con mayor población de la ciudad, “independientemente de si son alumnos de Arnauda, Juan XXIII, Miguel Hernández o Esclavas. Hemos conseguido reunir un grupo cercano a la veintena de niños con clases los martes y los jueves por la tarde en el Complejo Eduardo Latorre”.

A su vez el Judo Club imparte clases en el propio centro a niños de La Salle, El Romeral y Carmelitas, además este año ha cumplido su mayoría de edad el Proyecto 2.000, del cual surgió el propio Gaizka Porras y en el que una cifra importante de niños se han iniciado en un deporte que según la Unesco es el mejor para la etapa de formación de un niño. Igualmente, el judo está incluido dentro del programa que difunde el Centre d’Esports a través de la Escola Poliesportiva d’Iniciació (EPI). Toda una red a nivel promocional que le han situado como uno de los deportes dentro de la fase municipal de Jocs Esportius que vio aumentada su participación el último año, situándose en torno a los 80 niños.

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